Capitulo 32.

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Abro mis ojos y veo la luz del sol, me levanto de la cama y no veo a Zale. Se que me quede dormida en sus brazos, pero ¿como llegue a mi habitacion? ¿el me trajo? 

Entro al baño y me arreglo para el dia completo con una buena ducha, maquillaje y una pastilla para el dolor de cabeza, ya que tengo un poco de dolor. Termino de arreglarme y miro mi celular para ver la hora, son las siete de la mañana. 

Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina para preparar mi desayuno. Dentro me encuentro a Jessica haciendo unos huevos fritos. 

- Buenos dias. -digo. 

- Hola, ¿como amaneciste? -Dice con una sonrisa. 

Ella tiene un vestido de terciopelo de espalda con cremallera unicolor sin cinturón, tiene un collar pequeño de plata, unos aretes pequeño de diamante y un anillo. Se ve hermosa y mas con ese cabello negro y esos ojos azules encantadores pero oscuros. 

- Bien, ¿y tu?

- Excelente, me encanta esta casa. Es muy comoda, pero me encanta como me trataron las trabajadoras. -Se rie un poquito- Ellas no querian que yo cocinara, pero no queria molestarlas. Le estoy haciendo el desayuno a Zali para asi alegrarle la mañana. Me encanta prepararle el desayuno, ya sabes lo cotidiano en una mujer. 

- Ah, si...

Miro la nevera y la verdad estoy mas motivada de cocinar. 

Saco todo lo necesario para un buen desayuno, me siento demasiado incompetente frente a ella y no me dejare ver incompetente. Pense en hacerme un desayuno para mi, pero esta vez destacare. 

Empiezo a preparar lo que cocinare. La verdad tenia mucho tiempo sin hacer comida para una cantidad grande de personas, en las misiones solo hacia para mi y en la OMS no cocinaba al menos de que sea necesario, exceptuando el dia que me castigaron. 

- Me ire, si quieres ayuda aqui estare. -Me dice con una sonrisa. 

Ella sin duda es un amor de persona. ¿Como puedo sentir celos ante ella?

Empiezo a tostar el pan, revolver los huevos, hacer la avena, cortar las frutas, preparar el jugo. Diria que es mucho para mi, pero he tenido que hacer peores cosas en el comedor de la OMS. Hacer comida para mas de mil soldados no es sencillo. 

Preparo los platos de cada uno, poniendo cada cosa en su puesto, pero empiezo a buscar los vasos. 

La puerta se abre y miro. Es una de las trabajadoras. 

- D-d-disculpe... ¿Que busca? 

- ¿Sabes donde estan los vasos?, llevo minutos buscando. 

Ella se mueve agilmente y abre un estante mostrandome los vasos. 

- Muchas gracias, en verdad le agradezco bastante, ¿me haria otro favor? 

Ella asiente con la cabeza. 

- ¿Me ayudas a llevar todo esto al comedor?, es que dos personas es mejor que una. Obvio, si no es molestia. -Le digo con una sonrisa. 

Ella asiente con la cabeza y veo que las lagrimas se le cristalizan. Me acerco lentamente y la abrazo.  

- ¿Que sucede?

- N-n-nunca nadie ha-habia sido cortez conmigo. 

- ¿Como que no?

- No. El señor de aqui incluso nos grita, asi que evitamos hacer errores. -Ella se seca las lagrimas con las manos- Todos son asi, la otra señorita golpeo a una de nosotras y... 

- ¿Como asi?

Ella se aleja espantada por lo que acaba de decir. 

- Yo no le dije nada, pero... 

Juguemos a mentir +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora