Sonó el timbre indicando que la hora de matemáticas había terminado.
-Tengo que hablar contigo sobre...- escuché a Miles a mi lado en casi un susurro mientras guardaba mis cosas.
Entendí y asentí ¿Había encontrado algo? ¿En serio ya había encontrado algo? Me paré de mi asiento y amagué a irme.
-Gravity Falls- me detuvo el Señor Clarson.
Le hice una señal a Miles de que me esperara afuera y él salió dejando el salón vacío con excepción del profesor y yo.
-¿Si?
Se levantó de su asiento y rodeó el escritorio para quedar frente a mí.
-Me enteré de lo que hizo el Señor Marxwell- empezó y un escalofrío me recorrió el cuerpo- ¿Geller está bien?
-Estuvo un poco nervioso, pero si- respondí.
-¿Y cómo está usted?- indagó.
La única persona que me lo preguntó fue Bryan, y no pude decirle la verdad porque hubiera ido a partirle la cara a Drake.
-Rota- contesté con sinceridad y tristeza. Confiaba en él aunque no lo pareciera. Era la única figura adulta a la que sentía que no podía mentirle- Es el precio a pagar por estar enamorada de un psicópata.
-Mi consejo es muy difícil de seguir, ¿eh?- comentó.
"Hazle caso a las hormonas, no al corazón".
-Demasiado.
-Vino Drake a hablar conmigo el otro día- empezó- Como ya le he dicho, he sido un padre para él y... Gravity Falls, tú eres muy importante.
-No lo demostró- respondí molesta y salí del aula.
Se suponía que el mundo tenía que ayudarme a olvidarme de él. No recordarme las cosas que había hecho bien.
-¿Qué pasó?- me preguntó Miles.
-Nada- contesté- ¿Vamos a la biblioteca?
Él asintió y fuimos para allá a paso rápido. Al llegar, paré en el escritorio donde estaba la chica que me había encontrado la otra vez y mi amigo hizo lo mismo un poco confundido.
Saqué tres libros de mi mochila y los dejé arriba del escritorio.
-Vengo a devolver esto.
-Drake los compró para ti- aclaró ella.
-Pues, que los venga a buscar, no los quiero- respondí y me alejé completamente mientras Miles me seguía.
Me senté en una de las mesas y él hizo lo mismo.
-¿Descubriste algo?- pregunté desesperada mientras él sacaba un cuaderno y lápiz.
-No- contestó- Pero, ¿sabes algo que pueda ser un motivo para mandarle a cuatro desconocidas cartas?
-¿Burlarse?- sugerí. Esa había sido nuestra última teoría.
Anotó en su cuaderno y volvió a mirarme.
-¿Cubrieron a todas las personas que conocen las cuatro?
-Si... Supongo- dije- Steve; algún profesor creo que también, el Señor Clarson me parece; Patrick; Jackson; Drake... Tú- también escribió y me miró con desgano al nombrar lo último.
-No soy yo- aseguró.
-Aún no te he sacado de la lista- dije divertida.
-¿Te gustaría que fuera yo?- preguntó de la misma forma.
-No- respondí seria está vez empezando a jugar con su mano izquierda sobre la mesa. La acaricié un poco sosteniendo mi mirada en eso.
Escuché el lápiz caer sobre la mesa y miré Miles a los ojos. Sentí esa mirada nerviosa y un tanto incómoda.
Me acerqué a él sin soltar su mano y puse mis labios sobre los suyos otra vez. Hacía bastante que no lo besaba y me había olvidado lo tierno que era, lo suaves que eran sus labios y que lindo se juntaban en sintonía con los míos.
Me devolvió el beso con algo de torpeza, pero ambos nos acostumbramos al tacto enseguida. No sabía si él había besado a otra chica después que yo, pero... besaba mejor.
Apagué todo sonido, pero empecé a escuchar uno. Cerré más los ojos para reprimir ese maldito piano que escuchaba al lado.
Sabía quien estaba tocando y me carcomía saber como conseguía interrumpir mis mejores momentos e, irónicamente, como a veces los causaba.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...