Capitulo 8

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-Sube al coche, te llevo a casa.- Tomás estaba esperándome en el aparcamiento de la cafetería.

-No te molestes, sé el camino y tengo piernas.- empecé a caminar, había tenido una jornada difícil, al principio la cafetería estaba vacía pero cuando empezó a llenarse parecía no tener fin y que encima viniera de la nada pensando que podía mandar sobre mi no ayudaba, primero no me hablaba y ahora exigía, de que iba este tipo.

Tomó mi mano y me giró para que lo mirara. -Carlota hazme caso y sube al coche, Neuquén no es un lugar seguro y estás conociendo a la gente equivocada.- bufé.

-llevas razón, he conocido a un idiota que se piensa que por pasar una noche conmigo puede darme órdenes.- Me crucé de brazos y el sólo soltó una pequeña risita. -No es gracioso Tomás, ese idiota eres tú.- Sabia que lo había entendido pero necesitaba decírselo.

-Mira reina.- separó mis brazos y los subió hasta su cuello. -este idiota quiere pasar otra noche contigo.- suspiró. -pero también tiene que aclararte un par de cosas.- puso sus manos en mi cintura y me apretó levemente.

Me acerque a sus labios y dejé un pico sobre ellos. -sólo te aviso crackero, yo no tengo novios.- sonreí. -No voy a darte mi corazón para que lo rompas, quizás otra cosa si, pero el corazón no.- le guiñé el ojo cosa que hizo que el riera sincero.

-Vamos wacha, te llevaré a casa para que te cambies, cenamos allí y luego vamos a la fiesta.- subió al auto y arrancó.

-A tus órdenes crackero.- reí y viendo que se acercaba violentamente hacia mí me acurruqué como pude en el asiento.

-No sabes lo que causas cada vez que me llamas así.- apretó mi pierna y me comió la boca cosa que no fue muy difícil porque en seguida le correspondí ese ansiado beso.

Cocinamos una pizza para cada uno y cenamos entre risas en la cocina, mamá y mateo estaban en el salón, Mya se encontraba con Mauro en algún lugar que no sabía, así que mamá agradeció mucho a Tomás acompañarme a todos lados, me fascinaba que mamá me dejara hacer lo que quería, no por la libertad sino porque eso demostraba la confianza que tenía en mí, añoraba mucho como era la vida con ella y por fin la tenía.

Subimos a mi cuarto para que me aseara y cambiara, me di una ducha y como tenía un baño en mi habitación salí completamente desnuda.

-Esta o esta?.- le mostré dos faldas a Tomás. -Dale pajero, deja de mirarme que me vas a borrar, además todo esto ya te lo comiste.- reí

Me quitó las faldas de la mano y me arrastró hasta la cama, sentándose y poniéndome encima suyo. -me comí solo la mitad, yo quiero todo entero.- empezó a besar mi cuello.

-Esta noche me volveré a acoplar en tu casa, vas a comer todo lo que quieras.- acaricié su pelo y tiré levemente de el. Solté leves jadeos ya que empezó a acariciar y besar mis pechos, le quite la camiseta. -O podemos comer dos veces.- recorrí con mis dedos los tatuajes de sus brazos dejando pequeños besos en sus hombros y su cuello.

Su móvil comenzó a sonar, respondió, bufé y me bajé de encima de él, comencé a alistarme, al final opté por una falda negra de vuelo, algo corta para ser sinceros y un top del mismo color, acompañados de unas botas negras altas y un maquillaje simple con el pelo liso suelto.

-Era H, hay que pasar a buscarlo, le ha surgido un problema y no tiene coche.- se puso a mi lado y me miro a través del espejo. -voy a tener que espantar a muchos tipos esta noche.- Se colocó detrás mía y sacó su móvil. -Tomemos una foto, esta facha hay que aprovecharla.- con una mano sujetaba el móvil y con la otra libre abrazó mi cintura, yo subí mi mano y la coloqué detrás de su nuca y la otra mano libre la coloqué sobre la suya, tomo una foto y antes de hacer la siguiente beso mi cuello lo que me hizo sonreír.

Compartimos números y me paso las fotos, no podía parar de observarlas, en realidad hacíamos muy buena pareja aunque era un pensamiento que verdaderamente no debía rodar por mí mente.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora