Llegamos a casa y vemos que ya están preparando la mesa. Veo que Dylan me mira y y me entristece saber que nunca vamos a volver a ser el y yo. Suspiro entristecida pero Adley se da cuenta y vuelve a contarme uno de los chistes que lleva contando todo el día.
-Adley tus chistes son malísimos.- Le dice Mad riéndose y yo me uno a ella.
- ¿Entonces porque os reís?- Pregunta incrédulo.
- Pues por eso mismo, cielo.- Le digo yo y él niega haciendo que vuelva a reír.- Voy a ir a cambiarme y ponerme más cómoda para cenar.- Les explico y Adley asiente y se va con Oliver a ayudar con la mesa. Al parecer han hecho las paces y me alegra muchísimo por ellos.
Mad me acompaña también a la habitación ya que quiere dejar los regalos de Justin, y ponerse ropa cómoda también.
Al entrar en la habitación mis ojos se paran a una bolsa que hay encima de la cama y miro a Mad sonriéndole pensando que es otra cosa para ella. Ella coge la bolsa y me mira con la misma sonrisa que le he puesto yo hace unos minutos.
- Pone que es para Adri.- Me extiende la bolsa y yo me sorprendo. Dudo que Marck me haya comprado algo. Lo que tenía en el sobre que me ha dado antes era una llave con una nota diciendo que está noche dormiremos juntos en otra casa, lo cual espero poder escabullirme.
Abro la bolsa expectante y me encuentro con una caja pequeñita y un papel en forma de pergamino atado con un lazo.
- ¿Que es?- Pregunta Mad entusiasmada y yo le enseño ambas cosas.- siéntate aquí.- Me hace un hueco en la cama y me siento a su lado.
- Primero voy a leer que pone en el pergamino.- Le digo y Mad asiente.
Cuando era pequeño a mi madre le encantaba contarme historias antes de que me fuera a dormir, y su preferida era la leyenda del Sol y la Luna, siempre que me la contaba le salía una sonrisa en los labios y hoy te la quiero contar yo a ti a ver si consigo causar ese efecto en ti:
"Cuenta la leyenda que dos jóvenes llamados Luna y Sol se enamoraron locamente el uno del otro. Afrodita, diosa de la belleza y del amor, sintió celos de que una pareja de mortales pudiera quererse de una forma tan intensa y bajó desde el Olimpo para demostrar que su romance no era verdadero.
Experta en el poder de la seducción, la diosa trató de conquistar al mancebo, pero éste la rechazó con vehemencia diciéndole: "Mi señora, sin duda es usted la mujer más bella y más dulce que existe, pero mi corazón es sólo de mi amada Luna. Ella es para mí más deseable que el mismísimo oro".
Furiosa por no haber sido capaz de conquistarle, Afrodita mandó separar a los amantes para siempre. Convirtió al joven en el astro que iluminaría el día y a la mujer en el que iluminaría la noche, por lo que nunca coincidirían en el firmamento. Estaba segura de que así su amor se extinguiría, pero estaba equivocada.
Al ver que su enamoramiento sobrevivía al del tiempo y la distancia, Zeus intervino para que el Sol pudiera, al menos, rozar de nuevo el rostro de su amada. Así ocurre en los días de eclipse, cuando los dos amantes vuelven a fundirse en un sólo cuerpo, aunque sólo sea por un breve instante".Tu eres mi Luna, Adri. Por mucho que intenten separarnos sé que siempre estaremos unidos el uno al otro, aunque sea en la distancia. Espero que algún día podamos tener un eclipse, y que este sea eternamente.
Sonrío como una tonta al acabar de leerlo y abro rápidamente la caja encontrándome un precioso collar de una luna y en el collar hay una pequeña nota.
"Mira en mi mano izquierda"
Mad al verme así me pregunta si puede leer la carta y yo se la dejo leer y cuando la acaba me mira con carita de enamorada y sonriéndome.
- Nunca nadie sabrá que coño es lo que le has hecho.- Dice mi amiga ayudadme a ponerme el collar.
- No lo sé ni yo.- Le digo sonriendo y acariciando mi collar.- Que triste todo en verdad.- Le digo volviendo por un instante a la realidad y mi amiga asiente.- Bueno, no nos queda más que ser el sol y la luna y esperar a ver si nos aparece algún Zeus.- Digo y mi amiga se hecha a reír.
- Ya verás como os aparece.- Me dice y ambas nos cambiamos y vamos a cenar.
Durante la cena me fijo en la mano de Dylan y veo que tiene un anillo con una ranura para la luna de mi collar, y sonrío como tonta sin que nadie se dé cuenta.
- Mirále el anillo.- Le susurro a Mad y ella al darse cuenta sonríe.
- Es precioso tía, ¿Donde lo habrá comprado?- Me encojo de hombros.- Joe vuestra historia a veces parece sacada de una novela romántica.- Comenta poniendo los ojos en blanco y me rio ante su dramático gesto.
- ¿Y a cuál de todos los libros te recuerda?- Le pregunto y ella se pone a pensar.
- Al principio me parecíais muy a lo Hardin y Tessa de After.- Me dice y yo abro los ojos cayendo en la cuenta de ese libro. Si que es verdad que nos preciamos un poco. - Y ahora creo que sois vuestra propia novela mezclando todo un poco.- Menciona y yo asiento.
- Menos Cincuenta sombras de Grey.- Menciono irónicamente y mi amiga se hecha a reír.
- ¿Te puedes creer que desde que me leí ese libro me preguntaba si Dylan tendría algún cuarto rojo?- No puedo evitar reírme a carcajadas y la gente de la mesa nos mira raro.
- Perdón.- Me disculpo, pero no parece que a nadie aya podido molestarle y me sonríen en respuesta.- Pues que yo sepa no tiene, y si la tiene no me la ha enseñado.- Respondo a su pregunta y mi amiga se encoge de hombros.
- No se, lo veía un poco del rollo.- Dice decepcionada y vuelvo a reírme, esta vez más flojito.- Puede que la tenga y no te la haya enseñado para no asustarte.- Susurra abriendo los ojos y yo asiento.
- Puede ser.- Le doy la razón y ambas nos reímos.
Al fina con el cachondeo con Mad consigo escabullirme de Marck y me voy a dormir a la cama con mi amiga en vez de con él, lo cual le agradezco a todos los Dioses. La noche con Mad es entretenida y se nos unen Oliver y Adley a nuestra noche de risas y al final acabamos durmiendo los cuarto en nuestra cama de matrimonio gigante improvisada.
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Your Destiny
أدب المراهقينYo sabía que mudarme a los Ángeles iba a suponer un gran cambio en mi vida y que, seguramente, acabaría por pasarme factura. Lo que no sabía era que se iba a cobrar tan cara. Cuando volví a casa tras enterarme del engaño, no podía hacer nada por dej...