No, no, no, no. NO Y NO.
Se me salió el alma del cuerpo y sentí que mi estómago se achicó. Me entró pánico, desear no haber sido tan estúpida. Me entraron hasta ganas de morirme, si, eso sería mejor de lo que sea que me esperara.
Corté la llamada finalmente y me agarré la cabeza. Empecé a caminar por toda la habitación pensando que como mierda solucionaría esto.
Repetí toda la conversación. Palabra por palabra. Letra por letra. Ok, no fue nada tan desubicado o lo suficiente para realmente no poder explicarlo.
Ni siquiera nos besamos y, por suerte, él no dió ningún detalle sobre lo que pasó en su auto. Aunque, yo si grité y... él era un chico.
Suficiente. Listo, Maggie. Hasta aquí llegó la construcción de tu mundo que jamás llegó a nada. Prepárate para estudiar en casa, hacerte una monja, no salir nunca más. Despídete.
Escuché mi teléfono sonar otra vez y volví rápidamente al escritorio. "Mamá".
Dejé sonar, dejé sonar y dejé sonar. No iba a contestar bajo ninguna circunstancia aunque eso lo hiciera ver más sospechoso, no había ninguna excusa. Había un chico en mi cuarto, hablé con él y estaba molesta.
La llamada se cortó sola y, casi al instante, empezó a sonar otra vez.
Ante la desesperación, salí de la habitación, cerré la puerta y empecé a alejarme.
Llegué hasta abajo y salí de la casa con rapidez. Empecé a caminar hasta que, después de algunas casas, ví Alpha Sigma Alpha, la casa de Bryan.
Decidida, seguí caminando.
Había varios chicos afuera y adentro las cosas parecían estar mucho más tranquilas que en Delta Gamma, aunque si se veía movimiento. La casa estaba pintada de azul y negro y en la puerta pude ver el dibujo de un lobo.
Me acerqué más y ví que mi amigo estaba acostado en el pasto mirando al cielo.
Fui hasta él y me senté a su lado.
-¡Max!- exclamó mientras se incorporaba un poco- ¿Qué te trae por aquí?- agregó sonriendo.
-Drake entró a mi cuarto sin permiso porque tiene la llave de absolutamente todos- contesté sin ánimos.
La cara de Bryan se transformó a una expresión completamente enojada. Juraba que era el mismo lobo en la puerta.
-¡¿Qué?!- gritó- ¿Te hizo algo? ¿Estás bien?- admiré su preocupación.
-No... Estoy bien... Ese no es realmente el problema- contesté- Es que... estaba hablando con mi mamá y cuando lo ví, simplemente... Creí haber cortado y no lo hice.
-Uh...- murmuró- Así que... tu mamá... ¿Tuvieron sexo o algo así?- preguntó.
-No, solo hablamos, pero... mi mamá se volverá loca de todos modos.
-Lo siento- respondió con sinceridad- Los padres son difíciles, pero no imposibles- siguió- Todos tienen una mentira que se tragan sin preguntar.
-Eso espero- suspiré- Solo quería hablar esto con alguien. Gracias, Bryan- sonreí mientras me paraba y él me devolvió el gesto.
-Si necesitas alguna mentira, dime- sugirió- Me convertí en un experto. Hasta el día de hoy, mis padres creen que nunca fumé. Y lo he hecho en mi propio cuarto. Tener padres estrictos tiene sus ventajas.
Solté una risa y me despedí de mi amigo.
💌💌💌
Todas las noches, antes de dormir, miraba el cielo nocturno. Algo que he intentado entender hace mucho, espero poder hacerlo.
Lo miro pensando que el universo es infinito, que vemos una luz de una pequeña estrella que está tan lejos de nosotros, que vemos la misma luna sin importar en que parte del mundo estemos, pensar que en algún lugar estaba la respuesta de la teoría del todo, que en algún lugar en todas esas estrellas hay algo más que solo luz.
Era facinante.
Hacer eso me tranquilizaba. Me hacía pensar que mis problemas eran minúsculos. Que en un universo tan grande, yo no soy nada.
Mi vista se desvío un poco hacia abajo, al notar movimiento. Vi que era a muy pocos metros de la casa Delta.
Intenté ajustar bien la vista para ver que pasaba y pude reconocer a dos personas hablando.
Drake y Bryan. Y no estaban hablando, estaban discutiendo. Lo notaba por la expresión de los dos y sus gestos con las manos.
Drake tenía una botella, supuse de alcohol, casi vacía por lo que parecía. Bryan se la sacó de las manos y la tiró al piso. La botella no se rompió, solo rodó por el pasto.
Mi amigo agarró al rubio por la ropa y lo estampó contra la pared lateral de su casa.
Me sobresalté un poco al comprender que quizás Bryan me estaba defendiendo a mi por lo que le había dicho horas atrás. Y también sé que Drake te puede hacer perder la paciencia hasta ese punto.
Él levantó la mirada hasta mi piso en la casa y se encontró con la mía.
Me alejé de la ventana lo más que pude con las manos temblorosas y me tropecé con mi misma cayendo al piso. Abracé mis piernas y me hice una bolita.
Cuidado. Cuidado. Cuidado...
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...