Capítulo 48

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Su nombre vale oro

Narra Jimin


El cuello de mi esposa, brazos y partes visibles de la pierna estaban regadas de una especie de tinta, un tatuaje enorme, en el pecho se distinguía fácilmente la cabeza de una serpiente, y al rededor del dibujo las orillas coloradas.

Luego de recaer mi atención a ella, volvió a mis brazos, no tenía el cuello como ella, solo mis brazos completos de tinta y sensación de horrible ardor.



Jimin- Mierda, es doloroso.

TN___- Pica y arde.- Sopló- ¿Qué es esto?

Jimin- No sé, pero al menos ya no somos niños.- Cogí su mejilla- ¿Puedes pararte?

TN___- Ya sé por qué no somos niños.

Jimin- ¿Por qué, cielo?- Del bolsillo de su saco evidenció el cigarrillo- ¿Me jodes?- Pregunté alegre.

TN___- Mientras luchabas con el gigante agarré uno. 

Jimin- Eres mi heroína, preciosa.

TN___- Gracias. 

Jimin- Te daré una mano y le llevaremos esto a esa niña odiosa. 

TN___- Despacio que duele.

Jimin- Si, si, tú tranquila. 

TN___- ¿Así duele un tatuaje recién hecho?

Jimin- Tal vez. 




Hicimos el mismo recorrido de vuelta a donde la niña, esta vez nos esperaba sentada en una silla enorme, creyéndose ama y señora, aún no descubría qué era, pero lo que sí no dudaba, es que humana no era.



Jimin- Bien.- Aquí tienes el jodido cigarrillo para tu padre.

Niña- Lo tomó- Viendo quién tiene más tinta en su cuerpo, es el que más mereció el castigo por tomarlo.

Jimin- ¿De qué hablas?

Niña- Quién tome un objeto de esa vitrina o habitación será castigado junto con su cómplice, solo que el que tuvo la osadía llevará un poco más la carga.

Jimin- Ella lo hizo porque se lo pediste.

Niña- Nunca les mencioné el castigo, debieron preguntar antes.- Encendió el cigarrillo y antes de apoyarlo en sus labios.

TN___- Eres una niña, ¿Acaso no nos pediste esa jodida cosa para tu padre?- Haciendo muecas de dolor.

Niña- Les mentí.



La frase de Sidney resonó en mi mente, "Nadie miente al igual que ellos", ella nos mintió, ella... Su piel se desprendió, el cabello igual y el vestido que tenía de niña desapareció, los perros adorables que la acompañaban cambiaban de forma y si no me equivocaba, eran duendes reales de carne y hueso.

Y la niña que ya no era tal, es un horripilante hombre pequeño ya que su estatura disminuyó, igual que los otros, está fumando el cigarrillo que le trajimos.



Jimin- ¡No nos quieran ver la cara de idiotas!- Me encabroné.

Kobaloi- Exhaló el humo- ¿Salió bien la actuación de niña? Nos presento.- Se paró aún en tu corta estatura- Somos Kobalos o Kobalois, supuestas criaturas míticas, los mejores mentirosos, ladrones y estafadores. 

Correo Equivocado II (Jimin y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora