Capitulo 14

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-Vamos enséñame que tienes ahí.- Sonreí como una niña pequeña.
Tomás había llegado a nuestro apartamento con un paquete que según él era para mi y debía esperar para abrirlo.

-Todavía no reina.- Me sonrió de vuelta mientras mantenía el paquete escondido detrás de su espalda.

Desde pequeña había sigo una persona muy impaciente; mucho más si se trataba de regalos o sorpresas.

-Estoy dispuesta a negociar Crackero.- Me acerque más a él.
Cuando lo tuve lo suficientemente cerca apoyé mis manos en su abdomen cubierto por su ropa y deje un beso sobre sus labios.

Él sonrió con los ojos cerrados. -Vas a tener que ofrecerme mucho más.- Besó mis labios.

Le seguí el beso que poco a poco se fue intensificando. Lentamente moví mis manos de su abdomen a su espalda y cuando comenzó a besarme el cuello le arrebaté el paquete de las manos y corrí dirección a la cocina.

No podía parar de reír mientras escuchaba sus pasos detrás de los míos.

-Jugaste sucio Carlota.- El también reía.

Apoye el paquete encima de la mesa y rápidamente le quité el envoltorio. Para cuando él estaba detrás de mí ya estaba descubierto totalmente. Simplemente me abrazo por la espalda y apoyo su cara en mi hombro.

-Sorpresa.- Me habló bajito al oído y sonrió.

No me lo podía creer. Se había tomado la molestia de regalarme la cámara que tanto quería para mis futuros proyectos en el estudio.

Saqué la cámara de la caja y la inspeccioné por todos lados.

-Es tan perfecta.- Sonreí.

Giré aún en sus brazos y con mis manos acuné sus mejillas para besarlo.

-Te amo Tomás.-

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Suspiré con dolor una vez que volví a la realidad. Guardé la cámara en una de las cajas donde iban mis pertenencias y limpié las lágrimas que se habían escapado por mis ojos mientras recordaba aquel bonito momento.

Todo a mi alrededor estaba vacío; sin vida. Las paredes ya no estaban adornadas con nada, las estanterías tampoco. No quedaba ni un sólo rastro de que yo había pasado allí tanto tiempo.

Quizás sólo necesitaba estar fuera para darme cuenta de que no quería irme, de que realmente nunca quise hacerlo.

Mi vida parecía estar cobrando otra vez sentido y de un día para el otro me faltaba hasta el trabajo. Lo que más me dolía es que otra vez estaba en cero con Tomás, otra vez nos odiábamos y otra vez íbamos a morir con tanta pena.

Me adentré en el ascensor con las cajas y cuando parecía que la puerta iba a cerrarse se abrió de nuevo para dejar pasar a alguien.

Mierda. Mierda. Más mierda.

Tomás entró y nos miramos directamente a los ojos para luego ambos apartar la mirada. Se colocó a mi lado y esperamos en silencio que el ascensor comenzara a bajar.

-Carlota.- Dijo Tomás de la nada.

Giré mi cabeza en su dirección y me estaba mirando. No dije nada porque no sabía que decir.

-Te pido que me rechaces cuando decida volver a ti. Yo soy tan egoísta que no sé alejarme.- Suplicó.

-Ya te estás alejando.- Conseguí decir. -Bueno me alejas a mi pero es lo mismo.- Suspiré.

Una sonrisa triste se asomó por sus labios. -Nunca debí hacerte daño.-

Sin más cuando las puertas del ascensor se abrieron siguió su camino dejándome sola. Yo seguí mi único camino también; abandonar el estudio. Con la poca dignidad que me quedaba metí todo en el coche y tras echarle una última mirada al edificio me alejé conduciendo.

Solo me hizo falta un 'Os necesito' en forma de mensaje para tener a todas las chicas en casa dándome apoyo.
Sé que aún estaban molestas por lo de la otra noche pero mi apartamento se me hacía enorme cuando estaba a solas con mis pensamientos.

-No estoy de acuerdo con tu noche con Ecko. Pero ese pelotudo de Tomás sólo ha hecho todo esto porque está herido como hombre.- Dijo Mya algo molesta mientras abría una cerveza para cada una.

-Si llego a saber que acostarme con él me traería tantos problemas con mis amigos...- Suspire.

-Solo tendrías que haberlo contado amiga.- Flor rodeó mi espalda con su mano. -Julieta la próxima vez preséntale a otro chico.- Sonrío mientras la miraba.

-Tomo mi parte de culpa.- Le sonrió de vuelta. -Tampoco creo que te vuelva a dirigir la palabra Carlota.- Me guiño un ojo.

Flor y Mya me miraron sin entender nada. Dejé la cerveza en la mesa y sonreí con vergüenza.

-Lo mandé a la mierda después de que me hablara mal de Tomás.- Dije bajito. De igual manera estas putas me habían escuchado.

-No amiga.- Dijo flor riéndose. -Peleaste por tu flaco.- Siguió riéndose.

-Calla flor.- Mya le tiró un cojín. -Vas a tener que contarnos como Carlota.- Me señaló con el dedo.

Cogí de nuevo mi cerveza y bebí. -Que más da si ya no significa nada.- Jugué con la etiqueta de mi cerveza hasta que la arranque y las miré. -Os juro que fue como las primeras veces...como nos mirábamos, nos tocábamos...- Miré al suelo. -No parecía sexo sino...-

-Amor.- Cazzu me cortó. -Amiga todos sabemos que te fue infiel, pero también hemos visto todos como os destruís cuando estáis lejos el uno del otro.-

Julieta siempre tenía el poder de revolverme las ideas con sus palabras. Esta vez no era para menos.

-Pues yo no entiendo porque tú le perdonas los cuernos y el casi te manda para España de vuelta por hacer algo cuando estabas soltera.- Bufó. -El tenía hasta otra novia joder.-

-Los hombres y su frágil masculinidad.- Respondió Julieta. -El sabe de sobra que la ha cagado tomando estas decisiones pero le duele más que lo reemplazaste con otro.- Ahora dirigió su mirada hacia mi. -Otro tipo al que odio.- Esto ultimo lo dijo riéndose.

El resto de la tarde la pasamos conversando de todo. Incluso se quedaron a cenar y Flor durmió conmigo ya que Homer estaría con Tomás.
Tengo que reconocer que después de arreglarlo todo con las chicas la vida no se veía tan mal, incluso no veía tan grandes los motivos para estar preocupada.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora