Los besos bajaron al cuello. Dios, el cielo si existía y era esto.
Miré a la ventana y ví a Miles mirándonos... mirándome con una expresión entre enojada y con decepción. Sentí el peso de esa mirada y no pude más con la situación.
Separé a Drake con lentitud hasta que nuestros rostros estuvieron enfrentados.
-Espera...
-Lo sabía- interrumpió con un tono que interpreté como molesto.
Se alejó de mí por completo y volvió ponerse la camisa después de agarrarla del suelo.
-Se acabó, Maggie- soltó decidido.
Lo miré confundida, no sabía a donde quería llegar.
-¿A qué te refieres?- pregunté con muchísimo miedo.
-¡Me tientas para después parar!- gritó.
-¡Nunca lo he hecho!- confesé de la misma manera- Yo...
-Lo entiendo y no me interesa- interrumpió otra vez- No te juzgo. Pero, no empieces algo que no vas a terminar. Si no estás lista, dámelo a entender, no me muestres algo diferente- explicó.
-Pero...
-Se acabó, Maggie- repitió ya más tranquilo- No me beses más, no te beso más y que quede así- siguió- La próxima, no voy a parar, hablo en serio.
Agarró su chaqueta del piso y se dio vuelta para irse.
-¡Porque eso es lo único que te importa, ¿verdad?!- exclamé y el paró de caminar- ¡No puedes tener una relación sentimental con nadie porque eres Drake Marxwell! Así que, si no hay sexo, no hay nada.
Volvió a darse vuelta y se acercó a mí otra vez con rapidez y a paso enojado. Tenía miedo de lo que sería capaz de hacer, lo admitía.
-¡No sabes nada de mí!- Más de lo que crees- ¿En qué momento dije que teníamos que dejar de hablar?- preguntó irónico- Y déjame decirte otra cosa, jamás, en toda mí vida, tuve una conexión sentimental como la tengo contigo. Jamás. Y eso me duele como no tienes idea y ya te dije... no me obligues a explicártelo- soltó así nada más- Adiós, Maggie.
Se fue. Y me dejó con la palabra en la boca, los pensamientos dentro de mi cabeza sin poder sacarlos, sentimientos que eran compartidos hasta donde tenía entendido, y... con muchas ganas de muchas cosas que ya no sabía cuando iban a poder repetirse.
Me puse la camisa otra vez, agarré mis cosas y salí de la biblioteca. Tenía que encontrar a Miles primero que nada.
Miré para todos lados y lo vi a lo lejos debajo de uno de los árboles caminando de lado a lado.
Fui corriendo hasta él y, al verme, se detuvo mirándome con la misma expresión que hacía no mucho tiempo.
-Después de todo lo que te dije... Después de todo lo que te mostré ¿Es en serio?- reclamó.
-Miles...
-Maggie... Es peligroso- recalcó.
-No lo sé...- empecé- Todo lo que me mostrarte no está avalado por absolutamente nada. Nadie sabe nada, créeme, ya lo corroboré. Lo que me dijiste y lo que encontraste son cosas que se hicieron para hacerlo quedar mal, eso es lo que entendí- le dije con sinceridad- Si creo que lo haya hecho, no me mal entiendas, pero...
-Pero es atractivo- completó enojado algo que claramente no iba a decir- ¿Puedes ver su interior un segundo?
-¡Lo hago!
-¿Ah sí?- estaba bastante enojado- ¿Ves al chico que me hizo a mi un montón de cosas horribles? ¿Ves al chico que trata a las chicas como basura? Dime, Maggie, ¿ves al chico que mató a Eddie?
No pude contestarle.
Me fui de ahí intentando no pensar en ninguna de las dos discusiones ya había tenido suficiente.
Llegué a mi piso y... la puerta abierta, entronda. Dios, ¿y ahora?
La abrí con cuidado para ver a Shelby de espaldas a mi y con todos los papeles desparramados por el piso.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...