Capitulo 19

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Enjuagaba la cabeza de Tomás. Se había puesto pesado con que quería teñirse el pelo y accedí, la única condición es que yo elegía el color y el no podía saber nada.

-Si abres los ojos juro que agarro la maquinilla y te dejo pelado salame.- Imité la forma en que él hablaba. -Igual la cagué poniendo tanto color amarillo wacho.- froté su pelo con la toalla. -Como que amarillo Carlota, que mierda hiciste, déjame ver.- refunfuñaba pero se mantenía con los ojos cerrados. -Mi piolin.- Reí con ganas. -Cabeza de taxi americano, que lindo te ves.- Apartó rápido la toalla de su cara y se aproximó al espejo, al ver que lo había engañado me lanzó la toalla a la cara. Yo no podía parar de reír.

Estaba jodidamente sexy, todos esos tatuajes, esa mirada seria con la que se miraba al espejo y el color verde oscurecido que había elegido combinaban a la perfección. -Te gusta o no. Di algo porque tienes cara de culo.- A mi me encantaba pero si a él no llegaba a convencerle no habría manera de aguantar sus quejas.

-Esto.- Tocó varías veces mi cabeza con su dedo índice. -Es oro nena, ni una idea mala sale de esa pedazo de cabeza.- Golpeé su brazo. -No tengo la cabeza grande mamón.- Me rodeó con sus brazos y me miró confundido. -Es un insulto en Español, si algún día me enfadas te enseñaré más.- Besé su mejilla.

Volvió hacia el espejo y empezó a hacer todo tipo de poses. -Mirá cuanta facha wacha, todas las minas chorreando babas.- me guiñó el ojo a través del espejo. Lo miré con mala cara. -Las cago a piñas a todas crackero.- Saqué mi móvil y empecé a hacerle fotos y vídeos.

Lo estaba grabando cuando me agarró del brazo, me pego a él y empezó a darme besos por toda la cara mientras con sus dos manos agarraba mi culo, mi móvil grababa hacia el espejo y acabo siendo un vídeo más de los cientos que tenía nuestros.

-Dale boludo, ahora sos maricón o que.- Mauro animaba a Tomás a tomarse todos los vasos de chupito que tenía en frente en línea recta. Habíamos ido todos a una fiesta en una casa del barrio. Queríamos ponernos pedo y jugábamos a un par de juegos para agilizar la situación.

Mya se terminó todos los vasos antes que mi novio y Julieta y yo celebrábamos junto a ella que habíamos ganado a los chicos en ser unas auténticas borrachas.

Vi como una chica pelirroja se acercaba a Tomás, le susurraba algo al oído y él negaba con la cabeza, ambos reían. No es que me hiciera mucha gracia la situación pero no daba para una escenita de celos delante de todo el mundo. Ella sacó un pequeño chivato con pastillas de todos los colores. Tomás abrió la Palma de la mano para que le diera una y en vez de eso ella cogió una pastilla roja y se la metió directamente en la boca. Que mierdas hacia esa tipa, quería que le diera lo suyo o qué.

-La están pasando bien.?- le pregunté a ambos. La tipa respondió un 'súper' y sé que como la miré pudo ver al diablo en mi ojos. Tomás se carcajeó de su comentario. Iba un poco pedo o drogado; o las dos cosas a la vez. -Saben que. Aquí os dejo, disfruten.- me di la vuelta para irme pero Tomás agarró mi brazo. -Quédate conmigo mi amor.- Se pegó a mi. -Sabes que ella no me interesa, hasta ella lo sabe.- Me giré y lo miré. -Os he visto Tomás; igual yo también tengo que ir a que un chico me meta pastillas en la boca.-

Igual era una celosa de mierda pero me la sudaba, a mi novio solo le metía cosas en la boca yo, que piba tenía que venir a pensarse cualquier cosa: ninguna.

Tomás sonrió. -Todos en Neuquén saben quien sos, de quien sos wacha y créeme que nadie acá quiere tocarme los huevos.- Me plantó un pico. -Deja de joder y no me toques tú a mi los huevos porque todo el mundo sabe que es muy fácil romper cualquier palabra por una falda- Cogí su mano y la puse en mi culo, me acerqué a su cara y le chupe la oreja. -Cagame con la mina que sea que te cago yo con doscientos pibes, respétame y tendrás novia para toda la vida.- Me apretó contra su cuerpo. -Acaso queres jugar con fuego Carlota?. Me he cogido a la mitad de minas de esta fiesta, solo tengo que decirles hola.-

No sé qué diablos estábamos haciendo, bebidos y enfadados, dos bombas a punto de explotar, juraría que nos estábamos retando a cagar nuestra relación, pero ambos éramos tan inestables que igual en unos minutos estaríamos cogiendo en el baño.

Se separó de mí y camino hacia un grupo de chicas, a las que les faltaba ropa y vergüenza a partes iguales. Mierda Tomás. Una le empezó a bailar, el no la tocaba pero dejaba que restregara su culo por su entrepierna. Otra más se sumo. Levantó su mirada hacia mi y sonrió con descaro.

Si este quería jugar a perdernos le iba a dejar ganar, una cosa era calentarnos la boca y otra muy distinta cagarme en medio de una fiesta.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora