Dante Vivaldi.
Nuestro último día en paz.
El último día en que mis ojos podrán mantenerse sobre el delicado cuerpo de una de las mujeres más impresionantes que he conocido en mi vida.
Termino de cerrarme los gemelos del traje con el pequeño botón plateado con la D en dorado encontrando algunas pequeñas motas de polvo que desaparezco con una suave sacudida.
—¿Donde estabas ayer?
La interrupción inmediata de la castaña me saca de mis pensamientos algo descabellados que aún parecen una maravillosa idea en mi cabeza.
—Resolviendo algunos asuntos.
Esquivo su mirada apreciando mi rostro en el espejo del lobby mientras algunas camareras que se encuentran limpiando el area no tardan en echarme largas miradas bastante descaradas.
... Termino ignorándolas.
—Dante, te voy a advertir algo.
Tensó mis hombros con la sola mención de mi nombre en sus labios, un efecto inmediato que evoca las malas sensaciones de la conversación del día anterior.
—¿Que es lo que...?
—Mantente alejado de Pía si tus intenciones no son buenas.
Acorta la distancia deteniéndose a unos centímetros de mi con su mirada convirtiéndose en la crueldad personificada.
—Conociéndote tus intenciones son de todo menos honestas.
Ajusto mi mandíbula con más fuerza de la normal alzando mi mentón para mantener mi postura altiva a pesar de que se encuentra en unos tacones altos... No es capaz de alcanzarme.
—Parece que me conoces demasiado.
Medio sonrió.
—Lo hago, y es por eso que te estoy advirtiendo que te apartes de su lado o terminarás lastimándola.
Despeinó mis hebras transformando mi expresión.
—¿Acaso no puedo haber cambiado? Tal vez mis intenciones son más buenas de lo que tú crees.
Bufa cruzándose de brazos e ignorando las miradas curiosas del montón de gente que nos rodea por el movimiento que se desarrolla en el hotel en estos momentos debido a la llegada de ciertos clientes.
—Vamos Dante...
Medio sonríe.
—Nos conocemos desde hace unos diez años... He visto cómo te desarrollas con las mujeres e incluso me he aprendido tus trucos... Sabemos muy bien que mi amiga es solo un juego para ti, después de todo no es nada tu tipo.
La cólera me supera con solo escuchar sus palabras. Ser juzgado siempre me ha dado igual hasta este momento y aún dudo de que sea por los extraños sentimientos que estoy desarrollando hacia la rubia, porque no hay nada peor que querer mejorar por alguien pero que tus errores pasados ofusquen demasiado tu futuro para mal.
—No siempre debes juzgar a las personas por su pasado, recuerda que no todos seguimos siendo los mismos para siempre.
Le doy la espalda dirigiéndome al minibar con la intención de beber y olvidar el terrible mal rato que la castaña me ha hecho vivir con sus exigencias cuando...
—Buenas noches, señor Vivaldi.
Detengo mi caminar con mi corazón estrellándose contra mis costillas con golpes redundantes y una dureza cruel que empeora mis ganas de sonreír como un tonto al ver la reacción inmediata de mi cuerpo.
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Perfect Doom
RomansPia Melina es la chica dulce de veintitrés años que carga con una madre con cáncer. Dante Vivaldi es el hombre cruel y déspota que prefiere el libertinaje antes de una relación estable, menos conociendo la deuda que tiene con su padre. Ambos son c...