-"Nada era del individuo, a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo"- leyó Drake- ¿Oíste, Andrómeda?- sacó la vista de "1984" y me miró a mi- El mundo no es de Maggie.
Reboleé los ojos divertida y le arrebaté el libro.
-Ya es suficiente- dije poniéndolo en su cómoda- Es muy rebuscado.
-Para todos los científicos lo que no entienden es rebuscado- me contestó- Son unos hipócritas.
Aún estaba en su cama. Jamás me iría. Él me dio la camisa oficial de la casa, era negra y tenía las letras delta y gamma escritas en blanco.
Honestamente, por diez mil razones, mi primera vez no había sido como esperaba.
Uno: fue con un chico completamente opuesto a lo que siempre creí que sería.
Dos: no estaba casada y probablemente me iría al infierno por ello y en serio no podría importarme menos.
Tres: aunque Drake era lo más sexy del universo, lo cierto es que creí que sería más... ¿apasionado?
Cuatro: después de que nuestras respiraciones se calmaran un poco, él se puso su ropa interior, yo la mía y me dio la camisa. Volvió a acostarse y me preguntó cómo iba con los libros, cuando le dije que tenía uno de ellos ahí, me pidió que lo sacara y comenzó a leerlo en voz alta. Admito, que si él lo leía me gustaba mil veces más.
Cinco: no me abrazó, ni me acarició ni nada. Solo nos quedamos en el momento, acostados.
-No me gusta filosofía. Acéptalo- aseguré por milésima vez.
-¿Si te diera una clase de filosofía mientras te toco te gustaría?- preguntó con un tono de voz que sabía que me atraía mientras se ponía de costado.
Hice lo mismo y lo miré a los ojos.
-Si me tocas, dudo que esté concentrada en lo que estás explicándome- respondí.
Soltó una risa y puso una mano sobre mi cadera.
-Buen punto- se acercó hasta darme un beso en los labios de pocos segundos- No te voy a echar y créeme que no es lo que hago y no quiero que te vayas tampoco, pero a esta hora la casa se empieza a poner violenta- advirtió al separarse.
Lancé un suspiro y asentí.
-Entiendo- salí de la cama, me saqué la camisa y me puse mi ropa.
No me dolía exactamente, sentía una leve molestia que esperaba que se vaya pronto.
Agarré mi mochila y, antes de salir, dudé si saludarlo con un beso o no. Esa es la clase de cosa que hace los novios y Drake y yo estábamos a cincuenta mil pasos de serlo y me sorprendió que no me importara.
Finalmente, me acerqué a la cama otra vez y me incliné hacia él.
-Que se repita- dije cerca de su rostro con una sonrisa y le di un beso. Volví a alejarme y abrí la puerta.
-Sin duda- respondió.
Salí completamente y paré en seco al ver que, de la habitación de enfrente, también salía alguien.
Leighton.
Ella también se sorprendió al verme.
Ambas nos empezamos a mover al mismo tiempo para salir por la puerta, lo hicimos y yo cerré la puerta.
-Tengo que hablar con las tres- solté incrédula por querer contarles algo que apenas creía y teniendo en cuenta lo que había hecho hacía tan solo unos minutos.
-También yo, pero... Creo que ya está, Maggie- respondió algo decepcionada- Y, no es buena idea quedarse aquí hablando de esto. Adiós- se despidió y bajó las escaleras a paso rápido.
-Ya ni siquiera sé para qué hago las cosas- escuché una voz detrás de mí y me sobresalté al pensar que escuchó mi conversación. Me di vuelta y vi a Miles apoyado de brazos cruzados en el pie de la otra escalera que iba al tercer piso- Mató a una chica y te lo cogiste.
-¡No tienes idea de lo que hablas!- exclamé acercándome. Si me enojé porque él creía cosas sin tener pruebas y yo claro que las tenía y eran tristísimas- Estudias criminología y te basas en un artículo que tiene cero evidencia, ¿en serio?
-La evidencia la escucho, Maggie- respondió- Supongamos que no le hizo nada a esa chica ¿Y Eddie qué?- contratacó.
-Fue un accidente.
-¡Un accidente que no le importa porque sigue haciendo lo mismo!- aclaró- No quiero que te lastimen- agregó tranquilo- Y a esa chica que salió de ahí tampoco, la conozco- Si, porque conoces a las cuatro. Sacudí el pensamiento. No fue él- Ahora ve, no te gustará para nada la casa en quince minutos.
Subió la escalera y yo suspiré sin tener la más mínima idea de que creer sobre nada.
-¡Ten!- escuché un gritó que venía de abajo. Reconocí la voz de Patrick. Me agaché casi por instinto y miré por el espacio entre las maderas del barandal- ¡Dile a tu primo que deje de venir! En serio. La próxima el pen-drive dejará de ser un secreto.
No. No. No. No.
-De acuerdo, tranquilo- le contestó Steve. Lo notaba asustado y como no.
Pero, Dios ¿Que tenía que ver este pobre chico con todo esto? Temí que la repuesta no me gustara para nada.
Él salió por la puerta y yo esperé unos cuantos segundos para asegurarme de que no me viera salir a mí.
Cuando volví a mi habitación, quise acostarme, pero había algo en la cama. Otro sobre con mi nombre en letras de revistas.
Lo agarré con desesperación y lo abrí.
"¿QUÉ PASÓ, CHICAS? CREÍ QUE ESTARÍAN BIEN JUNTAS. PERO VEO QUE YA NO QUIEREN HABLAR MÁS.
ES TRISTE.
ENTRA AL EDIFICIO PRINCIPAL MAÑANA AL ARMARIO DEL CONSERJE 2:00 AM EN PUNTO.
MARGARET, CUÉNTALES LO QUE SABES. NO SEAS TÍMIDA.
POR FAVOR. NO TE RINDAS."
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...