Capítulo 23

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Saber que había personas con la misma incapacidad de relacionarse correctamente con los demás y tener un miedo irracional hacia esta universidad, me hacía sentir acompañada. No, no mejor, la verdad es que me deprime un poco pensar que haya personas que la estén pasando peor o igual que yo.

Con las chicas aclaramos algunas cosas antes de que cada una volviera a su casa. Por el momento, las únicas dos cosas fueron que, el otro martes nos volviéramos a ver y que no nos habláramos tanto en los pasillos o clases compartidas.

No sabemos quien nos metió juntas y tampoco sabemos si realmente queremos que alguien lo sepa. Sería lo que todas las jefas de casa necesitarían para terminar de burlarse de nosotras "El club de las raras".

Escondí la carta debajo de mi colchón y no le dije a nadie.

Tuve que seguir con la mentira de "fui a la habitación de Miles" porque Carmen se lo contó a Bryan en la mesa el martes y Steve también estaba ahí. Ambas, hicieron un gran escándalo por ello.

Sin mencionar a Bryan explicándome mientras iba para una clase diferentes maneras de tener un orgasmo y como cuidarme.

No sabía cuanto tiempo iba a poder con esto.

No sé si sé guardar secretos. Nunca tuve que guardar ninguno en específico, o sea, si tenía cosas que otros no sabían. Pero esto, tenía otro tipo de presión. Alguien que no sabía quien era me forzaba a guardarlo, además, era un secreto que involucraba a otras tres personas.

Ya siendo miércoles, me fui a matemáticas concertada en no parecer sospechosa, en no parecer una personas con algo que ocultar. Si, el pensamiento más estúpido del mundo lo gano yo.

Me senté en mi banco y suspiré.

-Hola- escuché la voz de Miles a mi lado y lo miré. Me sonreía mientras jugaba nervioso con su lápiz con una sola mano.

-Hola- contesté devolviendo le el gesto.

-Buenos días, alumnos- entró el profesor con su humor de siempre y dejó el maletín en el escritorio- Primer exámen. Dos semanas- dijo simplemente- Ahora, sigamos con el próximo tema, que, por cierto, entrará en el exámen.

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Primer exámen del año y estaba segura de que lo desaprobaría después de no entender más de la mitad de lo que estaba escrito en el pizarrón.

A penas me di cuenta cuando la clase terminó. Me quedé escaneádo todo lo que me habían explicado y tratando de unirlo.

-¿Quieres que estudiemos juntos?- me preguntó Miles parado junto a mi banco poniéndose su mochila.

Solo asentí aún confundida.

Él se fue y finalmente me decidí a irme también guardando todo.

-Gravity Falls- me llamó el profesor antes de salir. Lo miré y me acerqué a su escritorio. Aún estaba sentado terminándose su café- ¿Qué te paso hoy?

-Estoy distraída- respondí.

-Entiendo- asintió- ¿Miller, Ludigton o Marxwell?- agregó. Me quedé paralizada al escuchar esos apellidos y, más que nada, recordando la conversación que había escuchado- Lamento ser metiche y... No tome mi consejo si no quiere, pero... ninguno es lo quien dice ser. Son niños mimados con mucha influencia. Usted es más que eso.

-No sé de que me habla- dije intentando ocultar el sentimiento. Era la tercer persona que ya me decía esto.

El Señor Clarson se levantó de la silla y sonrió.

-Hazle caso a las hormonas, pero no al corazón, Margaret.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora