Capítulo 64

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Sonó el timbre indicando que la hora de matemáticas había terminado.

-Tengo que hablar contigo sobre...- escuché a Miles a mi lado en casi un susurro mientras guardaba mis cosas.

Entendí y asentí ¿Había encontrado algo? ¿En serio ya había encontrado algo? Me paré de mi asiento y amagué a irme.

-Gravity Falls- me detuvo el Señor Clarson.

Le hice una señal a Miles de que me esperara afuera y él salió dejando el salón vacío con excepción del profesor y yo.

-¿Si?

Se levantó de su asiento y rodeó el escritorio para quedar frente a mí.

-Me enteré de lo que hizo el Señor Marxwell- empezó y un escalofrío me recorrió el cuerpo- ¿Geller está bien?

-Estuvo un poco nervioso, pero si- respondí.

-¿Y cómo está usted?- indagó.

La única persona que me lo preguntó fue Bryan, y no pude decirle la verdad porque hubiera ido a partirle la cara a Drake.

-Rota- contesté con sinceridad y tristeza. Confiaba en él aunque no lo pareciera. Era la única figura adulta a la que sentía que no podía mentirle- Es el precio a pagar por estar enamorada de un psicópata.

-Mi consejo es muy difícil de seguir, ¿eh?- comentó.

"Hazle caso a las hormonas, no al corazón".

-Demasiado.

-Vino Drake a hablar conmigo el otro día- empezó- Como ya le he dicho, he sido un padre para él y... Gravity Falls, tú eres muy importante.

-No lo demostró- respondí molesta y salí del aula.

Se suponía que el mundo tenía que ayudarme a olvidarme de él. No recordarme las cosas que había hecho bien.

-¿Qué pasó?- me preguntó Miles.

-Nada- contesté- ¿Vamos a la biblioteca?

Él asintió y fuimos para allá a paso rápido. Al llegar, paré en el escritorio donde estaba la chica que me había encontrado la otra vez y mi amigo hizo lo mismo un poco confundido.

Saqué tres libros de mi mochila y los dejé arriba del escritorio.

-Vengo a devolver esto.

-Drake los compró para ti- aclaró ella.

-Pues, que los venga a buscar, no los quiero- respondí y me alejé completamente mientras Miles me seguía.

Me senté en una de las mesas y él hizo lo mismo.

-¿Descubriste algo?- pregunté desesperada mientras él sacaba un cuaderno y lápiz.

-No- contestó- Pero, ¿sabes algo que pueda ser un motivo para mandarle a cuatro desconocidas cartas?

-¿Burlarse?- sugerí. Esa había sido nuestra última teoría.

Anotó en su cuaderno y volvió a mirarme.

-¿Cubrieron a todas las personas que conocen las cuatro?

-Si... Supongo- dije- Steve; algún profesor creo que también, el Señor Clarson me parece; Patrick; Jackson; Drake... Tú- también escribió y me miró con desgano al nombrar lo último.

-No soy yo- aseguró.

-Aún no te he sacado de la lista- dije divertida.

-¿Te gustaría que fuera yo?- preguntó de la misma forma.

-No- respondí seria está vez empezando a jugar con su mano izquierda sobre la mesa. La acaricié un poco sosteniendo mi mirada en eso.

Escuché el lápiz caer sobre la mesa y miré Miles a los ojos. Sentí esa mirada nerviosa y un tanto incómoda.

Me acerqué a él sin soltar su mano y puse mis labios sobre los suyos otra vez. Hacía bastante que no lo besaba y me había olvidado lo tierno que era, lo suaves que eran sus labios y que lindo se juntaban en sintonía con los míos.

Me devolvió el beso con algo de torpeza, pero ambos nos acostumbramos al tacto enseguida. No sabía si él había besado a otra chica después que yo, pero... besaba mejor.

Apagué todo sonido, pero empecé a escuchar uno. Cerré más los ojos para reprimir ese maldito piano que escuchaba al lado.

Sabía quien estaba tocando y me carcomía saber como conseguía interrumpir mis mejores momentos e, irónicamente, como a veces los causaba.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora