Otra noche mirando al cielo estrellado recordando los últimos meses. Mi vida cambió demasiado en muy poco tiempo y no sé si me gustaban esos cambios.
Al fin tenía amigos y eso era bueno. Pero estaba metida en una universidad con un problema enorme del cual nadie estaba realmente enterado, ni nadie le daba la importancia que debería.
Si, admito que quizás yo tampoco. Y, también, puede que Miles tenga razón. Defiendo a Drake porque me atrae, lo defiendo porque muy en el fondo finalmente admito que me gusta y ni siquiera sé porqué. Lo más probable, es que sea porque nunca en mí vida me había atraído una persona demasiado, y cuando si me gustaba alguien, el sentimiento no era correspondido en ningún sentido. Esta vez, el chico más guapo del mundo, quería besarme, quería tocarme. No podía rechazar eso. No podía por más asesino que fuera y eso me estaba asustado.
Escuché un silbido y despegué mí vista de las estrellas para dirigirla a abajo.
Vi a Bryan mirando a la ventana y me saludó cuando se dio cuenta que noté su presencia. Seguido a eso, me hizo una seña para que bajara y fuera con él.
Me puse zapatillas y así, en pijama, salí de la habitación escuchando sonidos que venían de otras que no me gustaba escuchar de parte de mis compañeras.
Hice todo el camino hasta abajo y salí de mí casa cerrando la puerta tras de mí.
Bryan me sonrió y yo le devolví el gesto algo confundida.
-¿Hola?- dije.
-Quiero mostrarte algo, ven- soltó y empezó a caminar en dirección al edificio principal.
Lo seguí poniéndome a su lado y el camino fue en silencio. Recordé ponerme increíblemente incómoda con los silencios, recordé como me esforzaba por entablar una conversación con alguien por más ridícula que fuera. Pero, con Bryan no pasaba y eso me parecía completamente nuevo y me hacía sentir bien.
Al llegar al edificio, él abrió la puerta y me dejó pasar primero. Bryan me llevó hasta la cafetería, y al llegar, se fue hasta la barra que separa la cocina con las cosas del resto del lugar y se sentó en ella. Giró y pasó del otro lado.
-Nunca apagan la máquina de helado instantáneo en la noche. Tarda mucho en prender y enfriar- comentó mientras iba hasta ella y agarraba dos conos- ¿Crema o chocolate?- preguntó.
-Crema.
Hizo ambos helados iguales casi como un experto usando la máquina y me extendió uno. Lo agarré y sonreí en agradecimiento, aún, sin entender porque me había llevado hasta allá.
Se sentó en la barra con las piernas cruzadas y yo hice lo mismo enfrentándolo.
-¿Por qué estamos aquí comiendo helado de contrabando?- le pregunté divertida empezando mi helado.
-Te extrañé esta semana- respondió haciendo lo mismo que yo- No te he visto mucho.
Algo en mi estómago pareció encenderse. No esperaba que contestara algo así. Bryan era de esos chicos geniales en donde ese tipo de sentimentalismo no está muy presente.
-Y también es un "lamento ocultarte cosas"- agregó- Así que... tienes un pase libre a una pregunta que quieras hacerme. Responderé lo que sea. Menos mi nombre real, eso nunca lo sabrás- aclaró y solté una risa.
Ok. Un pase a saber cualquier cosa. Podría ser lo que sea y nada venía a mí mente realmente.
-¿Alguna vez te gustó alguien que no debería gustarte?- pregunté finalmente- Algo que sabes que está mal, pero... el proceso químico quiere lo que el proceso químico quiere y no hay nada que puedas hacer.
-Dios... Eres tan científica que, como actor, me duele- respondió- Di "enamorar", ¿puedes?
Reboleé los ojos.
-No. El amor no existe, esta todo romantizado por el arte, así que, no te juzgo- respondí.
-Eres dura, Max.
-Responde.
Se calló y suspiró mirando al techo.
-¿Estamos hablando de Marxwell?
-No, estamos hablando de ti.
-Para que después pienses mi respuesta con tu punto de vista en Marxwell.
Sabía que tarde o temprano se daría cuenta que yo y Drake no era solo algo del momento, sino, que por mi parte la película seguiría en mi cabeza.
Se acomodó en la mesada descruzándose de piernas y poniendo una de cada lado de la barra. Eso hizo para inclinarse más hacia a mí.
-Define "no debería"- sentí un poco su respiración, sus ojos clavados en los míos y su tono de voz más grave que hacía un segundo- Dime, Max, que proceso químico no debería hacer.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...