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Mi cabeza duele, mi espalda duele, mi garganta y mi boca están secas

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Mi cabeza duele, mi espalda duele, mi garganta y mi boca están secas. A pesar de que tengo los ojos cerrados, siento la luz impactarme fuertemente en el rostro, como si fuera la primera vez que veo.

Un ronquido. Un ronquido me hace quedar estático, porque desde que llevo compartiendo habitación con mi hermano, él jamás ha roncado.

Abro mis ojos de golpe, sintiéndome cegado por la luz y me despego de lo que sea en lo que estaba apoyado.

Giovanni Andreotti está con la boca abierta y con la baba colgando, mientras su cabeza descansa en la ventana de un ¿auto?

Miro a mi alrededor y estoy completamente de blanco ¿Acaso Jesucristo vino por mí y no me enteré?

Toqueteo mi cuerpo con intenciones de encontrar mi celular, pero no hay nada. Lo que me faltaba, perder mi móvil.

¿Debería despertar a mi acompañante?

—Mmh... —lo muevo suavemente —Eh... ¿Giovanni?

—No, mamá —murmura.

—Giovanni —repito —No soy tu madre.

Eso lo hace abrir los ojos de golpe, pero al sentir la luz impactando su rostro los vuelve a cerrar. Se talla sus dos zafiros, hasta que lentamente los vuelve a abrir.

—Mierda, mi cuello.

—¿Qué hacemos aquí? —le pregunto.

—Esperar a que se pase tu borrachera —voltea los ojos —Eres todo un caso, Moretti.

—¿Dónde está mi hermano? —le pregunto, porque en el último recuerdo que tengo almacenado en mi mente, es su voz.

—Acabo de despertar —dice como si fuera lo más obvio —Y mi aliento está fatal —habla más para sí mismo.

Lo veo sacar su celular de su bolsillo y marca un número que parece contestarle al instante.

—¿Dónde están? —pregunta —Vengan, ya despertó.

¿Habla de mí?

—Voy a tomar un poco de aire —le informo.

—No te recomiendo salir por ahí —hace una mueca de asco.

Inconscientemente muevo la manilla y siento un olor asqueroso que me hace voltear al suelo. Es vómito.

—Eso es tuyo —dice el chico a mi lado.

—¿Me dejas salir por allá?

—Ni creas que me voy a mover por ti —me mira de una manera que me hace sentir inferior.

Estiro mi mano con intenciones de abrir la puerta de su lado, pero cada escenario que pasa por mi mente para intentar escapar no es lindo, porque en todos tengo que pegarme a él más de lo que ya estoy.

El Rey De Roma #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora