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Dejar la casa de los Andreotti significaba volver a mi realidad y eso era algo que no estaba anhelando

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Dejar la casa de los Andreotti significaba volver a mi realidad y eso era algo que no estaba anhelando. Ahora, tener frente a mamá con su expresión perdida hace que me sienta inquieto, porque probablemente no me va a agradar lo que tiene para decirme.

—Habla, per favore —le pido —Ya estoy un poco inquieto.

—No creo que hablar de él sea algo sano para ti.

—Mamá, ¿que te dijo? —digo en tono serio —No te creo que no te haya hecho nada.

—Nunca te he mentido —suelta en tono de regaño —Controlé la situación.

—Eso espero —murmuro.

—Él estaba distinto —dice en voz baja —No me insultó, no me pidió explicaciones, no me exigió nada. Solo...

—Solo ¿Qué?

—Solo me pidió una cosa —aparta la mirada —Pero no...

—Mamá, habla.

—No —niega con la cabeza —juro que buscaré una solución para esto.

—¡Mamá! —suelto molesto —Ya déjate de rodeos y habla de una vez —digo más duro de lo que esperaba —Juntos buscaremos una solución.

—Tú —dice sin más.

—¿Yo, qué?

—Quiere hablar contigo —dice con los ojos vidriosos —Dijo que las cosas seguirían así de tranquilas si accedías a hablar con él, pero no puedo permitir eso. Buscaré una forma de hacerlo cambiar de opinión.

—Entonces el problema es conmigo.

—Buscaremos una solución —Me hace saber mamá, pero me niego a que se carcoma la cabeza ideando algo nuevo para que el malnacido de mi padre nos deje en paz.

—No, mamá. No hay nada que buscar. La solución ya está. Tengo que hablar con él.

—Claro que no —se niega —No dejaré que él esté cerca de ustedes.

—No quiero que por mí mis hermanos estén en peligro —muevo mi pierna de manera inquieta.

—Soy yo la que se tiene que preocupar de tus hermanos. Tú tienes que preocuparte de tu vida.

—Este fin de semana que viene me iré a Italia —me levanto de mi lugar —Tengo ahorros para ello —dicho eso, como si fuera un maleducado, le doy la espalda dispuesto a salir.

—No, Leonardo —me detiene y me da un jalón obligándome a que me gire —Él... él.

—¿Qué hay con él ahora?

—Él no está en Italia —murmuro —Me dijo que tomaría un viaje esta noche y que se comunicaría conmigo.

—¿Él va a estar acá? —digo sin creer —¿Y no pensabas decírmelo? Esto es mucho mamá —me zafo de ella —¿Qué pretendes? ¿Darle tiempo para que llegue a casa y nos mate? —suelto sin pensar.

El Rey De Roma #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora