Día libre en la cafetería, aún así iba a salir con Tomás a hacer una entrega, nuestra primera entrega juntos, cualquier persona normal se espantaría pero nosotros habíamos decidido comer fuera de casa antes como si de una cita se tratase.
El aire remoloneaba mechones peliverdes por la cara de Tomás a causa de que conducía con su ventanilla abierta. Miraba serio hacia delante y de vez en cuando le daba caladas a su porro.
-Por qué me miras tanto reina?.- Me pasó el porro y acarició mi pierna antes de volver a conducir.
-Me gusta verte, me gustas tú.- Le tomé una foto con mi teléfono. -Eres jodidamente atractivo tomy.- El solo carcajeó y me lanzó un beso.
Tardamos poco en llegar a aquel barrio donde Lucho me trajo la otra vez y cuando divísanos el edificio en ruinas Tomás aparcó en la puerta.
-No te alejes de mí y si es necesario saca tu pistola.- Sacó las bolsas con la droga y me dio dos mientras él cargaba otras dos. -Yo te cuido pero estos perros tienen que saber que puedes cuidarte sola.-
Caminamos en silencio hacia el interior del edificio. El semblante de Tomás era serio y autoritario, no era el mismo que habitaba en mi apartamento o me hacía sentir en casa cuando estábamos en el suyo. Supongo que tiene que ser así, tiene que hacer que todo el mundo lo respete para cuidarse a sí mismo. Algún día quizás yo podría ser así.
Podía sentir esas miradas sucias encima de mi de nuevo, cada hombre que nos cruzábamos me escaneaba de arriba a bajo pero a diferencia de antes está vez ninguno se atrevió a decirme nada. Es un asco que te respeten por el hombre que te acompaña antes que por ser mujer.
-Aquí tienes tu droga.- Dejamos las bolsas encima de la mesa grande y el chico de la otra vez extendió otras cuatro bolsas que contenían dinero.
-Que opinas cenfe, la calle habla mucho y si es verdad que esta mina va por ahí sola sería mejor que la dejaras acá conmigo.- Intentó caminar hacia mi con una sonrisa burlona pero la mano de Tomás ejerciendo fuerza sobre su pecho lo hizo volver hacia atrás.
-No te dijo tu jefe que con ella no se juega.- Se acercó a él. -Puedo meterte la bala de la que se libró en aquella fiesta.-
El chico levantó las manos a la altura de su pecho y carcajeó. -Solo quería comprobar si la proteges tanto como dicen Campos.- Me miró. -Yo también la protegería.-
Cogimos las bolsas con el dinero y nos dirigimos fuera del edificio, las metimos en el maletero y una vez dentro del coche nos dirigimos a casa de H.
El viaje de vuelta fue en silencio, sé que ese chico había enfadado a Tomás con sus comentarios hacia mi y no iba a ser yo la que iba a molestarlo.
Una vez en casa de H el ambiente se relajó un poco más. Estábamos todos, tomando y riendo como solíamos hacerlo cuando teníamos un rato libre. Íbamos a cenar en familia como nos gustaba llamarlo.
-Entonces ya regresaron?.- Nos preguntó Mauro y Mya le dio un codazo en sus costillas mientras le indicaba que se callara.
-No. Me deja dormir en su cama pero no ser su novio.- Contestó Tomás de una manera seca.
Lo miré apenada, claro que quería algo formal con él pero necesitaba que fuera lento, de igual forma ambos sabíamos que nos duraría poco eso de ir despacio ya que la necesidad que nos tenemos es enorme, pero el señorito necesitaba gritar a los cuatro vientos que era de su propiedad.
-Deja de llorar hermano, la cagaste y aún así tenéis algo.- le pegó H un coscorrón en la cabeza. -Disfrútala en vez de estar quejándote tanto.- Bebió de su cerveza mientras me giñaba un ojo.
Era increíble la forma en que Homer me cuidaba, no tendría vida para estar agradecía con la amistad que habíamos formado. Me limite a sonreírle.
Un mensaje llegó a mi móvil. -Chicos tengo que irme, Susana me necesita para cerrar la cafetería.-
Tomás cogió las llaves del coche. -Yo te llevo reina.- nos despedimos de todos y montamos al coche.
-Llevas desde esta tarde distante conmigo y ahora te ofreces a llevarme. No te entiendo.- Me miró y volvió su vista a la carretera.
-Quieres que vayamos poco a poco o quieres que no te deje sola ni un momento decídete.- apretó fuerte el volante y suspiró. -Yo no puedo estar a medias contigo Carlota, tiene que ser todo o nada porque así somos.-
-Entonces deja de ser un idiota y pídemelo.- Me tiré sobre él una vez que aparcó el coche en el estacionamiento de la cafetería.
Abrió sus brazos y me colocó bien encima de él. Nos importaba una mierda estar así donde cualquiera podía vernos.
-Eso ya no se pide pedazo de vieja.- Rió y dejó pequeños besos en mi cuello.
-Si no me lo pides será un placer ser tu amiga.- Lo besé. -Y los amigos no se besan, no cogen... ya sabes tomy.- le guiñé un ojo.
Pegó su frente a la mía y agarró mis nalgas con ambas manos. -Carlota querés ser mi novia?.-
Obvio que accedí. Estuvimos unos minutos de besos y caricias dentro de su coche hasta que recordé que estábamos aquí para ayudar a la pobre Susana.
-Te espero en el coche fumando, no tardes reina.- se despidió de mí con un último beso y yo lo saludé con la mano antes de entrar a la cafetería.
-Susana ya llegue.- Alce la voz al no verla por ningún lado.
La cafetería estaba vacía, se notaba que hace poco si había gente porque estaba todo sin recoger. Dudaba si ponerme el uniforme o no pero me dirigí al vertuario ya que mancharme mi ropa no era una opción.
Qué raro todavía no ver a Susana, ella nunca dejaría la cafetería sin supervisión.
Abrí mi taquilla y me quite la camiseta para proceder a cambiarme.
-Llegaste.- Esa voz. Esa maldita voz una vez más.
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Oportuno. -C.R.O
Fanfiction-Quedaste impregnado en mi alma a fuego lento, amándote tanto que quema. - Es mi primera novela pero espero que os guste 🖕🏻💘 TEMPORADA 1 y 2.