No, no, no. Otra vez no, maldita sea. No puedo volver a soñar lo mismo y sentirlo tan real.
Me meto bajo el agua helada de la ducha, con intenciones de enfriar mi cabeza y espantar mis pensamientos, sin embargo, eso no ocurre, porque sigo sintiendo mis mejillas tibias y al cerrar los ojos sigo viendo su imagen cerca de mí.
Moretti se está calando en mi cuerpo de una forma que no me gusta. Y ni siquiera sé por qué ronda tanto en mi mente al punto de soñar con él y soñar de una forma que no debería.
Tengo claro que me gustan las chicas, por lo que es un poco ilógico que sueñe con Moretti más cerca de lo debido.
—Te ves distraído —levanto la cabeza y me encuentro a mamá al final de la escalera.
—Solo es el colegio —miento —Ya me tengo que ir.
Termino de bajar y paso por su lado sin esperar a que me lleve. Tampoco le digo a Clara que pase por mí, porque lo que necesito ahora es pensar y despejarme, no sentirme agobiado por mi entorno.
Tomo un autobús, cosa que no suelo hacer normalmente y me dedico a mirar como las casas pasan a mi alrededor, lo que me distrae por unos segundos. Sin embargo, al entrar al colegio me estremezco al recordar que tendré que verlo. Doy un paso al interior de la sala y choco de golpe con él.
¿Es en serio?
Lo esquivo y sigo camino a mi lugar, lugar que comparto con una compañera bastante introvertida. Ya que así me mantengo lejos del lugar de Martina.
Saco mi celular con el fin de distraerme, pero no lo logro, porque en mi mente sigue rodando el sueño que tuve.
Estamos ambos sentados en el suelo del vestidor. Él sonríe luego de haber intentado mantenerse inmune durante los minutos que llevo junto a él.
Ni siquiera sé por qué decidí quedarme, pero por ahora tampoco necesito una respuesta. No la necesito porque me siento bien a su lado y por ahora solo quiero enfocarme en eso.
—Deja de mirarme así —me da un suave empujón.
—¿Así cómo? —le pregunto.
—No lo sé —sonríe de medio lado —No sé cómo explicarlo.
—¿Acaso tu nivel de español no te lo permite? —pregunto en tono burlón.
—Qué molesto eres —me da un nuevo empujón suave —Me refiero a que me miras distinto a otras veces.
—¿Y cómo se supone que te miro otras veces?
—Con ¿odio? —arquea una ceja —No sé si esa sea la palabra indicada.
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El Rey De Roma #3
Teen FictionEl amor puede llegar de diferentes formas a revolucionar tu mundo. Crees que tienes todo claro en la vida, que no dudas de nada, que estás con la persona correcta. Pero luego llega esa persona que puede mostrarte que vivías entre unas paredes que es...