Capítulo 2

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-¡Bienvenidas, chicas Kappa!- gritaba con entusiasmo una chica rubia de ojos celestes con los brazos abiertos en la entrada de la fraternidad Kappa Delta.

Había varias chicas que, yo consideré, eran los clones de la chica que hablaba. Y, otras chicas, que recién llegaban, como yo.

-Bueno, hasta aquí llego mi deber- soltó Bryan. Lo miré intentando ocultar mi pánico ante estar frente a chicas tan atractivas y con las que tendría que convivir- Pero, me caiste muy bien, Max. Me gustaría que sigamos hablando. Considérame tu primer amigo en Marxwell.

Esas palabras, dibujaron, involuntariamente, una sonrisa en mi rostro. Nunca tuve un amigo, un chico amigo y esto me parecía interesante.

-Gracias por todo, Bryan- contesté.

-Esa que está ahí...- dijo señalando a la chica antes mencionada- ... es la jefa de casa, también está en tercero- explicó- Ella te guiará a partir de ahora- asentí- Estaré en el comedor cuando quieras criticarla y quejarte de sus estupideces- agregó en un tono bastante serio. Así que, no me reí por más gracioso que sonase- Adiós, Max.

Él se fue y miré a mi fraternidad una vez más intentando convencerme de que podría con esto.

Caminé hasta estar cerca de la puerta y esta chica, me detuvo. Antes de hablarme, me miró de arriba abajo y puedo jurar que me hizo una radiografía hasta del aire que estaba respirando. Que incómodo.

-Hola, soy Shelby Mocatto y seré tu hermana a partir de ahora- se presentó muy sonriente y amable. La falsedad se le nota a kilómetros- Dime tu nombre así te ubico, linda.

-Umm... Margaret Pines- respondí.

Ella miró por el hombro de una de las chicas a su lado, la cual, tenía un portapapeles como el de Bryan. Segundos después, volvió su vista hacia mi.

-Margaret, estás en la habitación número 21, piso 2- informó- En una hora hay una asamblea con todos los de primer año con la directora y debes ir. Después de eso, llamaré a una por una para conocerlas mejor- siguió y asentí- Espero ser una hermana orgullosa. Bienvenida a Kappa, linda.

-Gracias.

Seguí caminando hasta entrar definitivamente a la casa. Todo estaba perfectamente decorado y ordenado. Las paredes eran rosas y blancas. La escalera era en un mármol gris, al igual que los pisos. Podía visualizar un lindo comedor con detalles similares a lo lejos junto a la cocina.

Vi un ascensor también a unos pasos, así que, caminé hasta el y apreté el botón "2". Una vez que las puertas volvieron a abrirse, salí y empecé a buscar mi habitación.

18... 19... 20... ¡21!

La puerta ya estaba entreabierta, por lo tanto, simplemente, entré. Me encontré con una maleta en el piso bastante desarmada, ya cosas por uno de los escritorios y a una chica de espaldas parada en la cama pegando cosas en la pared.

Mi roomate.

-Hola- dije algo tímida para llamar su atención.

-Oh... Hola- contestó sin darse vuelta- Perdona, ya estoy contigo- terminó de acomodar un sticker que decía "I love u NSYNC" y bajó de la cama hasta estar frente a mi. Era una chica castaña, poco más baja que yo, ojos marrones y un estilo bastante femenino- Hola, soy Carmen Peterson- dijo sonriendo ofreciéndome la mano.

-Margaret Pines- respondí estrechándosela unos segundos- Puedes decirme Maggie.

-Perfecto- asintió- Maggie... lo siento que ya haya elegido un lado de la habitación, es que... soy muy atolondrada y... llegué y no pude solamente sentarme a esperar- se disculpó sincera. Definitivamente, no era como las otras chicas de aquí- Si quieres cambiar de lado, no ten...

-No, está bien- interrupí- Me quedo con este- seguí señalando la cama vacía.

La habitación no era ni muy grande ni muy chica. Estaba decorada igual que toda la casa. Tenía la puerta que enfrentaba a una ventana, que era el lado de Carmen, y después, el mío que estaba a unos metros de la puerta. Había dos camas, dos escritos, dos mesitas de noche, dos baúles en los pies de las camas, un armario no muy grande y un baño. El cuarto era suficiente para que entrara todo eso, no había mucho lugar libre.

Dejé mi maleta cerca del escritorio y mi mochila sobre la cama. Me senté en ella y pensé en como podría escaparme de aquí ante cualquier situación que lo ameritara.

-Y... dime, Maggie, ¿de dónde eres?- preguntó mientras volvía a subirse a su cama.

-Orlando ¿Tú?

-Los Ángeles- contestó acomodando un póster de Britney Spears- ¿Qué vas a estudiar aquí?

-Astronomía ¿Tú?

Sentía que si hacía las mismas preguntas que ella no habría ningún error o metida de pata. Nada más por las cosas que colgaba en su pared, ya me caía bien y no quería arruinarlo.

-Teatro musical- respondió poniendo un cuadro pequeño con una frase que decía "¿Eres la separación de 1D? ¿No? Entonces, no tengo porque llorar por ti"- Probablemente, no compartamos ninguna clase- agregó dándose vuelta y sentándose en la cama de un salto.

-Probablemente.

-Espero no te molesten las cosas en la pared- soltó señalando su lado.

-Para nada- contesté- Me gusta todo lo que colgaste.

No le mentía. No era de obsesionarme tanto con artistas, pero me gustaba escuchar la música de todas las personas que había ahí.

Carmen sonrió y yo le devolví el gesto.

-Puedes desempacar si quieres, tenemos tiempo para la asamblea.

Le hice caso y saqué algunas cosas de mi mochila para acomodarlas por la habitación.

Dejé perfumes y desodorante en el baño, una novela en la mesa de noche, algunos cuadernos por el escritorio, etc.

Yo, a diferencia de Carmen, no tenía nada para colgar en la pared, excepto por un cartel pequeño con letras negras y una pequeña medialuna como adorno en el marco que decía "Maggie's World".

Lo colgué encima de la cabecera de la cama, y, honestamente, di mi tarea de desempacar como hecha. La ropa ya la iría sacando a medida que la necesite y guardándola.

"Maggie's World", mi mundo y solo mío. Ese cartel lo tengo desde que tengo memoria. Siempre recuerdo tenerlo en mi vista cada vez que entraba a mi cuarto.

En una casa donde tus padres rezan hasta para ir al baño, necesitaba un escape, un lugar donde podría ser yo y nada más que yo. En mi adolescencia, las cosas fueron demasiado complicadas, las hormonas empezaron a cobrar vida propia y yo no podía hacer mucho para ocultarlo.

Pero siempre tenía mi mundo, el mundo de Maggie. En este caso tendría que compartirlo, pero siempre habrá un lugar para ser yo misma.

Espero, que, finalmente, este sea ese lugar. Adiós, vida con restricciones. Es momento de que el mundo sea de Maggie.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora