Capitulo 27

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Tomás llamó a la policía y horas después sacaron el cuerpo sin vida de Nacho mientras los agentes sacaban pruebas de aquella triste escena. Su sangre se mezclaba con la mía en el suelo y un ambiente frío podía respirarse a cuadras de aquella vieja cafetería.
La gente se agolpaba a ver que había pasado mientras los llantos de la Anciana Susana se me clavaban en la cabeza. No podía articular palabra, ni si quiera pude mirarla a la cara cuando entre dolor y sufrimiento me preguntaba que había pasado. Su querido nieto había sido asesinado por violador y aún así podía entender todo lo que aquella mujer estaba pasando en esos momentos.
Tomás atendía miles de llamadas, el rumor se había extendido por todo Neuquén y todos querían saber si estábamos bien.

Una ambulancia nos llevaba al hospital, la camilla era fría y algo dura pero tener a Tomás al lado me hacía sentir la paz que necesitaba en esos momentos. No hablamos en todo el viaje, no hacía falta. Cuando Tomás apoyó su mano en mi pierna y la aparte con miedo, por instinto, entendió que el mayor daño había quedado grabado en mi mente.

Miraba a un punto fijo de aquella triste habitación de hospital donde una ambulancia me había traído para hacerme una inspección.
Escuchaba los gritos de mi madre pidiendo verme, lloraba desconsolada y lo que parecía ser un psicólogo por lo que escuché hablar intentaba ayudarla.

-Necesito que te quites la ropa Carlota.- La doctora habló con dulzura y le dediqué una mirada llena de dolor. -Aquí estás a salvo, solo quiero ayudarte.-

Lentamente comencé a desvestirme y ella atenta a cada movimiento doblaba con cuidado mi ropa junto con el buzo de Tomás. Tomó fotos a mi cuerpo, según me dijo para adjuntar pruebas a la denuncia que el propio hospital pondría para ponerme a salvo.

Moretones y heridas cubrían mi torso, en algunas zonas necesité puntos pero por suerte no tenía nada roto.

-Necesito saber si ha llegado a..- La interrumpí. -No, Tomás llegó a tiempo.- ella me miró compasiva cuando una lágrima rodó por mi mejilla. -No se que hubiera sido de mi si mi novio no hubiera llegado.-

-No te martirices con eso niña, ese hombre acabó donde se merecía y tú gracias a Dios estás entera, llevo mucho tiempo trabajando en esto y no todas las víctimas de una violación corren con tanta suerte.-

Me ayudo a vestirme y relleno algunos papeles que luego me tocó firmar. Antes de salir de la habitación cogió mi brazo y me abrazó con ternura. -Suerte niña, después de algo así la vida sólo puede ir a mejor, tienes a gente que te ayudará a salir adelante.-

Era gratificante recibir ese trato después de tremendo trauma. Era compasiva conmigo sin conocerme y aunque no necesitaba la lastima de nadie sus palabras me ayudaron.

Mamá se lanzó a mis brazos en cuanto me vio mientras me lloraba en el hombro diciéndome que todo estaría bien. Todos estaban ahí, consolando a Tomás y esperando por verme bien.
En cuanto mamá se separó de mi Homer me rodeó entre sus brazos y no tarde ni un segundo en responderle el abrazo.

-El cenfe nos contó todo y eres la mina más valiente que conozco hermana.- me susurró al oído. Yo sólo lo abracé más fuerte.

De verdad qué agradecía las palabras de apoyo de todos, me demostraron que más que un grupo de amigos éramos una familia.

Juraron matar a cualquier amigo de Nacho que intentase cobrarse alguna venganza o algo por el estilo, yo por el momento no podía pensar en más violencia aunque en el fondo agradecía que se preocuparan tanto por mi.

Mamá insistió mucho en que volviera a casa con ella y Mateo, sin dudar negué su amable propuesta, amaba a mi mamá con todo mi corazón pero sabía que en estos momentos vivir con ella sería como estar encerrada en una burbuja y no necesitaba más agobios, solo necesitaba a Tomás, una vez más me había demostrado lo importante que era para él y no quería abandonarlo ni en uno de mis peores momentos.

El en ningún momento apartó su mirada de mi, se le veía triste y aunque fuera normal solo quería que volviera a mirarme como antes, me prometí a mi misma salir adelante por él y por mi, por ese nosotros que estábamos intentando construir otra vez.

Caminé hacia él mientras todos miraban. -Por favor llévame a casa.- le susurre cuando él abrió los brazos y me acurrucó en su pecho. -No me importa si a tu apartamento o al mío, pero juntos.- Besó mi cabeza y asintió.

Se despidió de todos por mi y les prometió que en cuanto estuviera preparada para salir de casa los visitaríamos a todos. Escuché a Mateo agradecerle a Tomás por todo lo que estaba haciendo por mi. Que bueno era el novio de mamá, de ahí entendía el corazón tan grande que tenía Mya.

-No necesito silencio Tomy, me agobia estar sola con mis pensamientos.- El camino a casa sin articular palabra me estaba matando.

-He vivido mil mierdas pero nunca habían dañado tanto alguien a quien amo, créeme cuando te digo que no sé qué cojones debo hacer.- Su mirada era sincera y el tono de voz me demostraba que estaba nervioso.

Le acaricié la mejilla. -Tú sólo trátame como siempre por favor.- Asintió. -Ayúdame a que esta.- toque mi cabeza. -Cure antes que todas las heridas.-

Paró el coche en el primer hueco que vio y desabrochó su cinturón seguido del mío. Corrió su asiento hacia atrás y sin esperármelo me agarró de las piernas y me sentó encima de él, tuve que agarrarme a sus hombros para no perder el equilibrio. Nos fundimos en un abrazo, escondí mi cabeza en su hombro y después de un tiempo habló.

-Vamos a salir de esta nena. Yo casi me muero al ver esa escena y es algo que debo superar, ambos nos ayudaremos.- Alcé la cabeza y fije mi mirada en la suya. -Si llegó a perderte Carlota.-

Pose mi dedo índice en sus labios. -Estamos juntos en esta crackero.-

Y ahí fue cuando por una milésima de segundo perdí todo el miedo a lo que había vivido recientemente e hice lo que más necesitaba, lo besé, nos dimos el beso más sincero que jamás nos habíamos dado, sin pasión ni locura, solo había amor.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora