Capitulo 15 (III)

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Fuimos a un boliche donde al conocer a los chicos nos metieron a una vip sin problema alguno.

Estaba sentada en un sillón de la vip mirando mi móvil. Quería asegurarme de que nadie había grabado nada y que las redes sociales estaban tranquilas.

-Sácate eso ya de la cabeza.- Dijo Tomás sentándose a mi lado. -No has hecho nada que no quisiéramos hacer nosotros.-

Bufé y lo miré. -Déjame tranquila Tomás.- Guardé mi móvil en mi bolso. -No tienes por ahí ninguna piba con la que perderte.-

Me levanté y dejando mi bolso en el sillón me alejé de él.

Estaba claro que no iba a rendirse al menos esta noche. Me agarró de la muñeca y me giró hacia él.

-Le has pegado por todo lo que ha dicho de mi ahora no te hagas la que me odias.- Dijo en voz alta debido a la música del boliche.

-Y crees que por eso todo está solucionado.- respondí de mala gana. -Ya te he dicho que me dejes tranquila.- Me solté de su agarre y salí de la vip.

Caminé entre la gente hasta los baños y una vez me puse a la cola en el espejo vi reflejado a Tomás detrás mía.

El chico de seguridad entró y aprovechando que estaban hablando entré al baño e hice mis necesidades. Al salir Tomás ya no estaba y suspiré aliviada mientras lavaba mis manos.

-Debe acompañarme señorita.- Dijo el chico de seguridad.

-No voy a ir a ningún lado con un desconocido.- Lo reté.

Chillé cuando sin esperármelo me agarró y me arrastró con él entre la gente. Lo golpeé, le enterré las uñas en la carne de la mano y aún así aquel tipo con más músculos que pelo ni se inmutó y siguió caminando como si nada.

Me hizo subir por unas escaleras y cuando llegamos a una especie de terraza con sillones cerró la puerta y me miró serio.

Me asusté un poco pero no iba a dejar que lo notara.

-Déjame salir de aquí musculitos.- Intenté apartarlo de la puerta.

La risa de Tomás me hizo girarme a mirarlo. Ahí estaba él enseñándome sus precioso dientes mientras me sonreía.

Escuché la puerta cerrarse detrás mía y el sonido de una llave. Aquel seguridad ya no estaba ahí con nosotros. La puta que lo parió.

-Hasta que no hablemos no vamos a salir de aquí.- dijo acercándose a mí.

-No tengo nada para decirte porque ya sabes de sobra que eres un idiota.- Respondí.

-Vas a putear a todo el que se te acerque esta noche?.- Alzó una ceja con cara divertida.

Me crucé de brazos. -Sólo a los que se lo merecen.-

Cuando ya estaba a una distancia prudente de mi se paró.

-Por qué me has defendido.?- Preguntó serio.

-Ya te dije que no soy como te piensas. No soy lo peor sabes.- Contesté de la misma manera.

-No pienso que seas lo peor.- Pasó ambas manos por su pelo.

Una carcajada se escapó de mi garganta. -Dejaste bien claro que piensas que soy una puta.- Avancé hasta él y con mi dedo golpeé su pecho dos veces. -Tú me lo dijiste a la cara.-

Cogió mi mano y la aparté rápidamente.

-Estaba enfadado porque te habías follado a ese hijo de mil putas.- bufó.

Lo miré mal y comencé a andar por aquel sitio. -Tú te estabas follando a tu nueva novia.-

Él se quedó parado en su sitio con su mirada fija en mi.

-Y bien Tomás... te ha sorprendido que en vez de follarmelo le haya partido la cara?.- Me giré y lo mire.

En su cara podía ver que mi actitud lo estaba cabreando. Eso también me importaba una mierda.

-Cállate.- Dijo.

Ahora estaba caminando hacia él de nuevo.

-Pensaba que estábamos aquí para hablar.- Sonreí.

Él también caminó hacía a mí y cogiéndome de los hombros me acorraló contra una pared.

-Té he traído aquí para pedirte perdón y no te callas.- Dijo a escasos centímetros de mí.

-No te mereces que te perdone porque no paras de hacerme daño.- respondí seriamente.

-Ni yo mismo puedo perdonarme por ello.- Intenté interrumpirlo pero me tapó la boca. -Todos los putos días voy a tu despacho y me siento ahí en silencio sabiendo que por mi culpa no vas a entrar por esa puerta.- Suspiró. -Llego a casa y no estás porque por mis cagadas vives en otro puto sitio.- cuando vio que lo miraba atenta apartó la mano de mi boca y lo seguí escuchando en silencio. -Todo en mi vida ha perdido sentido porque no estás tú en todo lo que hago. Sólo estás en mi puta cabeza y no me vale Carlota.- Su cara había pasado del enfado a la tristeza.

-Si no te vale por qué estás tan empeñado en que lo que teníamos no funcione.- Suspiré. -Me echaste de tu vida y me pediste que te echara de la mía.- me mordí el labio para evitar llorar.

-A veces quiero salvarte de lo que soy y otras quiero ser mejor para poder estar contigo.- Acarició mi mejilla.

-Céntrate de una puta vez en lo segundo Tomi.- Le sonreí con tristeza.

Tiró de mi con cuidado y nos fundimos en un abrazo. Lo rodeé con mis brazos y apoyé mi cabeza en su pecho.

-Si ese hijo de puta vuelve a llamarte reina va a terminar con algo más que la nariz partida.- Dijo rompiendo el silencio.

Reí ante su comentario. -Sólo me gusta cuando me llamas así tú.-

Acarició mi pelo mientras aún seguíamos abrazados y una vez que nos separamos intento besarme pero lo frené. Me miró extrañado y se me hizo adorable.

-Que no te haya tirado por la terraza no significa que hayas superado la prueba. Vas a tener que ganarte todo a partir de ahora.- Le sonreí.

Asintió con la cabeza y besó mi frente.

Estuvimos un rato más hablando hasta que el chico de seguridad vino y nos abrió la puerta. Volvimos a la vip y entre miradas y sonrisas entre Tomás y yo disfrutamos del resto de la noche junto con los chicos.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora