Capitulo 14

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KOL

Pasado

El peor día de un luto no es el funeral, ni las condolencias ni el primer cumpleaños con la ausencia. El peor día de luto es un día normal, cuando crees que puedes seguir y te pasa algo que desearías contarle a esa persona para que te diga que todo estará bien y te ataca el dolor insano de la realidad.

Apoyo mi espalda en la lápida de mi madre, los rosales me cubren con su sombra, el pasto está recién cortado y miro mis zapatos en un total silencio que abunda a mi alrededor.

Ya no son días ni semanas, son meses que se van sumando queriendo que ella vuelva a tocar la puerta de mi habitación, poder verla preparar cualquier cosa en la cocina o recostada en la sala tocando su barriga.

- La tía Rebeca vendrá por mi mañana mamá, ella es muy buena y amable conmigo - Le hablo - Me dijo que me llevará junto con ella para vivir en Londres.

Después de la llamada, tome las cosas que me pidió que llevará, como mi padre casi nunca está en la casa no sabe nada y según ella me dijo que todo lo arreglará junto con él tío Flynn.

- Ya no podré venir a verlos - Paso mis manos por uno de los rosales - Pero la tía Rebeca prometió traerme algunas veces.

Jamás podría dejar de venir a ver a mamá y a Henry.

- Nunca voy a olvidarte - Mi nariz pica - Cada que mire las flores y coma mi postre favorito, te veré a ti mamá....

Por más que no quiera llorar termino sollozando cuando las palabras se atoran en mi garganta, quiero que ella esté aquí y nos vayamos muy lejos los dos.

Jamás voy a perdonar a mi padre de haberme quitado a mamá.

No puedo hacerlo, me quito lo que más quería, se que él es muy malo para mi y para todo el que esté cerca de él.

- Te quiero mucho mamá, los quiero mucho a los dos. - Les digo aunque se muy bien que ella se fue sabiendo que los amaba mucho.

Paso mis manos por mi cara para quitar las lágrimas de mis mejillas, mis ojos también arden y me pongo de pie cuando me doy cuenta que ya llevo mucho tiempo aquí.

Me acerco para ver mejor las inscripciones talladas en la lápidas...

Elizabeth Davies de Erikson
Amada esposa y madre.

Henry Erikson Davies.
Amado hijo y hermano.

- No olvidaré la promesa mamá. - Digo por último dándole la última mirada a la lápida.

Desde donde estoy de pie a lo lejos veo un arbusto lleno de flores, hay muchos con ellas, pero este llama mi atención por qué son flores azules.

A Mikaela le gusta el color azul.

Voy hacia donde esta, tomo uno de los ramos que tenga el azul más fuerte y me apresuro a salir para tomar el auto, ya es muy tarde y lo mas seguro es que Mikaela ya esté esperándome en el parque.

Abordo el auto cuando el hombre que conduce me abre la puerta y él se regresa a su sitio. Mantengo en mi mano las flores azules y me dedico a mirar por la ventana mientras llegamos, hoy será la última vez que la veré, si mis sospechas sobre mi padre son verdad lo mejor será que me aleje de Mikaela.

No quiero hacerlo, pero mi presencia es mala para ella.

Salgo del auto cuando lo estaciona, me apresuro a llegar al sitio donde siempre nos vemos y mientras lo hago procuro mirar alrededor para ver si esta por aquí, no hay nada y sigo caminando.

Todo lo que somos [En Proceso] #2 Bilogía TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora