Capítulo 51:

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Dante Vivaldi:

El amor es uno de los sentimientos más incomprendidos y desconocidos para el ser humano... Incluso puede llegar a ser odiado a causa de las enseñanzas tan crueles que llevan a la mayoría de las personas a cometer errores de manera consecutiva.

Admirarla emocionada en el auto, moviendo su pies de arriba a abajo con la ansiedad concentrándose en sus sistema me saca una jodida sonrisa por lo tan hermosa y angelical que se ve... Aún así mi mente se traslada a ciertas imágenes bastante oscuras que avivan el fuego de mi interior y despiertan a un compañero que no tarda en reaccionar al instante.

Mis manos se aferran al volante de cuero con más necesidad llevándose toda la atención de los orbes azules cobalto de la rubia que se encuentra a mi lado con sus piernas dejando entrever el color pálido de su piel.

—¿Te encuentras bien?

Su voz... ¡Joder! Su maldita voz no hace más que empeorar el revoltijo de sensaciones que se arremolinan en mi pelvis causando el apretón deliberado que ejecuta el pantalón cuando cierto miembro caliente comienza a puntear deseando salir a toda prisa.

—Emm... ¿Podrías quedarte en silencio solo un...?

Sus orbes se detienen mirando fijamente los míos con ese revoltijo desmesurado de sentimientos que no hace más que causar y crear estragos en mi persona en un santiamén por el solo hecho de que todo lo que ha ella la incluye me vuelve loco, me descontrola la vida el solo saber y ver el anillo que carga en su dedo, pero sobretodo ver cómo entrelaza sus dedos con los míos cuando permanezco mucho tiempo con la mirada al frente pensando en todas las posiciones existentes en las que la podría poner con el solo objetivo de generarle tanto placer como sea posible... Sin embargo, no quiero apresurar las cosas; puede que a veces lo ansié, pero prefiero que ella sea la que tome la decisión y no se vea forzada a estar conmigo solo porque mi calentura pueda más que todo.

—Cari...

Detengo mis orbes en los suyos por un momento evidentemente sorprendido por el apodo cariñoso que se la sale así al natural de una manera que no evita que una sonrisa se apropie de mis labios en el mismo momento en que decido detenerme en el medio de la nada con un objetivo más que claro.

—¿Todo está bien?

—¿Como me has llamado?

La forma en la que entreabre sus labios... La manera en la que sus mejillas se sonrojan y desvía la mirada a la ventanilla del auto... Todo lo relacionado con la manera que reacciona a mi pregunta o mi mirada sorprendida o inquisitiva curva mis labios en una media sonrisa.

—Cari... Si quieres no te...

—No.

Me desabrocho el cinturón sosteniendo su barbilla con cierta brusquedad forzándola a mirarme a los ojos de esa forma que ella solo sabe hacerlo y que no evita que me vuelva loco con el solo hecho de estar ahí.

—Te juro que sino te gusta no lo digo más... Solo se me salió así...

—No barbie, no tienes porque dejar de decirme así.

Beso sus labios en un toque cálido que no evita que sus mejillas se tornen de un rojo más intenso cuando aferro mis manos a la parte trasera de su cabeza introduciendo mis largos dedos en su cuero cabelludo para acentuar la cercanía que nos mantiene sintiendo las respiraciones del otro.

—Todo lo contrario.

Mantengo su coronilla unida a la mía.

—Me da igual si me llamas amor, cariño, cari, bebe, amorcito, mi vida, mi rey... Todos esos sobrenombres cursies que antes no soportaba de nadie me parecen una maravilla si salen de tus labios... Me causan más sensaciones de las que tú te puedas imaginar.

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