♡ Jessie, Sam y Ron ♡

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La cabaña estaba casi deshabitada, la madera olía horrible y la humedad comenzaba a hacer de las suyas comiéndose los muebles. Estaba acostada en medio de la cama matrimonial, mirando hacia el techo, esperando a que este cediera y cayera sobre mí. Mi bebé lloraba en los brazos de Daryl, los podía ver por la ventana mientras que Norman se tapaba los oídos. Quería ir con ellos, pero era como si estuviera pegada en las sabanas blancas, mis piernas no respondían y sólo quedaba la promesa en mi mente de querer escapar. 

La puerta se abrió de golpe, dejándome ver al hombre de mis pesadillas, el hombre de la bandana diciéndome que lo haría de nuevo, que preparara mi cuerpo. Sólo pude llorar, quería ser salvada. Quería abrazar a mi nuevo bebé y estar para él y mi hijo, quería desprenderme de esta cama.

La cabaña cayó en pedazos.

Lo primero que hice al despertar fue correr al baño para verme al espejo de perfil, notando un poco más tranquila la bella forma que mi vientre tenía. Cuando estaba embarazada de Norman hacía esto todas las mañanas por si notaba algún cambio. Acaricié mi pequeño bulto, esperando una respuesta, quería que se moviera y me dijera que todo estaba bien allá adentro. No hubo nada.

Norman entró al baño detrás de mi y abrazó mi vientre, recargó su cabeza en su hermanito o hermanita y también se miró al espejo, yo no podía estar más enternecida. Acaricié el cabello lacio de mi hijo y recordé a su papá y lo que debería estar pasando afuera. Quería que Daryl compartiera este momento conmigo.

—¿Estás emocionado de que nazca? —pregunté en un susurro, acariciando ahora su pequeña barbilla. Norman asintió con la cabeza —Yo también. Pronto el bebé saldrá de mi pancita y lo podremos sostener. 

Norman asintió con la cabeza, me miró con esos grandes ojos verdes y pude notar como las lagrimas se acumulaban en ellos. Me puse de rodillas rápidamente, tomé su cara en mis manos y busqué en sus ojos cualquier cosa para poderme guiar y saber que pasaba. Mi hijo soltó esas lágrimas silenciosas que ya no podían resistir. Lo acerqué a mi pecho, sintiendo como comenzaba a mojarse por lo depositado ahí. Sobé su pequeña espalda de arriba a abajo, dejando que soltara todo. 

—Todo estará bien, mi niño. Ya verás. Estaremos todos juntos, mañana todos cenaremos en la mesa de abajo; papá, Rick, Carl, Judi, tú y yo —prometí, tratando de creerme mi promesa, aunque sabía que no todo era seguro —Sólo debemos confiar y esperar —Susurré, alejando su cuerpo de mí para verle a los ojos, sonreí de lado —No te volveré a presionar para que hables, lo harás cuando estés listo, estoy para ti, mi amor. Pero, hoy día estaré haciendo vigías sobre el muro, a esperar por tu papá, te quedarás con Jessie, ¿está bien?

Norman sorbió su nariz y limpió sus lagrimas rebeldes con el dorso de su mano, asintiendo con la cabeza, Me dio una pequeña sonrisa, que me hizo acariciar sus comisuras casi por instinto. Fuimos interrumpidos por el toque de la puerta y el sonido de esta siendo abierta.

Me levanté luego de pellizcar su mejilla y salí del cuarto de baño para poderme encontrar con Rick moviendo sus botas tipo militar y siguiéndolas con su mirada azul. Aclaré mi garganta haciendo que me mirara, puso sus manos en su cinturón y miró a Norman, que salía detrás de mí.

—Buenos días —saludó con su voz ronca, indicando que no llevaba mucho despierto —Hola, Norman, ¿dormiste bien? Carl me dijo que estuviste toda la noche aquí —dijo, tratando de sonar amable con mi hijo, aunque yo sabía lo preocupado que él estaba, Norman asintió con la cabeza, sonriéndole —Vístanse, Feli. Te dejaré en el muro para que hagas la vigía. Judith ya está lista, también se quedará con Jessie.

Asentí con la cabeza, mi amigo salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él. Tomé de los cajones la ropa que me pondría para ese día y me senté en la cama, sabiendo que sería un largo día. Norman se sentó a mi lado y volvió a abrazarme.



la familia ♡ daryl dixon ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora