Capítulo 53

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-"Nada era del individuo, a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo"- leyó Drake- ¿Oíste, Andrómeda?- sacó la vista de "1984" y me miró a mi- El mundo no es de Maggie.

Reboleé los ojos divertida y le arrebaté el libro.

-Ya es suficiente- dije poniéndolo en su cómoda- Es muy rebuscado.

-Para todos los científicos lo que no entienden es rebuscado- me contestó- Son unos hipócritas.

Aún estaba en su cama. Jamás me iría. Él me dio la camisa oficial de la casa, era negra y tenía las letras delta y gamma escritas en blanco.

Honestamente, por diez mil razones, mi primera vez no había sido como esperaba.

Uno: fue con un chico completamente opuesto a lo que siempre creí que sería.

Dos: no estaba casada y probablemente me iría al infierno por ello y en serio no podría importarme menos.

Tres: aunque Drake era lo más sexy del universo, lo cierto es que creí que sería más... ¿apasionado?

Cuatro: después de que nuestras respiraciones se calmaran un poco, él se puso su ropa interior, yo la mía y me dio la camisa. Volvió a acostarse y me preguntó cómo iba con los libros, cuando le dije que tenía uno de ellos ahí, me pidió que lo sacara y comenzó a leerlo en voz alta. Admito, que si él lo leía me gustaba mil veces más.

Cinco: no me abrazó, ni me acarició ni nada. Solo nos quedamos en el momento, acostados.

-No me gusta filosofía. Acéptalo- aseguré por milésima vez.

-¿Si te diera una clase de filosofía mientras te toco te gustaría?- preguntó con un tono de voz que sabía que me atraía mientras se ponía de costado.

Hice lo mismo y lo miré a los ojos.

-Si me tocas, dudo que esté concentrada en lo que estás explicándome- respondí.

Soltó una risa y puso una mano sobre mi cadera.

-Buen punto- se acercó hasta darme un beso en los labios de pocos segundos- No te voy a echar y créeme que no es lo que hago y no quiero que te vayas tampoco, pero a esta hora la casa se empieza a poner violenta- advirtió al separarse.

Lancé un suspiro y asentí.

-Entiendo- salí de la cama, me saqué la camisa y me puse mi ropa.

No me dolía exactamente, sentía una leve molestia que esperaba que se vaya pronto.

Agarré mi mochila y, antes de salir, dudé si saludarlo con un beso o no. Esa es la clase de cosa que hace los novios y Drake y yo estábamos a cincuenta mil pasos de serlo y me sorprendió que no me importara.

Finalmente, me acerqué a la cama otra vez y me incliné hacia él.

-Que se repita- dije cerca de su rostro con una sonrisa y le di un beso. Volví a alejarme y abrí la puerta.

-Sin duda- respondió.

Salí completamente y paré en seco al ver que, de la habitación de enfrente, también salía alguien.

Leighton.

Ella también se sorprendió al verme.

Ambas nos empezamos a mover al mismo tiempo para salir por la puerta, lo hicimos y yo cerré la puerta.

-Tengo que hablar con las tres- solté incrédula por querer contarles algo que apenas creía y teniendo en cuenta lo que había hecho hacía tan solo unos minutos.

-También yo, pero... Creo que ya está, Maggie- respondió algo decepcionada- Y, no es buena idea quedarse aquí hablando de esto. Adiós- se despidió y bajó las escaleras a paso rápido.

-Ya ni siquiera sé para qué hago las cosas- escuché una voz detrás de mí y me sobresalté al pensar que escuchó mi conversación. Me di vuelta y vi a Miles apoyado de brazos cruzados en el pie de la otra escalera que iba al tercer piso- Mató a una chica y te lo cogiste.

-¡No tienes idea de lo que hablas!- exclamé acercándome. Si me enojé porque él creía cosas sin tener pruebas y yo claro que las tenía y eran tristísimas- Estudias criminología y te basas en un artículo que tiene cero evidencia, ¿en serio?

-La evidencia la escucho, Maggie- respondió- Supongamos que no le hizo nada a esa chica ¿Y Eddie qué?- contratacó.

-Fue un accidente.

-¡Un accidente que no le importa porque sigue haciendo lo mismo!- aclaró- No quiero que te lastimen- agregó tranquilo- Y a esa chica que salió de ahí tampoco, la conozco- Si, porque conoces a las cuatro. Sacudí el pensamiento. No fue él- Ahora ve, no te gustará para nada la casa en quince minutos.

Subió la escalera y yo suspiré sin tener la más mínima idea de que creer sobre nada.

-¡Ten!- escuché un gritó que venía de abajo. Reconocí la voz de Patrick. Me agaché casi por instinto y miré por el espacio entre las maderas del barandal- ¡Dile a tu primo que deje de venir! En serio. La próxima el pen-drive dejará de ser un secreto.

No. No. No. No.

-De acuerdo, tranquilo- le contestó Steve. Lo notaba asustado y como no.

Pero, Dios ¿Que tenía que ver este pobre chico con todo esto? Temí que la repuesta no me gustara para nada.

Él salió por la puerta y yo esperé unos cuantos segundos para asegurarme de que no me viera salir a mí.

Cuando volví a mi habitación, quise acostarme, pero había algo en la cama. Otro sobre con mi nombre en letras de revistas.

Lo agarré con desesperación y lo abrí.

"¿QUÉ PASÓ, CHICAS? CREÍ QUE ESTARÍAN BIEN JUNTAS. PERO VEO QUE YA NO QUIEREN HABLAR MÁS.

ES TRISTE.

ENTRA AL EDIFICIO PRINCIPAL MAÑANA AL ARMARIO DEL CONSERJE 2:00 AM EN PUNTO.

MARGARET, CUÉNTALES LO QUE SABES. NO SEAS TÍMIDA.

POR FAVOR. NO TE RINDAS."

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora