Capitulo 41

604 42 2
                                    

Ambos se vestían ante mi atenta mirada, la chica no dijo absolutamente nada mientras que Tomás no dejaba de maldecir. Me permitir desviar la mirada por toda la habitación. El cenicero rebosaba colillas de cigarrillos y porros mientras que en la mesa había un polvo blanco, una tarjeta de crédito y una bolsita con más de ese polvo. Lo había vuelto a hacer. Me prometió abandonar aquellos vicios y solo era otra mentira más.

Reaccioné instintivamente dando un paso hacia atrás cuando él se acercó a mi. Intentó tocarme pero alejé mis manos de las suyas con brusquedad. Julieta llevaba razón, no sé merecía verme destruida nunca más.

-Por favor Carlota déjame hablarte.- Pasó una mano por su pelo con nerviosismo.

-Todo lo que tengas para decirme me importa una mierda.- Lo señalé con el dedo índice. -Porque a partir de hoy tú me importas una mierda Tomás Campos.- Suspiré. -Te dije que algo pasaba contigo.- Me acerqué más a él. -Y por más que lo negabas aquí estamos.-

Tomás se giró y miró a la chica que nos miraba con un tono burlón. -Mara lárgate. Esto es entre mi novia y yo.-

La chica cogió su bolso y cuando pasó por mi lado la frené.

-Antes de irte dime a la cara porque me dijiste lo que pasaba.- la agarré fuerte del brazo. Me importaba una mierda si le hacía daño pero por su cara estaba segura que le dolía.

Tomás nos miraba a ambas sin saber que pasaba.

-Estoy cansada de no ser tú.- Se separó de mi agarre. -Pero por lo que veo soy mucho mejor.- Me miró de arriba abajo.

No pensé, sólo actué y estampé mi mano sobre su cara haciéndola retroceder unos pasos. Me aproxime a ella amenazantemente.

-Me importa una soberana mierda si te lo follas todos los días o si te has enamorado de él.- La empuje y callo sobre el sofá sentada. -Pero no voy a pasarte por alto que me ataques a mi como persona.- iba a lanzarme sobre ella cuando los brazos de Tomás me atraparon separándome de aquella chica. -Suéltame imbécil.- grité.

La chica no perdió la oportunidad y salió por patas del estudio dejándonos a los dos solos. Tomás me soltó y lo empujé.

-Estás loca o que esto no es Neuquén para agredir a todo el mundo.- elevó la voz.

-Solo te importa que no le pegue a tu puta, tranquilo Tomás que no la he tocado, sigue estando bonita para ti.-

-Ella no es nada para mí si te tengo a ti.-

No pude evitarlo y comencé a reír. -Ella no es nada para ti pero soy yo la que ha pasado noches sola en casa para que tú me cagues con ella.- lo miré con asco. -Dices que yo soy todo para ti pero no paras de joderme la vida.-

Agachó la cabeza y suspiró. -No puedo negarlo ni poner excusas. Pero créeme que lo siento.-

-No lo sentías cuando estabas con ella, no lo sentías cuando la tocabas o cuando la besabas.- levanté su mentón y lo mire a los ojos. -No lo sentías cuando ignorabas mis mensajes y llamadas, no sentías abandonarme por ella porque eres así Tomás.- limpié las lágrimas que corrían por sus mejillas. -Antepones todo y a todos por tu beneficio y es por eso por lo que no va a volver a verme jamás.-

Negó con la cabeza. -No voy a permitirlo y lo sabes. Siempre encuentro la forma de volver a ti, de hacer que me quieras.-

-Esta vez no. Te hundiste con todo pero no vas a arrastrarme contigo.-

-Puedes irte por esa puerta ahora mismo, puedes irte lejos. Puede que ya no seamos más nosotros pero sabes tan bien como yo que mi infierno es el tuyo y que estamos condenados al mismo fuego porque nos amamos tanto que quema.- Agarró mi mano. -Encontraré la forma de que me perdones y nos amemos de nuevo. Te lo juro reina.-

Me separé de él, caminé hacia la puerta y me giré a verlo.

-Adiós Tomás. Ojalá la vida te brinde algo tan bueno como lo que yo tenia para ti. Sino es así cuídate mucho.-

Y así fue como dejando atrás al que un día fue el amor de mi vida abandoné el estudio, abandoné nuestro amor y todo lo que habíamos construido porque él había decidido abandonarme a mi.

No me permití llorar en todo el camino, no hasta que llegue al coche de mi amiga que me esperaba como había prometido. Estaba fuera apoyada en la puerta del copiloto y en cuanto llegue a ella me apretó entre sus delgados y tatuados brazos.

-Eres muy valiente Carlota, la mujer más fuerte que conozco.- Susurró y besó mi cabeza.

-Por favor vámonos, cualquier sitio me vale menos mi casa.-

Subimos al coche y al principio empezamos a conducir sin rumbo, en silencio. Ella me ofreció volver a casa de Sol pero me negué ya que lo que menos quería era un torbellino de preguntas sobre el tema.
Se encargó de escribirle a nuestros amigos diciéndoles que estábamos bien y que cuando yo estuviera preparada hablaríamos con ellos.

-Julieta.- Mi voz sonaba más bien como un desgarro.

Ella me miró indicándome que siguiera hablando.

-Es normal que me apetezca una copa cuando acabo de dejarlo con mi novio?.- Me miró y sonrió.

-Cada uno lleva las penas a su manera. Te llevaré al lugar que necesitas.-

Diez minutos después estábamos frente a un pub de mala muerte, bastante solitario por lo que indicaba el aparcamiento vacío.

Nos sentamos en la barra y mientras le contaba la conversación que habita tenido con Tomás en el estudio un número indebido de tragos iban pasando por mis manos.

En ningún momento me dejó sola. Cuando ya no cabía más alcohol en mi organismos me llevó a su casa. Me aguantó vomitar y llorar a partes iguales  y tras darme una ducha me acogió en su cama donde dormimos abrazadas. En ningún momento se quejó por oírme hablar reiteradas veces de lo mucho que amaba a Tomás y porque no podía perdonarlo.

Era reconfortante ver cómo aunque la vida pintase jodida una vez más había gente leal y sincera que si me quería desinteresadamente.

No me cansaría de gritarlo al mundo entero. Julieta tenía el corazón más grande y noble de todo el universo.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora