Capitulo 28. Presente

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MIKA

- ¡POR EL SANTÍSIMO PADRE SANTIAGO!

Por instinto e inmediatamente lo que hago es cubrirme los ojos con una de mis manos y con la otra cubro los de Kol.

He quedado traumada.

Todo el miedo que sentía de lo que había pasado con el perro que nos atacó es reemplazado por sorpresa y vergüenza, no puedo creer lo que está pasando, afortunadamente no ví nada más allá que cuerpos casi desnudos cubriendo esas partes íntimas.... Mi cara está roja, que pena e incómodo momento.

Creo que Kol y yo nos distinguimos por interrumpir los momentos, ya nos había pasado con Esther y Henry, y ahora con papá y con Rebeca.

Pasan los segundos estando en el mismo sitio, no vemos nada, pero escucho ruido y susurros.

- Dijiste que nadie vendría, Alex - Le reclama Rebeca.

- Yo no lo sabía.

- ¡Mi hijo y tú hija nos acaban de encontrar casi desnudos!

Escucho un golpe.

- ¡Por qué me golpeas en la nuca! - Siguen susurrando - Ya estoy viejo como para que tomes el papel de mi madre.

- ¡Es tu culpa!

- ¡Cómo iba saber que vendrían!

Continúan con la discusión entre los dos susurrando bajo, y yo aprovecho para hacer lo mismo con Kol, sin quitar mis manos.

- ¿Tu sabías sobre esto? - Le hablo demasiada bajo aún estando sobre su espalda.

- No, pero lo sospechaba.

- ¿Por qué no me lo dijiste? - Reclamo.

- Por qué no soy chismoso, Rubia.

Ignoro la respuesta y sigo.

- No puedo creer que los hayamos encontrado aquí en la sala - Recuerdo la escena traumática - Entiendo que papá no sabía que vendría, pero debió ir a un lugar más privado e íntimo.

Resopla.

- ¡Lo dice la pervertida que a cada rato me lleva a los caminos de la lujuria y la perversión en lugares públicos!

- ¡Yo no hago eso! - Dije, indignada.

Siendo sincera, creo que sí lo hago, recuerdo el vestidor, la biblioteca, el laboratorio de la universidad, la tienda del centro comercial, el auto y todos los lugares donde he sido una degenerada... Pero obviamente, nunca voy admitirlo.

- Voy a fingir que te creo, Mikaela.

Se ríe de mi y lo que quiero es empujarlo para que deje de molestarme, pero no puedo, por que eso sería descubrirme los ojos y no quiero ver más de lo que ya ví.

Deja de reírse y se aclara la garganta.

- ¿Ya terminaron? - Pregunta, refiriéndose a mi padre y a su madre.

Por unos segundos no dicen nada, hasta que se vuelve a escuchar un golpe como el de hace rato y al fin habla papá.

- Ya pueden descubrirse los ojos.

Lentamente quito mis manos encontrando a mi padre sobándose la nuca y a Rebeca a unos pasos de nosotros, vestidos y con el cabello un poco alborotado.

- No es lo que ustedes creen - Inicia papá con la voz temblorosa - Nosotros no...

- No creemos nada - Lo interrumpe Kol - Solo estaban hablando, accidentalmente cayeron al sofá y su ropa se resbaló como mantequilla.

- ¡KOL! - Lo reprende su madre.

Todo lo que somos [En Proceso] #2 Bilogía TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora