Recordé lo que había pasado la última vez que me metí al mar y por poco me rindo. Miré hacia atrás. La orilla estaba ya a unos metros y vi a Steve separando a Bryan y Drake.
Volví a lo que tenía que hacer y solo llegué a dar un paso cuando escuché un gritó.
-¡Maggie, no!- ya tenía al rubio a mi lado agarrándome del brazo. Tiró de él para que lo mirara- Ya sabes lo que pasó la otra vez, no hagas esto.
-¡Tu no hagas esto! ¡Sácalo!- me zafé de su agarre con un movimiento brusco- ¡Dios mio! ¡Confíe en ti!...
-Drake...- escuché a Jackson con una voz que casi temblaba, pero lo ignoré y, al parecer, él también.
-¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! ¡Él es mi amigo!
-Drake...- otra vez.
-¡Tu amigo se la buscó!- respondió. No lo podía creer en serio.
-¡Drake!- ahora fue Patrick el que gritó.
-¡¿Qué?!- al fin respondió de la misma manera voltenádose a mirarlos.
-¡Hay un tiburón en el agua!- señaló el chico.
Todos dimos vuelta la cabeza, y si, un se veía una aleta de tiburón en el agua acercándose al bote de Miles.
Mi amigo miró con pánico e hizo todo lo posible para desatarse. No pudo.
-Mierda- murmuró Drake mirando para todos lados.
¿Eso tiene para decir? ¿La broma se le está yendo de las manos por segunda vez y solo eso hace?
Antes de que yo pudiera hacer algo, vi a Bryan metiéndose en el agua y yendo directo hacia mi amigo.
Llegó antes que el tiburón y logró desatarlo. Lo ayudó a salir y corrieron juntos hasta la orilla.
Viendo que Miles ya estaba a salvo, caminé a paso rápido hasta la costa.
Lo abracé al llegar con fuerza y él me lo devolvió algo confundido.
-¿Estás bien?- le susurré al oído.
-Si, tranquila- contestó de la misma manera con un hilo de voz. Lo sentía temblar contra mi cuerpo y su corazón acelerado, claramente aún estaba tratando de recuperarse.
Rompí el abrazo y le di una media sonrisa.
-Vamos, quédate en mi casa hoy- Bryan le dio una palmada en el hombro tras decir aquello.
Los seis empezamos a caminar en dirección a la universidad otra vez. Pero, unos metros después, volví sobre mis pasos y miré a los tres reyes de la nada.
Cada uno con la mirada perdida. Respiraban con dificultad, podía notarlo.
Me acerqué a Drake otra vez.
-Nunca más vuelvas si quiera a mirarme- le advertí con un tono lo más amenazante que pude. Sus ojos encontraron los míos, esos ojos que antes tenía pánico de mirar- Arruinaste todo- sentía las lágrimas por lo que estaba a punto de decir- Para tu información, me metí en la cama contigo sabiendo lo que había pasado. Veo, que estaba muy equivocada al creer que estabas arrepentido y fue un accidente- No, eso no, Maggie, no lo di...- Te odio.
No lo pensé. Salió. Pero era cierto, muy ciento. Odiaba a Drake Marxwell.
Y con eso me fui corriendo hasta alcanzar a mis amigos, los amigos en los que debí confiar.
-Esperen- dije ya estando en la salida de la playa. Todos se detuvieron y se dieron la vuelta para mirarme- ¿Qué... Por qué...?- no podía formular nada. Tenía el cuerpo incendiado de ira- ¡¿Cómo terminamos en esto?! ¡¿Cómo Miles terminó ahí dentro?! ¡¿Cómo YO terminé en esa casa de las Barbies agresivas?! ¡No lo entiendo!- estaba frustrada, tan frustrada y tan confundida.
Bryan suspiró y miró a Steve. Él le hizo una mirada cómplice mientras asentía.
¿Había una respuesta? ¿Por fin había una repuesta para algo?
-Si hay razones, Max- empezó- El ensayo que hicieron para entrar aquí.
-Una vez que la directora los certifica en la universidad, el ensayo se pasa de casa en casa y el jefe de casa elige si quiere aceptarlo o no- siguió Steve.
-Si lo rechaza, pasa el ensayo. Si lo acepta, se lo queda- aclaró Bryan.
-Pero, lo que puse en mi ensayo no tiene nada que ver con lo que pasa en esa casa- pensó Miles- ¿Por qué me querrían a mí?
-Los Delta Gamma buscan debilidad extrema o fortaleza y confianza extrema- le contestó él. Bryan me miró a mí- Es casi como las Kappa. Lo siento, chicos.
-¿O sea que nosotros dos somos un chiste?- sonó como una afirmación, más que como una pregunta- Nos quieren para burlarse y transformarnos en ellos si pueden.
Mis dos amigos se encogieron de hombros.
-A mi igual- soltó Wanda en un tono bajo- Tampoco tengo nada en común con mi casa- Steve la abrazó por el hombro y la atrajo hacia sí.
¿Cómo no lo vimos antes? La persona que escribió la carta no quiere ayudarnos, quiere reírse de nosotras.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Подростковая литература"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...