Capítulo 34. Presente

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ESTHER

Pego mi cara a la ventana como la princesa blanca nieves a tal punto de aplastar mi nariz, veo la casa de enfrente, pero no lo veo a él.

- Yo también quiero ver, Esther. - Me dice Mika que salta para estar a la altura de la ventana.

- Pues súbete al sofá. - Le señalo.

Le ayudo a subir sus piernas, ya que se le dificulta hacerlo por ser muy pequeña, se acomoda aún lado de mí y juntas pegamos la cara sobre el vidrio.

- No llegan. - Dice ella.

Estamos esperando la llegada del tío Alex, fue por papá al aeropuerto, no lo he visto desde hace muchos meses, hablamos por videollamada, pero no es lo mismo.

- Terminarán por romper la ventana si siguen así. - Nos dice mamá desde la cocina. - Ya deben de estar por llegar, no desesperen.

- Quiero ver a papá.

- Lo viste ayer.

- Hace doce horas que no lo veo. - Sigo, el vidrio de la ventana se empaña con nuestras respiraciones. - Quiero verlo ya.

- Están tardando mucho, mucho. - Habla Mika. - ¿Cuánto falta para que lleguen? - Le pregunta a mi madre.

- Son casi las cuatro, ya deben estar en camino. - Habla mientras mueve la cuchara mezclando algo que no logro ver. - Tengo que tener todo listo para...

- ¡Ya llegaron! - Grita Mika cuando se escucha el ruido del auto cuando lo estacionan.

Se baja del sofá para ir a la puerta.

- ¡Espérame! - Hago lo mismo.

Cuando llegó a su lado le ayudo abrir la enorme puerta, ella gira la perilla y yo jalo para que se abra, logramos hacerlo y salimos despavoridas para recibirlos.

- Tengan cuidado, por qué...

Mamá no ha terminado la frase cuando caemos de bruces al suelo que está lleno de barro por la lluvia.

- ¡Papá! - Chilla Mika.

Levanto mi cara pasando mis manos por ella para descubrir mis ojos y mi boca, puedo sentir el sabor de la tierra, volteo a ver a mi amiga que se encuentra igual que yo manchada de barro por toda la cara y la ropa.

- Que buen recibimiento. - Dice el padre de Mika con un tono de burla.

Papá y El tío Alex vienen hacia nosotras, el segundo levanta a Mika y el primero a mí.

- Parecen un par de vagabundas. - Nos dice papá.

Sujeto la mano de mi padre cuando la extiende para que la tome, llenas de barro entramos los cuatro a la casa donde mamá nos mira negando con la cabeza.

- Les dije que tuvieran cuidado. - Nos regaña a ambas con una de sus manos puesta en su cintura.

Ella y papá se miran como si sus ojos soltaran brillos y ambos se sonríen como cuando el príncipe Naveen mira a Tiana.

Todo lo que somos [En Proceso] #2 Bilogía TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora