Capítulo 27

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-¿Quieres el flan de Carmen? No va comerlo- Bryan me extendía un pote de plástico, el cual, miré negando con la cabeza.

Estaba sentada en el piso contra la pared en la hora del almuerzo para no ver a nadie. Estaba harta de las personas.

Bryan se sentó a mi lado apoyando los antebrazos en las rodillas y suspiró.

-¿Estás enojado conmigo?- solté al borde de las lágrimas mirando mi regazo.

No quería perder lo único bueno que me había traído este lugar. Yo no era que estuviera siendo tan positiva tampoco. Todo me daba náuseas, todo era negro, todo era una razón más para no estar aquí.

-¿Por qué estaría enojado contigo?- preguntó casi en un tono de pensar que estaba loca.

-Por... Drake- su nombre era una suciedad en mi boca. Lo detestaba en niveles sobrehumanos- Creo que dejó muy en claro lo que pasó.

-Max...- lo miré finalmente y él me sonrió- Todas caen en el hechizo Marxwell- siguió- ¿Se acostaron?

-¡No!- mi girto hizo un eco en el pasillo, sobresaltó a mi amigo y me obligué a callarme la boca- Solo lo besé.

Repetí el momento en mi cabeza otra vez. Odié muchísimo también recordar el sentimiento divino que me había generado ese momento tan perfecto.

-Entonces no te preocupes por nada- hizo un ademán con la mano restándole importancia- Además, no me enojaría nunca por estar con quien tú quieras.

-Lo sé- mentira, no sabía nada- Es que... tu fuiste la primera, y aclaremos, no única, persona que me advirtió quien era él y que hacía ¿Y yo qué hago? Voy y dejo que me humille.

-Es una lástima que a la dopamina le importe un carajo quien es y quien no es Drake Marxwell- contestó- Es normal que siquiera te exites al mirarlo. Yo odio a Shelby, pero está buena- agregó y solté una risa.

"Hazle caso a las hormonas, pero no al corazón, Margaret."

-Gracias- dije simplemente.

Él sonrió en respuesta y se levantó del piso. Me extendió una mano y yo unos segundos después, la agarré y me dió impulso para levantarme también.

-A propósito, lo que hiciste hoy hablándole a la cara de esa forma, fue impresionante. No te tenía así- dijo sorprendido mientras empezábamos a caminar.

-Tenía que desquitarme- contesté- Pero... él me aterroriza.

-¿Por qué? Es un idiota.

-Un idiota que tiene el poder de atraerme y cambiarme de actitud con solo estar cerca y decir las palabras correctas.

Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora