♡ El duelo ♡

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Creo que esta ha sido la noche más difícil que he vivido después de la muerte de mi padre hace más de una década. No pude pegar el ojo porque cada vez que me permitía hacerlo miraba a mi Luna pidiendo por auxilio, una ayuda que jamás llegó porque la madre estaba protegiendo su matrimonio. Mis ojos estaban irritados porque cada vez que parpadeaba era como si alguien apuñalara mi corazón, mi alma estaba tan lastimada que no tenía más lágrimas que soltar. Me pregunté y me pregunté, que parte de mi pasado debía ser castigado para hacerle pagar a mi niña: una nena que no tenía ni un sólo pecado.

Luna, quien tenía sueños, aspiraciones. Mi hija que todavía estaba aprendiendo a leer, que todavía no sabía contar hasta 100 con claridad. Que confundía fácilmente la ironía con la verdad, la niña que no era maliciosa. La Luna justa que yo siempre presumía a nuestros vecinos. Con sus rizos dorados cayendo por sus mejillas sonrosadas, emocionada por el primer diente que se le acería en un futuro... futuro que jamás llegaría.

La noche para Daryl fue similar, estaba sentado en el frío piso de madera, viendo hacia la ventana donde la luna grande era su única iluminación. Con sus piernas pegadas a su pecho, como si fuese un niño. No nos hablamos en muchas horas, después de haber dejado a nuestra hija en el pozo de tierra llegamos como pudimos a casa y nos encerramos en su cuarto. Intentamos aspirar su aroma, no tocar nada, estaba justo como lo dejó.

Yo estaba en la silla de madera donde le cantaba cuando era apenas una bebé, me mecía de manera inconsciente. El único sonido que llenó la habitación después de las tortuosas horas fue el de mi canto, la balada lastimera que algún día habría sido una canción de cuna.

Mi niña que está en la cuna sueña con la Luna, le sonríe a su madre que quiere más que a nadie.

Las palabras Luna y madre salían de mis labios como si fuesen una daga incrustada al pecho de Daryl, pues él sólo cerraba sus ojos con fuerza, abrazándose más a sus piernas. Éramos como dos niños desprotegidos en este momento.

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Siddiq el único sobreviviente de la masacre donde mi hija formó parte estaba en el quiosco de Alexandria, dando unas palabras a la gente que, como yo, había perdido a alguien importante por culpa de Alpha.

Me senté en una silla, dejando que Daryl pusiera su mano en mi hombro detrás de mi. El viento frío movía mis cabellos cubriendo mi cara pálida, pero no me quise abrigar a pesar de sentir el escalofrío por mi cuello. Pude mirar a Carol desde donde estaba, visiblemente afectada por la muerte de Henry.

Cerré los ojos cuando terminó de hablar el médico, mi mente trabaja de una manera rápida pensando en todo lo que haría cuando tuviera a esa horrenda mujer de frente. Mis pensamientos me llevaron a la fantasía de la venganza. No me importaba si moría en el intento, necesitaba justicia.

Cuando los abrí me encontré con Siddiq que los estragos del trauma habían hecho efecto en una noche. Estaba segura de que nos mirábamos igual; sin color en la cara, los labios secos y los ojos inyectados en sangre. Mi dedo tembloroso se encargó de quitarme los cabellos de la cara.

—Tengo que hablar con ustedes —avisó con tristeza, Daryl apretó mi hombro.

—No quiero saber, Sid —decidí tragándome el nudo en la garganta —La matáremos, pero no necesito saber más. Ya quedó claro lo que esa maldita hizo.

—Yo tampoco necesito saber mucho —siguió Daryl.

—Es que deben saber —insistió —Luna no estaba con nosotros. Ellos no la tenían, yo vi cuando todos fueron puestos en las estacas. La persona que llevó a Luna era diferente, venía del lado sur.

la familia ♡ daryl dixon ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora