Capítulo 66

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Pensé en Drake más de lo que debería. Siempre pensaba en en Drake más de lo que debería, pero ahora era peor.

Me quedé en la sala de música sentada en el piano tocando teclas que no sabía si eran acordes o simplemente eso, tocar teclas. Me quedé ahí viendo el anillo, quizás, también esperando si él vendría a pesar de que no quería verlo otra vez. Todo era demasiado confuso para mí y estaba harta.

No podía olvidar a Drake, no podía odiarlo por más de que quisiera y él lo mereciera de esa forma. No podía. Todo me llevaba a mi primera vez, a lo dulce que fue, a lo sexy e increíblemente perfecto que fue ese momento. Todo me llevaba a querer besarlo de nuevo si lo tenía a menos de dos metros.

Y no podía olvidarlo porque él me deseaba y yo a él a pesar de todo lo que pudo haber hecho. Porque eso era, como él me quería, no podía dejarlo ir.

Dándome cuenta que ya era después de hora y estaba empezando a oscurecer, salí de la sala de música y fui hasta mi casa poniéndo el anillo en uno de los bolsillos delanteros de mi pantalón.

Llegando a Delta Gamma, empecé a escuchar voces que venían de detrás de la casa en cuanto más me acercaba.

No me importó si alguien me descubriera. No me importaba nada, solo la verdad.

Me acerqué a la pared del costado y me apoyé en esta.

-¡Todo se está saliendo de control otra vez!- exclamó la voz de Patrick.

-Nada se saldrá de control- Drake sonaba muy relajado. No podía verlos, porque así me verían a mi también, pero podía jurar que tenía un cigarrillo entre los dedos.

-¿Cómo estás tan seguro?- preguntó preocupado Jackson.

Hubo un poco de silencio hasta que escuché que uno soltó una risa y no tuve que pensar mucho para saber que había sido Drake.

-Porque... él está enamorado de Maggie y jamás haría nada para lastimarla- aseguró.

Otra vez hablando de mí y de Miles ¿Qué carajo le importa?

-Y tu también- respondió el pelirrojo casi en tono de burla- Y eso nos está jugando muy en contra.

-Si, deja se protegerla y sé nuestro amigo, ¿puedes?- reclamó el castaño- Ella sabe todo.

-¡Hey!- gritó Drake. Lo sentía demasiado enojado- Maggie no sabe nada. Sabe lo que siempre quise que todos supieran.

Después de eso, empecé a respirar con dificultad y me sentí pesada. Escuché murmullos nada claros hasta que dejé de escuchar en absoluto.

-¿Otra vez?- preguntó Drake asomándose en la pared donde estaba apoyada con una sonrisa- El "no queiro verte más" fue de tu parte y... ¿Me sigues espiando?

Me sobresalté y me alejé un poco sabiendo mi inestabilidad emocional con él.

-¿Sabes por qué escucho tus conversaciones?- pregunté irónica y bastante enojada- Porque quiero saber la verdad. Quiero de una vez por todas entender todo, que algo de todo tenga sentido. Quiero... Quiero saber los secretos que guardas porque...- confesión, confesión, confesión- Porque... ¡Estoy enamorada de ti!- las lágrimas luchaban por salir, estaba explotando- Y... y no... no puedo. Necesito que me digas que lo pasó no fue tu culpa, necesito que me digas que no me equivoqué contigo.

Dio una última larga calada al cigarrillo que ya sabía que tenía y lo lanzó al piso. Miró hacia abajo unos segundos y su mirada encontró la mía otra vez.

-No puedo- contestó- No puedo decirte eso.

-¿Por qué no es verdad?- pregunté- Drake...

-Maggie... No puedo. Punto final- me interrumpió serio y su expresión cambió aún más- ¿Quieres odiarme? Házlo. No me obligues a explicártelo.

-¡Me tienes casada con ese dicho tuyo!- exclamé.

Quise decir algo más, pero Drake se acercó a mí con rapidez y me acorraló en entre él y la pared agarrándome con una mano de la cintura y con la otra en mi cuello acariciándome la mejilla con su pulgar.

-¿Confías en mi, Andrómeda?- preguntó tranquilo con ojos llenos de esperanza. Sentía el sabor a cigarrillo de su boca y su corazón latir acelerado.

-Si.

No pude mentirle. Si le decía que no iba ser lo más falso que le hubiera dicho. Porque a pesar de todo, nunca me mintió, me ocultó cosas diciéndome que lo hacía, con juegos de palabras, pero lo hacía.

Sonrió y me atrajo hacia sí para abrazarme. Enrrolló su brazos por encima de mi cintura en la espalda y me pegó a su cuerpo.

Le respondí haciendo lo mismo y poniéndo mi cabeza en su pecho.

Nunca lo había abrazado, por más loco que sonara. Esta era la primera vez y odié sentirme tan en paz.

-Ódiame después de esto, necesitaba esta despedida de tu parte.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora