-Nunca nadie se pone a pensar en las personas que besan una foto, ¿o no?- dijo la profesora Amstrong y suspiré bastante cansada. Esta clase parecía no terminar jamás- Porque... están besando un pedazo de cartón con una imagen de padres, abuelos, parejas, gente que ya no está con nosotros- siguió sentándose en el escritorio- ¿Por qué es esto?
No soportaba tener a Drake a mi lado dos horas en una situación común, ahora menos. Estaba tan enfadada aún. Odiaba tener rencor, pero lo único que estuvo haciendo desde lo que pasó fue burlarse de mí frente a muchas personas y hablarme como si nada hubiera pasado.
Además el papel, el bendito y puto papel que salió de SU zapato. No sabía si era de él, no sabía quien lo había escrito. Pero estaba en su casa y eso me parecía suficiente.
Tenía que hablarlo con las chicas con urgencia, pero no tenía demasiadas opciones más que hablarlo en privado al otro día.
Aunque, debo admitir, que hoy, me sorprendió la actitud del rubio un poco. Había llegado más temprano que yo, pero no estaba sentado en "su escritorio", sino que estaba en el que le había tocado el primer día.
Vi a Drake de reojo y noté que que se mordía el nudillo del dedo pulgar. Sabía perfectamente que le encantaría dar su opinión, y por alguna razón, no lo hacía.
Levanté la mano y toda la clase me miró, porque si, era raro.
La profesora me señaló con una sonrisa y contesté.
-Por lo que significa para uno la imagen.
Sentí su mirada y el salón quedó en silencio.
-Muy bien, Señorita Pines.
El timbre sonó y guardé y me levanté a la velocidad de la luz para salir de ese salón.
Caminé por el pasillo a paso rápido, hasta que sentí que alguien me agarraba del brazo para darme vuelta.
-Quiero hablar contigo- dijo soltándome con un tono que nunca en la vida había escuchado de su parte: sinceridad.
Quedé frente a él e intenté no escanear cada parte de su cuerpo, intenté no recordar lo que yo había tocado.
-¿Qué?- pregunté no de la mejor manera y cruzándome de brazos.
-Lo siento- soltó sin mirarme en un tono bastante bajo.
No sé que tan drogada debía estar para escuchar que Drake Marxwell dijo esas palabras.
-¿Qué?- esta vez salió con demasiada confusión. Tanto que sentí que aflojé todo mi cuerpo.
-Lamento lo del otro día- contestó en un tono más alto y poniendo finalmente su vista en mí- Yo... No debí echarte del auto así o... de ninguna manera.
Estaba bastante segura que esta era otra de sus burlas para reírse de mi sin parar. Pero, también parecía que no, que estaba siendo sincero.
-¿Por qué lo hiciste entonces?- solté.
Dió un gran suspiro y se agarró la nuca mirando el techo para después volver a mi.
-Por favor, Maggie... No me obligues a explicártelo- suplicó, si así es, suplicó.
-O sea... Me pides perdón por hacerme algo, pero ni siquiera puedes explicarme el porque de tu estupidez- intenté entender su lógica, realmente lo intenté. Pero, no nos entendemos y sé que jamás lo haremos.
-¡No es una estupidez!- exclamó en casi un grito y varias personas se voltearon a mirar.
Suspiró tragándose las palabras y hablé yo.
-¿Puedes explicarme lo del día después?
-Me atacaste- se defendió.
-Por algo que tú hiciste- completé. Se quedó en silencio, sabiendo que tenía razón. Esperé por una respuesta más de su parte, siempre tiene una respuesta. Pero no, nada- Mira, Drake...- empecé- No me interesa, ¿ok? Dejemos esto así, olvidemos lo que pasó y listo. Seremos compañeros de filosofía y nada más, como siempre debió ser y...
-Maggie, estoy aterrado- me interrupió mirándome con esos hermosos ojos verdes que tenía. Vi el miedo que me decía- Me aterra estar cerca de ti y... lo que pasó en el auto... Dios, Maggie, lo que sentí ese día... Me asusta a donde me va a llevar porque... no quiero.
Juraba que una parte de mi se estaba riendo por haber interpretado, seguro erróneamente, que Drake Marxwell había sentido algo con el beso. Otra parte, estaba hecha agua. Y otra, estaba muy enojada.
-A mí también me aterras- contesté- Así que... Es mejor para ambos que nos alejemos- justifiqué- Te perdono, dejémoslo así- agregué- Te veo después, Drake.
Me si vuelta y seguí mi camino sabiendo que estaba tomando la decisión correcta y sin sacar ese pensamiento de mi cabeza.
Ay, Drake Marxwell, ese papel llega a ser tuyo y... estás muerto.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...