Capitulo 20

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Un tipo se pegó a mí para bailar pero yo no me movía, solo miraba a mi novio. Esto ya no me estaba gustando y quería que lo supiera. Tomás se acercó a nosotros con una de esas chicas. -Tan atrevida en palabras solo para calentarme, yo me equivocaba, no he tenido ni que decir hola.- Se le estaba yendo de las manos, mis palabras lo habían enfadado y ahora iba a tener que pagar las consecuencias.

Mientras lo miraba empecé a moverme al ritmo del otro chico, sus manos estaban en mis hombros y cuando bajó una a mi cintura escuché a Tomás reír. Le aparté la mano y la volvió a dejarla en mi hombro.

Juraría que aquel chico me había dicho algo, juro que lo escuché hablar, pero no pude entender nada, mi mirada no podía salir de la de Tomás. En un descuido la chica agarró de la cara a Tomás y le plantó un beso en la boca bastante voraz que a él le costó poco seguir.

Lo próximo que vi fue a Homer empujar a Tomás y gritarle cuatro verdades, Mya y Julieta gritaban mi nombre, pero yo ya no podía hacer nada. Pura agresividad se adueñó de mi al ver esa imagen y cuando me quise dar cuenta estaba en el suelo, encima de la chica mientras no paraba de darle puñetazos por toda la cara.

-Vuelves a acercarte a mi novio y te mato puta.- Sus pelos estaban desordenados y no paraba de manotear intentando darme una piña. -Quieres besos zorra.- le pegue un puñetazo. -Yo tengo todos los besos que quieras.- Chillaba y le pegaba, una y otra vez.

Unos brazos fuertes me levantaron en el aire y me alejaron de la tipa a la que acababa de dejar destrozada. -Suéltame que la mato.- Grité. Pataleaba intentando que me dejaran en el suelo y una vez pisé el asfalto de la calle empuje a quien me había sacado.

-Pará carlota, tranquilízate, le has dado una buena.- H me agarró por los hombros. Todos estaban fuera mirándome. Incluido Tomás. -Como voy a calmarme si esté.- señalé a Tomás. -Es cualquiera.- Tomás se acercó a mi pero Mya lo empujó.

-No te acerques a ella porque la próxima piña te la llevas tú gato.-

Las lágrimas no tardaron en llegar. Absolutamente todo lo que habíamos construido acababa de tirarlo a la mierda. El puto orgullo una vez más había ganado entre nosotros dos y esta vez se había pasado tres pueblos.

-Carlota tú lo viste. Ella me besó, ella agarró mi cara y se lanzó a besarme.- intentó llegar hacia mi pero Mauro se puso a un lado y Homer a otro. Troca y Julieta miraban la escena con pena y Mya me abrazaba. Apenas podía respirar, no podía parar de llorar y quería desparecer de la vista de todos. -Por favor Mya llévame a casa.- Susurré.

-Venté conmigo Carlota, hablemos en casa, juntos, como siempre lo hacemos. Siempre todo tiene arreglo para nosotros.- Empujó a los chicos y vino hacia a mi. Lo miré a la cara, también estaba llorando. No sé en qué momento me arme de valor para hablar. -Tú Tomás, siempre tú; eso es lo único que te importa. Querías demostrar vete tú a saber que, y para que, para perderme. Enhorabuena, has conseguido lo que buscabas, pasar por encima de mi como si nada.- Lo encaré. -Ahora mírame bien a la cara porque es la última vez que vas a verme, es la última vez que caigo ante ti.- El no dijo nada. Agachó la mirada y desapareció de nuestra vista. No sé dónde fue pero tampoco me importaba.

Luchó llegó con el coche, Mya se despidió de todos por mí y fuimos a casa. En el camino ninguno hablaba, no había nada que decir, no habría palabras de consuelo que me sirvieran, me habían partido el corazón a la mitad y lo peor de todo es que sabía de sobra que yo ayude a que todo eso pasara.

En toda la noche mi teléfono no paró de sonar hasta que Mya se cansó y lo apagó. Todo eran llamadas y mensajes de Tomás.

Mya pasó todo el resto de la noche conmigo, me ayudó cuando quise vomitar y accedió a dormir conmigo cuando se lo pedí, estaba acostumbrada a dormir con Tomás y no me atrevía a dormir sola. Prometió no contarle nada a Mamá y Mateo, no quería preguntas ni charlas de superación por parte de ellos y mucho menos su lastima.

Mauro llamó un par de veces, quería saber cómo estábamos, habló sobre que los chicos estaban buscando a Tomás sin resultado alguno, se había perdido entre la noche, quizás en algún club, en algún barrio de mala muerte bebiendo y drogandose o quizás solo estaba en su apartamento pasando la noche más triste de su vida.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora