Entré a la habitación y cerré la puerta. No la iba dejar irse sin, al menos, decirme que hacía en mi cuarto.
-Creí que no era cierto- soltó sin mirarme.
-¿Qué haces aquí?- pregunté y se dió vuelta con una sonrisa, aunque, notaba que claramente esa no era su actitud. Tenía los ojos húmedos y jugaba con uno de los tantos papeles en la mano.
-Yo estaba ahí- no contestó mi pregunta, pero creo que estaba diciéndome algo mejor- Yo vi todo y ninguno lo sabe- siguió y dió otra sonrisa triste- Eddie y yo estábamos tontenado. Solo nos acostabamos, aunque ambos sabíamos que había algo más. Pero... yo no podía estar con él, mi mamá jamás lo hubiera permitido- confesó. Yo no podía responderle nada y también tenía miedo de decir algo que hiciera que parara de hablar- Él estaba aterrado por los ritos de iniciación de Delta Gamma y con mucha razón. Pero yo le dije que todo era inofensivo y que todos habíamos pasado por lo mismo. Como aún seguía negado y empezó a amenazar con largarse, le dije que lo acompañaría- una lágrima cayó por su mejilla y más salieron- Le dije que no le dijera a nadie y me escondí para que ninguno me viera. Le prometí estar ahí si algo salía mal y... no pude- Shelby se rompió, se rompió en millones de pedazos frente a mí- ¡Cuando las cosas pasaron me quedé detrás de un edificio como una inútil viendo como un tren lo destrozaba!- apenas le entendía.
Me sentía mal por ella. Shelby tenía sentimientos y completamente desamparados.
-Shelby... Lo sien...
-¡No!- me interrupió- ¿Quién te dió esto?- silencio- Margaret... ¿Quién te dió esto?- repitió aún más seria. Su actitud había cambiado y lo notaba en su mirada de ira- No lo preguntaré tres veces- silencio de nuevo- Mar...
-¡Drake! ¡Drake me lo dió!- grité.
Ay, Maggie, cuanto te va a costar esa mentira.
Sacó las lágrimas de su rostro y tiró la hoja al piso. Se acercó a mi y me habló segura y directa.
-Esta conversación jamás sucedió. Y ten cuidado con donde hablas y con quien, hermana. Courney te escuchó, pero, un día, te escuchará alguien más y la charla no será tan agradable como la mía.
Salió de la habitación cerrando la puerta con fuerza tras ella.
Ok, ya demasiadas personas sabían que tenía acceso a esta información. Suficiente. Agarré todas las hojas y las metí abajo del colchón como la primera vez y me prometí a mi misma jamás sacarlas de nuevo. Ya muchos problemas me habían causado.
Dejé los libros que me había dado Drake en el escritorio y fui hasta mi cama otra vez acostándome. Agarré la novela que aún leía, "El Retrato de Dorian Grey". Empecé a leer hasta que una frase llamó mi atención al estar marcada en resaltador amarillo.
"La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella."
Uno: Jamás le haría esa aberración a un libro. Dos: Si no había llegado a esa parte aún, era imposible haberla marcado. Tres: No era una frase que realmente me llamara la atención.
Vi que en el margen decía "194" escrito en lápiz. Confundida, pero increíblemente rápido fui hasta esa página porque, me imaginé que a eso se refería.
Llegué hasta la última hoja del libro y ví que en la contratapa del lado de adentro había algo escrito.
"¿Caeremos alguna vez en ella, Andrómeda?"
Comprendí que no solo Drake había entrado a mi habitación para hablar, sino para dejarme una notita escondida en mi libro.
Era una lástima que nunca podríamos caer en esa tentación. Porque no pienso besarlo otra vez. No pienso besar a un asesino otra vez.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...