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No sé porque a Giovanni Andreotti le importa tanto lo que pasa con mi vida

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No sé porque a Giovanni Andreotti le importa tanto lo que pasa con mi vida. Vine a este lugar escapando de un pasado que no me hacía bien, como para que un imbécil que apenas me conoce quiera rebuscar en él. Y ni siquiera me ha tratado bien como para creer que tiene el derecho a preguntar cosas que son bastante personales.

—Al parecer alguien está un poco desanimado —dice Cameron recibiendo el helado —Sonríe un poco, hombre.

Levanto la mirada y le dedico una sonrisa. Sonreír, Cameron tiene razón, tengo que sonreír. No puedo dejar que la curiosidad de Andreotti me afecte.

—Mucho mejor —Cameron sonríe.

Me mira con sus ojos entrecerrados de manera divertida, porque ahora es cuando me dirá si me pasé con las chispas, pero antes de que pueda abrir la boca, alguien choca con él.

—¿Acaso no sabe pedir disculpas? —suelta Cameron molesto.

—Sonríe un poco, hombre.

—Vale —se ríe —Punto para ti —me guiña un ojo —Y estas chispas están a la perfección.

—He mejorado mi talento —me encojo de hombros.

—Bueno chico talentoso —deja el dinero sobre el mostrador —Supongo que nos vemos mañana.

—Ten buena tarde.

Él se lleva la cuchara con helado a la boca y luego se retira del lugar, haciendo sonar la campanilla que no escuché cuando llegó. Porque claro, a cierta persona le encanta consumir la atención.

—Al parecer nos agrada Cameron —Lenna me da un golpecito juguetón en el brazo —Y por lo que observo, a Cameron le agradamos —me guiña un ojo.

—Sólo está actuando respetuoso —me encojo de hombros.

—Él no establecía conversaciones con nosotros antes de que llegaras y míralo ahora. Hasta bromea.

—No seas exagerada.

—Yo sólo digo —sonríe —Además el pidió que tú prepararas su pedido.

—¿Es... es en serio? —asiente.

—Y no te pongas colorado, que me das ternura.

Me giro de golpe para mirarme en un espejo que hay detrás de las copas de helado y compruebo que efectivamente mis mejillas se tornaron de un sutil rubor.

Tomo el trapo rosa para ir a limpiar una mesa, mientras Lenna suelta una carcajada. De seguro ahora estará de molesta todos los días.

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Día miércoles y ya estoy cabreado de sentir la mirada asesina de Giovanni cada vez que tiene la oportunidad de mirarme.

—¿Estás molesto? —me pregunta Matteo.

El Rey De Roma #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora