Capítulo 10

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-No digas ni una sola palabra.

Me desperté con una sacudida y ví a Shelby y sus dos amigas paradas junto a mi cama.

-Levántate- dijo una de sus amigas, Daniella creo.

-¿Por qué?- pregunté algo asustada.

Shelby tiró de la sábana que me tapaba con fuerza y se sentó en mi cama.

-Levántate- me miró a los ojos diciéndolo tranquila.

Lo hice y noté que Carmen no estaba. La situación me mataba por dentro. No saber que sucedía o que iba a pasarme.

La otra amiga de Shelby, Courtney, se puso detrás de mi y me tapó los ojos con una venda que ató atrás.

Ay no.

Sentí que me agarraron los brazos y los pusieron en mi espalda. Escuché cinta adhesiva y empezaron a atarme las manos atrás con ella.

Sentí un pinchazo en mi brazo derecho y... y... no lo sé.

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Abrí los ojos junto a una boncada de aire. Parecía que no había respirado por mucho tiempo y finalmente podía.

Estaba en una oscuridad casi absoluta, podía notar un poco de luz blanca entrar por la ventana.

Estaba acostada en un lugar... ¿alto? Podía ver un techo conocido.

Intenté moverme, no pude. Hasta que noté que tenía manos y pies atados a un escritorio.

Mirando bien alrededor, me di cuenta, que estaba en un salón de clase. Y, no mucho tiempo después, me di cuenta que estaba en ropa interior.

Esas tres psicópatas me drogaron y me trajeron hasta aquí.

-¿Cómo dormiste?- escuché la voz de Shelby  cerca. Pero, no la veía.

-¡No es gracioso!- exclamé- ¡Desátame!

-Sería muy fácil si lo hiciera, ¿o no?- escuché sus pasos acercándose más- No sería un ritual de iniciación sino.

Por supuesto. Aunque, creo que esto está pasando todo límite.

-Shelby... esto no está bien.

-¡Yo soy la líder de casa!- gritó ya en el escritorio del lado del pizarrón.

Suspiró y sonrió. Sacó algo de detrás de ella.

¡ALERTA CUCHILLO! ¡LA PSICÓPATA TIENE UN CUCHILLO!

Todo mi cuerpo gritaba: miedo, pánico, corre aunque no sepas como porque estás atada y ella TIENE UN CUCHILLO.

Había miles de escenarios posibles que podían pasar. El que más me alarmaba, obvio, era que me matara, la veía tan capaz.

-Verás, Margaret...- empezó y miró el cuchillo en su mano- Lo que soy para Kappa, es una gran responsabilidad...- apoyó el cuchillo horizontalmente en mi brazo con suavidad y empezó a llevarlo por este hasta la muñeca- Y me tengo que asegurar que mis hermanas sean igual de fuertes que yo.

Con un movimiento rápido puso el cuchillo en corazón con la punta. Sin apretar, solo lo puso ahí. Lo sentía latir contra el cuchillo tan fuerte como era posible.

-La cosa es simple...- siguió- Si te desatas y sales de aquí antes de que alguien venga mañana para una clase, eres inteligente y lo suficientemente fuerte- explicó y alejó finalmente el cuchillo de mí- Y sino... pues todos te verán en ropa interior- explicó y se alejó de mí hasta llegar a la puerta- Buena suerte.

Se fue.

Comprendí que todas estaban en la misma situación en los salones. Comprendí que Shelby tenía demasiados problemas psicológicos como para contarlos. Comprendí que lo del cuchillo era un juego macabro que le encantaba jugar. Comprendí que no iba a salir de aquí por más que lo intentara.

Hacer nada tampoco era una opción. Así que, empecé a tirar de las sogas, a intentar sacar al menos las manos. Pero no, nada funcionaba.

Me quedé, lo que yo percibí, como horas espantosas ahí, atada, derrotada y sabiendo que al otro día, humillada.

Quise llorar, pero no lo hice. No lo hice porque, seguramente, no podía ni siquiera creer lo que me estaba pasando.

Escuché pasos rápidos, muchos pasos, de muchas personas. Segundos después, escuché un par en mi salón y ví a Bryan al lado del escritorio.

-Max, ¿estás bien?- me preguntó preocupado al darse cuenta que era yo y desatando mi mano izquierda.

Asentí algo confundida y se fue hasta el otro lado del escritorio para desatar la derecha. Lo hizo y me enderecé sentándome mientras me dolían los brazos de estar en esa posición tan incómoda tanto tiempo.

Desaté mis pies y los puse en el piso. Abracé a Bryan y el me correspondió. Nunca en mi vida estaría más agradecida que en ese momento. Ni siquiera me importaba estar en ropa interior.

Salimos afuera, para ver que todas las chicas estaban desatadas y varios chicos las acompañaban, al único que pude realmente reconocer fue a Steve. Serían todos de Alpha Sigma Alpha.

Bryan vio a su novia llorar entre las chicas y fue a abrazarla fuerte.

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-Nunca me sentí tan asustada- solté ya en la habitación.

-Tampoco yo- concordó mi compañera- Sin ustedes no sé que hubiera pasado- agregó mirando a Bryan.

-Es un ritual de Kappa viejísimo- respondió- Ya sabíamos que tarde o temprano lo harían.

-Pero... lo que hicieron fue hasta ilegal- dije- Nos drogaron y nos ataron. Shelby me amenazó con un cuchillo.

-¡Wow! ¡Espera, ¿qué?!- se sorprendió mi amigo- Eso es nuevo, ¿un cuchillo?.

-A mí no me hicieron eso- aclaró Carmen.

-¡Es porque ella está loca!

Y lo estaba... claro que sí. Shelby Mocatto haría lo que sea por permanecer en la cima. Y lo que sea para obtener lo que quiere.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora