-¿Te anotaste en algún club?- preguntó mi papá al teléfono mientras guardaba cosas en la mochila.
-No.
-Podrías... Son buenos créditos.
-Bueno.
-¡Por favor dime que aún tienes condones!- Bryan entró a la habitación prácticamente gritando y lo miré con pánico abriendo mucho los ojos para que entendiera.
Listo. Si se escuchó estoy bien bien muerta.
Él me miró mordiendo su labio intentando retener una risa y cerró la puerta.
-Lo siento- dijo moviendo los labios.
-¿Maggie... Qué fue eso?- su tono era el "si escuché, pero no lo suficiente para confirmarlo". Ya lo conocía demasiado bien.
-No sé... Algo de afuera, probablemente- le di un empujón a Bryan y él me miró levantando los brazos en señal de que era inocente de todo- Me tengo que ir, papá. Nos hablamos después.
Corté el teléfono y miré a mi amigo.
-No vuelvas a hacer eso- le advertí señalándolo con el dedo índice.
-Perdon...- soltó una risa- No sabía que estabas hablando.
-Aquí tienes- Carmen salió del baño con un condón en la mano y se lo extendió al desesperado- ¿Vamos?
-Si- respondió el poniéndo el condón en su bolsillo- Pero, vamos a tener que ir por el camino largo.
-¿Por?- pregunté poniéndome la mochila.
-Los reyes de la nada están haciendo un ritual de iniciación supongo- Bryan no temrinó de contestar y yo ya estaba en la ventana mirando a la casa de al lado.
Estaban, seguro, todos los de primer año afuera en ropa interior completamente sucios con comida supuse, y los tres, citemos a Bryan, reyes de la nada riéndose y hablando con ellos.
-¡Imbécil!- grité. Claramente, fue dirigido a uno de los tres en particular. Tenía que sacarlo.
Pasé entre mis dos amigos con rapidez y me apresuré para salir de mi casa.
Estaba tan decidida a decirles algo. Estaba cegada por la ira. Con solo dos pequeñas charlas nocturnas con chicas que se sentían igual que yo, ya me sentía con más confianza, lo cual, si nos ponemos realmente a pensar, no era bueno para nada.
Además, tenía muchas cosas que decirle al rubio.
Ya para cuando salí, solo estaba Miles y Drake dando vueltas sobre su eje diciéndole algo, mientras los otros dos tarados estaban sentados en reposeras riendo carcajadas.
Estaba tan segura de lo que iba a hacer. Pero Bryan se puso delante de mi deteniéndome.
-¡Max, no lo hagas!- exclamó agarrándome de los hombros- Lo que sea que quieras hacer, no lo hagas.
-Sal de mi camino- solté.
-No te rebajes a su nivel, terminarás mal- me dijo bastante serio, pero tranquilo- Eres una broma para ellos. Digas lo que digas, será así. No son buenas personas.
Obvio que lo sabía. Era una broma. Todo para ellos era una broma. Yo fui la de Drake Marxwell y me odiaba por ello. Me odiaba al pensar que yo podía siquiera atraerle de verdad y que no me provocaba para burlarse de mi reacción, pero así era.
Asentí y mi amigo me abrazó por el hombro poniéndose a mi lado. Empezamos a caminar junto con Carmen también que estaba, aparentemente, detrás de mi y nos dirigimos hacia el edificio principal por el camino más largo.
Metros después, seguí escuchando risas y no pude más con mis pensamientos.
Me zafé de Bryan y volví para atrás casi corriendo.
Aún la situación seguía igual ¿Por qué lo tienen a Miles de punto?
Me acerqué a Drake y él se sorprendió bastante.
-¡¿Que carajos estás haciendo?!- girté- ¡¿Que mierda tienes contra él?!
Las risas de los otros dos cesaron y Drake solo me miraba con una expresión completamente opuesta a la diversión que tenía segundos atrás.
-Disfurtas que alguien de primer año se sienta mal con tus acciones, ¿verdad? Te crees tan poderoso que ni siquiera te importa- intenté que las lágrimas no salieran. Estaba entendiendo las indirectas- Eres una basura- sentencié y lo empujé.
Se adelantó a mi otra vez con los puños cerrados y la mandíbula tensa.
-¡La tocas y te mato, Marxwell!- escuché a Bryan a pocos metros y ambos lo miramos.
Drake soltó una risa. Ah, aún le divierte.
-¿Otra vez?- le preguntó sarcástico y mi amigo miró hacia abajo- Ten cuidado con lo que dices, Kennedy- agregó- Además... sobre lo de tocarla...- me miró a mi otra vez, sonrió y se acercó- Es un poco tarde para esa amenaza, ¿no, Maggie?
Nos sabía que decir, así que solo me fui por el mismo camino que estaba tomando antes.
Más avergonzada que la noche anterior. Más herida. Más rota. Más exiliada.
Cuando el mundo estaba por ser mío, alguien me lo sacaba.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...