Capitulo 3

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Puré de patata, milanesa y la charla más interesante que había tenido en años, mamá y mateo habían salido a visitar a unos amigos aprovechando lo bien que habíamos comenzado mya y yo.

-Boluda te juro que casi me cago en las patas cuando mi papá me pillo cogiendo con ese pibe del que te hablaba antes.- ambas reíamos sin parar mientras tomábamos más y más cerveza.

-Mi papá nunca me dejo llevar a ningún chico a casa, tenia que conformarme con las partes traseras de los coches y casas ajenas.-  Abrí la nevera y agarre otras dos cervezas cuando el teléfono de mya comenzó a sonar.

-Hola papá... uhmm si claro, piola! Invitaré a los pibes a casa para que Carlota conozca más gente del barrio.- Se escuchaban murmuros a través del móvil. -No papá ningún pibe dormirá en casa.- Me guiño el ojo junto con una sonrisa pícara. -cuídense, los quiero, bye.-

- Pasa algo mya?.-  Ella no paraba de mirarme mientras sonreía y sabia que, como bien se dice en España, alguna iba a liar.

-Papá y mamá no van a venir a dormir ya que han bebido y pasan de conducir, dicen que te cuide, pero vamos a hacer previa con los pibes y a ver qué pasa.- dijo rápido mientras tecleaba en su móvil a toda velocidad. -Vení Española, tenemos solo un rato.-

Me arrastro escaleras arriba para entrar en lo que supuse que era su cuarto, me senté en su cama mientras ella buscaba en su ropero todo tipo de prendas, al final acabo escogiendo un vestido negro pegado para ella y un pantalón rasgado y un top blanco para mi.

-Para que nos arreglamos?.- pregunté mientras le pasaba el labial que acababa de ponerme.

-Nos ponemos en pedo aquí en la casa con los pibes y después vamos a un boliche que está buenísimo nena.- hablaba sin mirarme mientras se acomodaba los pechos en el vestido a la vez que se miraba al espejo.

Yo solo me limité a sonreír, si iba a presentarme a unos amigos o integrarme en algún grupo yo no iba a oponerme, a mi me encantaba salir y no conocía a nadie con lo cual su idea me pareció maravillosa.

Sonó el timbre de la casa. -Baja a abrir española, me falta perfumarme.- yo solo asentí con la cabeza y me dirigí abajo cuando me frenó. -recuerda que Mauro es el pibe del que te hablaba antes, intocable.- Levanté ambas manos en señal de que todo bien y seguí mi camino rumbo a la puerta de entrada.

Al abrir me encontré con 4 chicos, dos de ellos parecían de mi edad, otro unos años más pequeño y el más mayor, aunque tampoco mucho, llevaba una bolsa repleta de alcohol.

Los invité a pasar aunque parecía que conocían la casa mejor que yo, todos me saludaron increíble, parecía que la gentilidad iba por bandera aquí en argentina, sus nombres eran Lucho, Mauro, Lucas y Tomás, vestían increíble y bastantes tatuajes adornaban sus cuerpos, aunque nunca me gustaron los tatuajes en el rostro a ellos se les veía increíble.

Cuando bajó mya ayudamos a los chicos a preparar las bebidas en la mesa del salón y nos pusimos al rededor con cojines en el suelo mientras de fondo sonaba todo tipo de música.

-Con que Carlota, hermana de mya, veo que en esta familia no hay ni una persona fea.- Me sonrió mientras tomaba, ese tal lucho.

-Así o más pajero?.- Mauro le tiró la gorra de un manotazo mientras reía y se liaba un porro. -Fumas?.- yo solo asentí con la cabeza. -prendes primero, por ser la nueva.- Me pasó el porro y agradecí dándole dos caladas.

-Quien va?.- Tomás elevó la mano hacia mi y le pasé el porro. -Que gusto que fumen porque de España no pude traer nada y ya tenia ganas.-

Estuvimos varias horas bebiendo y charlando, no faltaban risas y bailes, este gente me hacía sentir como una más del grupo y me sentía eufórica.

Empezamos a recoger todo para ir al boliche, me dirigí a la cocina a por las llaves de casa, mientras las guardaba en mi bolso alguien tocó mi espalda y al girarme asustada me di cuenta de que estábamos excesivamente cerca.

-Tomá guacha, un regalo de bienvenida.- abrió mi mano y dejo sobre ella un chivato con varios cogollos de hierba mientras no dejaba de mirarme a los ojos. -Espero que lo fumes pensando en mi.- Salió sin esperar una respuesta y lo seguí apagando y cerrando todo antes de dirigirme al coche que nos llevaría a la fiesta.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora