Capitulo 24

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-Entonces volviste com Tomás.- Picó la hierba y me miraba mientras se armaba un porro. -No me digas que no porque antes de que vinieras a casa me llamó por teléfono.-

La noche con Tomás fue maravillosa pero como de costumbre llegaba el día y no sabía nada de él, estaba acostumbrada a sus entregas misteriosas, según él si no sabía dónde estaba no podía ir a meter el hocico y meterme en problemas.

-El te ha dicho que hemos vuelto?.- Prendí mi porro. Él asintió con la cabeza. -Realmente no Homer, estamos conociéndonos de nuevo y no me mires con esa cara de gilipollas porque no iba a perdonarlo sin más, algo tenia que decirle.-

Estaba pasando la tarde en casa de Homer. Nos habíamos convertido en algo así como hermanos después de dejarlo con Tomás, según el, si no tenía un macho al menos necesitaba la protección masculina para estar segura en el barrio.

-Pero te lo has follado. Anoche.- Se acomodó en el sofá pasando una mano por detrás de su cabeza. -Quien se empieza conociendo en la cama?.- rió ante su propio comentario.

-Pues justo Tomás y yo es lo que hicimos, no pude resistirme a tremendo hombre la primera vez y no puedo ahora.- Quemé el porro para volver a fumar. -Además le conté que Nacho estaba molestándome. Sólo tú sabes cómo me molesta Nacho no vayas a cagarla contándole la verdad a Tomás.-

-Deberías decírselo tú misma Carlotita, ese acosador se merece una bala.- Me miró serio. Realmente sentía lo que decía. Lo odiaba.

-No vais a matar a nadie porque quiera coger conmigo H.- lo golpeé con un cojín. -Si pasa más límites yo misma le cortaré los huevos y te los traeré personalmente pero de momento dejemos todo tranquilo.-

-Tarde o temprano el Cenfe se va enterar el solo y no habrá sexo oral que le saqué toda la rabia.- La hierba estaba empezando a hacer su efecto y venía la parte que más me gustaba con H. Hablar de gilipolleces.

Reí fruto de la fumada. Realmente no había dicho nada gracioso. -Quizás no pueda sacarle toda la rabia.. pero la leche.- Ambos reímos a carcajadas.

Pasamos la tarde entre hierba y conversaciones estúpidas. Estas tardes se habían convertido en mis quedadas favoritas. De vez en cuando me rapeaba algo, unas veces era freestyle y otras cosas que tenia escritas en un cuaderno.

-Nos vemos hermano, otro día me paso por tu casa.- Nos despedimos en forma de abrazo.

-Salúdame al cenfe. De seguro duerme otra vez en tu apartamento.- Le mostré mi dedo del medio y salí de su casa.

Decidí caminar hasta mi casa, no estaba muy lejos y a pesar de ser de noche la temperatura aún era buena. Llamé a Tomás, ya hacía muchas horas que no lo veía y quería cenar con el.

-Que pasa reina.- Contestó mi llamada y una sonrisa se me escapó.

-Quería saber que tal tu tarde tomy, vengo de lo de Homer y creo que un efecto de la hierba es querer hablar contigo.- mi voz era calmada acompañada de pequeñas risas.

-Solo quieres de mí hablar? Sé lo que te hace la hierba de H.- lo escuché suspirar de manera graciosa y supe que estaba sonriendo.

-Ven a cenar a mi apartamento.- chasqueé la lengua. -Y luego si quieres vemos que hay de comida.- su maravillosa risa erizó mi piel y eso que era a través de un maldito teléfono.

-Como vas a pedirme eso con ese vaquero tan ajustado si llevo toda la llamada que te lo quiero arrancar.- Giré sobre mis pasos y sonreí al verlo dentro de su coche con el teléfono en la oreja. -Gírate de vuelta que vea mi maravilloso culo.- colgó la llamada.

Guardé el teléfono en el bolsillo de mi buzo y me acerqué a su ventanilla. -Ahora también te gusta seguir a chicas Crackero?.- Me subí al coche.

Se inclinó sobre mí y besó mis labios. -Uno no puede ver a su reina por la calle o que.- volvió a besarme. -He sacado mucha tajada de la entrega decime que querés una hamburguesa.-

-La hierba me tiene hambrienta. Quiero dos.-

Fuimos hasta la cafetería. Quizás no era un restaurante, ni mucho menos tenía lujo pero tenía las mejores hamburguesas y milanesas de toda argentina y con eso nos valía.

-Si nos estamos conociendo bienvenida a tu primera cita.- Me abrió la puerta de la cafetería.

Susana nos recibió tan agradable como siempre. Nos preparó una mesa que diera al gran ventanal. Sabía que me gustaba mirar a la gente pasar, aunque hoy tenia mejores vistas.

-Como ha ido tu día.? Cuando me he despertado ya no estabas.- Jugaba con mis piernas que colgaban del asiento.

-Una entrega redura nena, a la próxima te dejaré venir, H me contó que a tu mamá se le rompió el carro y quizás te vendría bien el dinero.- Yo solo sonreí y asentí.

-Preguntaste por mi mientras no estábamos juntos?.- Alcé una ceja.

-Todos los días reina.- Habló sin bromas demostrándome que realmente estar separados no le había hecho bien.

Cenamos mientras charlábamos sobre todo lo que había pasado mientras no estábamos juntos. No me di cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que el plato de Tomás acabó sin patatas por mi culpa. A él apenas no le gustaban, bien para mi.

-Queres dormir conmigo esta noche reina.?- Rompió el silencio que teníamos en el coche, lo miré y caricié la mano que llevaba en las marchas.

-Todas las noches si.- me incliné y le bese la mejilla. Me contagió la sonrisa.

Acabamos en su apartamento. Vimos un par de pelis mientras nos dábamos cariños y dormimos abrazados. Poco a poco todo volvía a ser como antes y por el bien de los dos esta vez tenía que salirnos bien.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora