Capitulo 32

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Tomás aparcó el coche frente a una casa bastante grande, no aparentaba ser muy lujosa pero tenía buen aspecto. Me contó que el dueño de la casa se llamaba Alejo pero todos le decían Ysy A o sólo Ysy, era él quien organizaba la fiesta. Por lo visto este chico componía y cantaba, a los trece años creo el quinto escalón y de ahí mando arriba a muchos raperos que empezaron desde la miseria.

Era maravilloso hablar con Tomás sobre todos estos temas, me contaba que prácticamente todos hacían cosas no muy honradas para salir adelante pero que poco a poco la música los iba sacando de la mala vida. Ahora era el momento de mi novio y amigos, mi familia.

-Esta noche es tuya reina.- Me cogió de la mano cuando salí del coche. -Esta noche te les banco todas. Bebe y disfruta que si hay bardo yo me encargo.-

Este hombre iba a volverme loca.

-Solo quiero pasarlo bien, pero si, quiero beber mucho.-

Entramos en la fiesta y divisamos a los chicos, no faltaba nadie. Todos canturrearon y silbaron al vernos llegar. Saludamos a todos y empezamos a beber chupitos para entrar en acción.

-Esta noche la partimos nena.- Me hablaba Julieta mientras bailábamos. -Echaba de menos bailar contigo como perras.- reí ante su comentario.

Con Julia y Mya cantábamos y bailábamos lo que iba sonando. Tomás me presento a Ysy y era tan encantador como me había dicho, se notaba que se tenían aprecio.
Bebidas no paraban de pasar por mis manos, algunas contenían pastillas, otras no, solo sé que había de todos los colores.
En alguna ocasión vi a los chicos, incluido Tomás pasarse cocaina, el siempre me miraba como pidiendo aprobación pero no iba a ser yo la que le arruinara la fiesta.
Me sentía como en casa, la música y el sonido de la gente cantando y riendo retumbaba en mi cabeza.

No sé en qué momento ni cuál fue, pero alguna de todas esas pastillas estaba haciendo un efecto increíble en mi, tuve que quitarme la camisa de Tomás ya que la temperatura empezó a subir.

-Necesito encontrar a Tomás.- Le pedí a Julieta mientras bailábamos pegadas.

-Estás bien amiga.?- Me miró preocupada pero cuando asentí sonriendo sonrió conmigo. -De seguro están en la cocina, es enorme y les gusta ir ahí a hablar y fumar hierba.- Le besé la mejilla y me bebí de un trago mi copa.

Caminé hacía la cocina y ahí estaban como decía Julieta, se pasaban porros y charlaban de sus cosas.

-Que hay barderitos.- Salude a todos y me apoye en el pecho de Tomás que en seguida me rodeó con sus brazos. -Quiero hablar contigo.- Le susurre al oído.

-Que pasa reina?.- Mordí el lóbulo de su oreja y noté cómo sonreía agrandado.

-Podéis ir arriba mientras no sea a mi habitación.- Ysy subía y bajaba las cejas con cara divertida causando una carcajada a Tomás.

Agarró mi mano y caminó conmigo hacia las escaleras, gente bebiendo y besándose las adornaba. Paró en mitad del pasillo y abrió la puerta que teníamos en frente.

Era una habitación simple pero bonita, paredes blancas con decoración minimalista y una cama bastante grande. Me servía para estar con mi hombre.

Entramos y cerró la puerta con pestillo.

Me acerqué a él, rodeé su cuello con mis brazos y lo besé. Hizo presión en mis muslos y de un salto enganche mis piernas en su cadera. Pasó las manos a mi culo y lo apretó.

-Nena.- Jadeo cuando empecé a lamer su cuello. -Si es una broma no tiene gracia.- Mordí su cuello y jadeo aún más.

No habíamos tenido sexo desde el percance de la cafetería, el era muy paciente conmigo. Era hora de recompensárselo.

Me bajé de sus piernas, cogí su mano y la posé sobre mi feminidad. -Crees que estoy para bromear crackero.- metí su mano dentro del tanga mientras nos mirábamos a los ojos.

Empezó a mover su mano y no pude evitar gemir cuando metió dos dentro mío sin piedad. -Dímelo otra vez.- Mantenía un ritmo firme y prolongado.

-Cr..crackero.- Me agarraba a sus brazos para poder mantenerme en pie.

Sacó los dedos de mi y un vacío me invadió todo el cuerpo, me quitó el vestido y me empujó a la cama. Me acomodé y quité mis botas. El aún de pie se desvestía, demasiado lento para mi gusto mientras no quitábamos la mirada el uno del otro.
Cuando ambos estuvimos completamente desnudos se tumbó sobre mí.

-Si en algún momento quieres parar pídelo.- Besó mi frente. -Sino es así te voy a dar y no consejos reina.-

Lo besé y bajé mi mano a su entrepierna, agarré su miembro y empecé a masturbarlo. Verlo con la boca entre abierta y los ojos cerrados después de tanto tiempo me estaba poniendo a mil.

Lo aparté de mí y me puse de pie en frente suya, comencé a hacerme una coleta y el pillo la indirecta enderezándose en el borde de la cama.
Me agaché y abrí sus rodillas acomodándome entre ellas.
Comencé lamiendo la punta. -Mírame.- pidió desesperado. Metí su miembro completo en mi boca sin perder el contacto visual con el. Tiró la cabeza hacia atrás y exclamó. -Joder Carlota.- suspiró. No tardó mucho en agarrarme de la coleta y hacer más presión. -Déjame correrme en tu boca.-
Sus palabras, suspiros y jadeos hacían que cada vez mi feminidad estuviera más mojada. Seguí con lo mío hasta que lo noté tensarse y pocos segundo después su líquido caliente llenó mi boca. Sin dudar trague aquel regalo y me subí encima suya.

-El mejor pete de mi vida.- Rei ante su comentario.

Limpie el sudor de mi frente y comencé a besar su cuello. -Nunca te lo pido, pero quiero que me folles Tomy.-

De un movimiento brusco se levantó tumbándome boca abajo y me cogió del abdomen poniéndome a cuatro patas.

-Voy a partirte nena.- azoto mi culo y acercó su cara a mi feminidad. Comenzó a lamer desesperadamente.

Me era imposible no gemir, demasiado alto. -Tomy, joder Tomy.- Agarraba fuerte las sábanas para no caer de boca sobre el colchón, demasiado placer después de tanto tiempo.
No sé en qué momento cogió un preservativo y se lo puso, estaba demasiado ocupada como para fijarme.
Noté cómo posicionó su miembro en mi zona y después de varios roces sobre ella entró sin aviso. -La puta madre.- Abrí mis ojos con sorpresa.

Sus movimientos eran bruscos y rápidos. Agarró de nuevo mi pelo tirando mi cabeza hacía atrás y con la otra mano libre me daba pequeños golpes en las nalgas.

Gemidos y jadeos por parte de ambos más el ruido de nuestros cuerpos chocando eran las melodías que llenaban la habitación.

Me elevé aún estando de rodillas y pegué mi espalda a su pecho. Su mano rodeó mi cuello y con la mano libre cogió la mía y la posicionó sobre mí clitoris. -Tócate para mi reina.-

Comencé a tocarme mientras él no dejaba de penetrante. Podía jurar que estaba viendo las estrellas. Si seguíamos así iba a correrme en cualquier momento.

-Voy a llegar Tomás.- conseguí decir. Comencé a mover mi mano más deprisa y pequeños espasmos llegaban a mi cuerpo.

Unas cuantas penetraciones más ambos estábamos gritando nuestros nombres dando paso a nuestros respectivos orgasmos. Me sujetó hasta que dejé de temblar y con cuidado me ayudo a tumbarme en la cama. Se quito el preservativo, le hizo un nudo y lo tiró al suelo. Se tumbó a mi lado y me abrazo.

Cogió mi cara con sus manos y me besó lentamente. -Te amo.-

Sonreí aún con los ojos cerrados. -Te amo Tomás Campos.-

Estuvimos un rato dándonos caricias, nos cubrió con la sábana y puso su cabeza sobre mi abdomen, cosa que hacía cuando quería que le hiciera cosquillas, no dude en deleitarlo.
Su respiración se relajó indicándome que se había quedado dormido, amaba cuando se dormía así encima mía.

Me importaba una mierda que abajo hubiera una fiesta increíble o que todos nuestros amigos estuvieran disfrutando de la noche, todo lo que quería lo tenia aquí conmigo y pensaba disfrutarlo.

Apagué la pequeña lámpara que nos alumbraba desde la mesita de noche y aunque no me escuchara no dude en decirlo.

-Buenas noches mi amor.- Me acomodé aún con él encima y me quedé profundamente dormida.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora