Capítulo 80

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Entré a Kappa Delta, esa casa rosa que un día pensé que sería el verdadero infierno (y lo fue), pero ahora apoyada en la puerta del lado de adentro mirándola, la estaba hasta considerando un lugar que, en parte, si es mío. Jamás creí tener ese sentimiento, siempre pensé que no me sentiría como que pertenecía, pero... creo que si, después de todo.

Subí las escaleras hasta el primer piso, esta vez, debía hacer algo. Fui hasta la habitación que quería y toqué la puerta.

Shelby abrió después de unos segundos sorprendiéndose de encontrarme ahí.

-¿Tienes un minuto?- le pregunté.

Se inclinó para ver el pasillo y volvió a mí asintiendo. Me dejó pasar a su habitación solamente de ella, más rosa que nunca y repleta de maquillaje, ropa, corazones, espejos.

-¿Qué necesitas, hermana?- cerró la puerta y me giré hacia ella que estaba con los brazos cruzados que acompañó con ese tono de voz tan característico de ella.

-¿Por qué no me dijiste que fue Bryan?- solté.

Se descruzó de brazos y su expresión cambió por completo.

-Lo único que yo te dije fue que estuve ahí y que vi todo, no que personas estaban involucradas- contestó.

-Pero...

-Mira, Margaret...- empezó- Cuando Drake confesó, supe que fue para cubrir a Bryan y sabía que si lo desmentía iban a saber que estuve ahí- explicó rápidamente- Y ahora, no quiero volver a hablar de este tema en lo que queda de mi existencia, así que...

-Va a confesar- interrumpí- Quizás deberías decirle a alguien para no estar loca por esto el resto de tu vida.

Soltó una risa sarcástica.

-Yo soy tan culpable como ellos- respondió- Lo dejé morir para que no supieran que estaba ahí, ¿qué clase de egoísmo es ese?- su voz se quebraba- No tengo arreglo, Margaret. Hablar no me solucionará nada.

No supe que responderle, así que, la rodeé para salir.

-¿Por qué viniste a decirme esto?- me detuvo su pregunta y volví a mirarla.

-Porque mereces saberlo.

-¿Por qué eres linda conmigo?

-Porque alguien debe serlo, no mereces que todos te odien.

Salí finalmente de su habitación y subí un piso más para ir hacia la mía. En cuanto abrí la puerta, me detuve en seco mientras esta se cerraba.

-¿Qué haces aquí?- le pregunté.

Estaba sentado en la cama de su hermana mirando mi pared.

-Esperando a Carmen mientras pienso que mierda puedo decirle para que no me odie.

Fui hasta él y me senté a su lado.

-No digas eso- dije- Ella no te odiará. Yo no lo hago.

Me miró.

-No hay un día que no me sienta como un hipócrita psicótico- soltó.

-También he mentido mucho en mi vida- aclaré- Y tu lo sabías. Bryan, no puedes vivir culpándote. Fuiste un idiota, cometiste un gran error, pero, no puedes arreglarlo con lástima.

-Ya sé... pero... siendo honesto, nadie tendría que sufrir por mí.

-Lo vas a hacer ahora y yo me voy a asegurar de que a nadie se le ocurra decirte algo por ello- miró al piso y hubo un poco de silencio que rompí yo- Gracias.

-¿Por?- volvió a mí más confundido que nunca.

-Por hacerme ver que no es el fin del mundo estar asustado, que el miedo no está para siempre, que puedo confiar en mí, que no tengo porque esconderme, que... que puede haber un mundo para Maggie- respondí con total honestidad. Sonrió un poco tras escuchar mis palabras, gesto que le devolví- Quizás no pudiste salvar a Eddie, pero... si me salvaste a mí.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora