-¿Te quedas con él un rato?- me preguntó Bryan casi en un susurro en la puerta de su habitación.
Miles estaba ya dentro, apoyado en un escritorio y con la mirada perdida. Yo me había ofrecido a acompañarlos mientras intentaba clamarlo.
-Si, claro- respondí.
-Voy a explicarle a Carmen todo. Debe estar bastante alterada y confundida- dijo con un suspiro.
Ay no, lo de Eddie, ella no lo sabía y ni siquiera me importó.
-Si... Dios... Lo siento, es mi culpa, yo no...
-Tranquila- me interrumpió el soltando una risa y agarrándome por los hombros- No es culpa tuya, Max. De todas formas, debo decirle la verdad tarde o temprano.
-Y... ¿Tu estás bien?- señalé la esquina de su labio con sangre seca.
-Si, no es nada- le restó importancia con un ademán de mano- ¿Tu estás bien?- se acercó un poco más a mí acariciándome las mejillas con sus pulgares.
No. Estoy destrozada, me siento humillada, traicionada y una bendita zorra por meterme en la cama con alguien que apenas conocía (o que conocía lo suficiente para no acercarme).
-Si.
Bryan finalmente se alejó de mí y yo entré en su habitación.
Era un caos, había ropa tirada por todos lados, posters, todo era un desorden.
Me acerqué a Miles.
-Lo siento tanto- solté con lágrimas en los ojos- Debí escucharte y...
-Maggie...- levantó la mirada y sus ojos encontraron los míos- Él... Él estaba hablando con Patrick y Jackson y me puse a escuchar. Me vieron, me dieron una advertencia y se metieron a mi habitación cuando no estaba- explicó.
-Es horrible.
-La culpa es mía.
-Claro que no.
-¡Que me guste la misma chica que él y que intente buscar algo para hacerlo quedar mal es mi culpa!- confesó- Además de que está muy mal. Debo aceptar lo que me toca.
Le gust a Miles. No había otra forma de interpretar sus palabras.
-A propósito o no, lo que encontraste fue cierto y quise ignorarlo completamente- intenté tranquilizarlo.
-Si, porque también te gusta- fue hasta la cama de Bryan y se sentó en ella.
Negarlo a estas alturas sería hasta gracioso. Drake no me gustaba, me fascinaba. Todo de él me parecía increíblemente atrapante; sus ojos, su cabello, su sarcasmo, su forma de vestir, de caminar, de hablar, su delicioso perfume, el sabor a cigarrillo en su boca. Su forma filosófica de pensar, irónicamente, era lo que más me atraía de él. La forma en la que me tocaba era simplemente perfecta y las cosas que me hacía sentir sin siquiera hacerlo eran inexplicables.
Todo eso derribado por un acto de egoísmo puro.
Me acerqué a Miles otra vez y me senté junto a él.
-Quizás, pero ya no más- aclaré- Lo odio, Miles, lo odio en verdad.
-Sabes que hizo esto para que tu nunca te enteras, ¿verdad?- me miró con los ojos húmedos- No sé si iba a asesinarme, no sé si lo hacía para asustarme, pero... creí que me iba a morir, Maggie- entrelacé su mano con la mía y puse mi cabeza en su hombro- Lo primero que hizo fue preguntarme si te lo había dicho... No supe que decir, no quería yo ser Eddie y que tu seas Evelyn. Lo siento mucho.
Era ridículo explicarle lo que había pasado realmente con Evelyn, porque ya, honestamente, tampoco sé si lo creía.
Drake Marxwell era un mentiroso. Drake Marxwell volvió a ser un rompecabezas para mí. Volvió a ser un misterio. Volvió a ser un nudo de secretos.
La diferencia, era que ya no me atraía.
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Las hermanas Omega 💌 La aventura de crecer
Teen Fiction"Regla número 1: Somos nosotras cuatro y solo nosotras. Regla número 2: No podemos decirle a nadie. Regla número 3: Todos los martes 1:35 AM detrás del arbusto a dieciséis metros de la casa Delta. No antes, no después, no otro día. Regla número 4: N...