Capítulo 8

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NARRA TOMÁS

-Dame una sola razón por la que no deba romperte la cara.- Apretaba con fuerza el cuello de mi camiseta.

Este pelotudo toda la vida de mi parte y ahora me cambiaba por una guacha que conoció después que a mí. Solo porque tenían una fuerte amistad. Y la nuestra que.

-Yo sólo quiero tener con ella lo que tenia antes Homer.- Me solté de su agarre y coloque bien mi ropa arrugada por sus enormes manos. -Vamos hermano apóyame esta vez que no la voy a cagar.-

Suspiró de manera sonora y apretando el mentón me miró con su cara más seria.

-Mientras tú estabas en España con esa tipa pasándola piola todos nosotros estábamos con ella para que no la pasara tan mal.- Me señaló con su dedo índice. -Yo tuve que mostrarle cómo era tu vida para que entendiera que no ibas a volver.-

Caminó por todo el estudio respirando pesadamente bajo mi atenta mirada. Lo conocía desde que éramos niños y cuando estaba así el próximo movimiento podría ser abalanzarse sobre mí para cagarme a piñas. Encima el hijo de puta al lado mío era enorme y me iba a hacer mierda.

-Te juro que solo quiero ser otra vez lo que éramos antes. En la época de Neuquén todo lo que no fuéramos nosotros nos importaba una mierda y nos iba bien.- Reclame.

Y no mentía. Lo único que quería de Carlota era estar con ella toda la vida. Me importaba una mierda si nadie estaba de acuerdo mientras ella quisiese lo mismo que yo.

-Y crees que ella va a dejar de lado todo lo que le has hecho y vais a poder estar como si nada?.- Me miró divertido. -La droga te está dejando fatal hermano.-

-Sabes que si lo creo salame.- Retrocedí unos pasos cuando camino hacia mi. -Ella no está podrida como nosotros. Ella es buena.- Sonreí cuando Carlota vino a mi mente. -Ella es la persona más buena y tú lo sabes.-

-Demasiado buena para ti Cenfe.- Negó con la cabeza repetidas veces.

Se sentó en la silla frente al ordenador y después de unos segundos se giró y me miró.

-Voy a dejar que todo lleve su curso. Pero si la haces llorar una vez más te parto en mil y me va a importar una mierda que seas como mi hermano.-

Le sonreí como un niño pequeño y le lancé un cogollo de hierba.

-Té has ganado fumar hermanito.- Me reí. -Pero compartes un poco.-

Homer empezó a liarse un porro mientras yo abría una bolsa de snack y comía unos cuantos.
Se me hacía raro que Carlota aún no hubiera aparecido por el estudio. Quizás estaba huyendo de mi.

-Hoy no viene Carlota?.- Miré a Homer.

El cabrón me miró y sonrió enseñándome sus estúpidos dientes blancos. Menuda cara de pelotudo.

-Hoy está donde Ecko.- Carcajeó.

Lo miré con mi peor cara de mierda.

-Tranquilo Cenfe. Ni que la guacha estuviera soltera.- Rio más fuerte.

NARRA CARLOTA

Estábamos en una sesión de fotos para una marca de ropa. Si la cosa salía bien Ecko también iría a la cabeza en un anuncio de publicidad para la misma.

Una mujer lo dirigía en poses mientras yo solo tomaba las fotografías. Ecko era todo un profesional en esto lo que nos agilizaba bastante el trabajo.

En todo el día no había dirigido palabra con él. No es que después de lo que pasó entre nosotros lo fuese a olvidar, pero siendo sincera no podía quitarme a Tomás de la cabeza.

Tenía que ser sincera con Ecko ya que cada vez que tenía la oportunidad me sonreía o me giñaba los ojos. Yo me limitaba a hacer como que no veía cada gesto que me dedicaba.

-Listo chicos! Vayan a descansar.- La mujer que dirigía a Ecko había dado por acabada la sesión.

Fui a grandes zancadas hacia la mesa donde había comida y bebida para todos los que allí trabajábamos. Cogí una botella de agua y me bebí la mitad de una. Quizás ayer si me pase un poco con el alcohol y me estaba pasando factura.

-Por qué la única chica que quiero que me mire hoy no me da ni la hora.- Su voz me erizó la piel.

Se había colocado detrás de mí. Su perfume mezclado con su aroma corporal podría embriagar a cualquier chica.

Me giré lentamente y le sonreí tímidamente. Con una de sus manos acuno mi mejilla y sensualmente besó la otra.

-Ocurre algo nena?.- Peino mi pelo detrás de mi oreja. -No te conozco mucho pero algo te pasa en esa cabecita.-

Lo miré con vergüenza. Lo más lógico sería contarle mi beso con Tomás aún que no fuésemos nada como para tener que darle explicaciones.

-Tomas ha vuelto... y nos besamos.- Solté sin pensar.

Su mirada era seria. Se separó unos centímetros de mí y suspiró.

-Te besas con el tipo que te engañó y yo que quiero hacer las cosas bien contigo me ignoras.- Sonrío cínicamente. -Estupendo.-

Su tono de voz había cambiado por completo. Ya no era el chico gracioso y cariñoso que Cazzu me había presentado.

-El me besó y aunque me joda todavía soy muy débil ante él.- Hablé nerviosa.

No sé porque demonios le estaba dando explicaciones y tampoco sé porque me sentía así.

-Estás dejando que te manipule a su antojo.-

-A mi nadie me está manipulando Ignacio.- Resoplé.

Este tipo me está cansando ya. Hemos follado una sola vez y ya se cree con derecho a decirme esas cosas.

-Sabes que cuando se canse te volverá a ignorar por irse con otras mujeres.- Sonrió. -Tomás es así y ni tú lo vas a cambiar.-

A la mierda Ecko y su estúpida rivalidad con Tomás. Ya había escuchado bastante.

-Véte a la mierda Ignacio. Vete a la mierda por creer que puedes decirme todo esto.- Lo señalé con el dedo. -En tú vida vas a saber lo que siento porque en tu vida vas a tener con nadie lo que yo he tenido con Tomás.-

Cogí mi cámara y dejé la botella de agua encima de la mesa. Sin más me fui de ahí sin escuchar si tenía algo más para decirme.

Me importaban dos mierdas si la gente veía bien o no aquel maldito beso. No estaba arrepentida y me había gustado. Tomás no se merecía nada de mi y aún así le estaba dando demasiado; pero eso a mi también me importaba una mierda.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora