Capitulo 23

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Tomás estaba apoyado en el marco de la puerta, sus ojos rojos me hicieron ver que quizás había estado llorando.

-Puedo pasar?.- Me hice hacia un lado y se dirigió al sofá. -Lucho me dijo donde vivías.- Acomodó un cojín detrás de su espalda. -Que quieres Tomás, mira qué hora es.- Tenia que hacerme la dura o me tendría ganada con dos palabras, me tiraría a sus brazos y lo abrazaría durante horas. -Cuando nadie te espera en casa que importa la hora, nadie espera por mi desde que te fuiste.-

Me senté al lado de él y lo abracé, apoyé mi cabeza en su pecho y apreté las manos todo lo que pude en su espalda. -Por qué mierdas has tardado tanto en venir a verme.- Susurre. -Pensé que ibas a echarme si intentaba venir.-

Y que bien me conocía este Tomás pero después de la llegada de Nacho a Neuquén sentía que necesitaba tenerlo cerca, aunque no pudiésemos amarnos como antes yo me conformaba con una linda amistad.

-Nacho ha vuelto.- levanté la cabeza y lo miré. Él acarició mi mejilla. -Y yo nunca me he ido reina.-

De un ágil movimiento me sentó encima de él y rodeó mi cintura con sus brazos. -Se que no tenes ganas de volver a estar conmigo, pero mejor tenerte de amiga que no verte nunca más.- Sonreí y lo abracé. Este era el Tomás que me tenía loca, a diferencia de lo que mostró en la fiesta el siempre era muy bueno conmigo, discutíamos como todas las parejas pero luego era todo corazón.

-Nacho te hizo algo?.- preguntó serio de la nada. Negué con la cabeza. No quería contarle nada y que fuera a buscarlo para cagarse a piñas.

-Carlota yo he venido aquí para volver contigo, estas semanas han sido las peores para mi y no quiero estar más así. Necesito que me perdones y podamos seguir adelante.- Agarro mi cara con sus manos y sus ojos suplicaban que dijera algo.

Apoye mi frente contra la suya. -Hagámoslo poco a poco, te gustaría que nos conociéramos de nuevo?.- Le sonreí cuando el asintió muchas veces con la cabeza. Me tumbo en el sofá y se puso encima. -Vos sabes lo que pasó la primera vez que nos conocimos reina.- Dejó un pico en mis labios. -No me acuerdo muy bien, crackero.- desabroché su pantalón y le quite la camiseta. -Ayúdame a hacer memoria.-

Entre besos y caricias nos quitamos la ropa. Echaba tanto de menos su sexo oral, estos últimos días solo podía recordar las veces que lo hacíamos pero no era suficiente. Esto era mil veces mejor.

Quería más de él, estaba ansiosa. Lo senté en el sofá y me senté encima de él mientras frotaba su entre pierna con la mía. Otra vez en frente mía tenia esa mirada oscura que tantos suspiros me sacaba.

Se estiró para sacar de su pantalón un preservativo y se lo arrebaté de las manos. -Venias preparado o no has perdido el tiempo estos días.?- Me besó. -No jodas nena, pónmelo que llevo sin ponerla desde que lo dejamos.- reí y tiré el condon al sofá. -Sin plástico Crakero, necesito sentirte.-

Mientras devoraba mi cuello levanté mis caderas y con mi mano puse su miembro en mi zona dejándome caer agresivamente, sintiéndolo de una vez por todas dentro mía.

Nos movíamos apasionadamente, su pelo sudado caía por su frente y el mio caía por toda mi espalda. Gritos, gemidos y jadeos llenaron mi salón mientras mis uñas se clavaban en sus hombros para no perder la estabilidad. Repartía azotes en mis nalgas y chupaba mis pechos.

-Me voy a correr reina.- Jadeó y cuando se tensó debajo mío apretando mi cintura me moví más rápido. Dejé que se corriera dentro mío. -Mañana compraré una pastilla.-

Respiró pesadamente y cuando se recuperó metió tres dedos dentro de mí moviéndolos desquiciadamente. -Correte ahora tú para mi.- habló duro. Me agarré a su cuerpo y simplemente me dejé llevar. -Tomás.- Grité su nombre mientras mi momento de máximo placer nos invadía a ambos. Saco sus dedos y los metió en mi boca, sin pensarlo los chupé y devoró mi boca.

Miré por la ventana, no sé qué hora era pero ya había salido el sol. Me tumbé bien junto a Tomás que se había quedado dormido en el sofá y nos tapé a ambos con la manta que siempre tenía ahí para las siestas. Cuando sintió mi cuerpo me abrazo, me dio un beso en la cabeza y escondió su cara entre mi pelo.

Quizás esto no nos hacía bien a ninguno pero en este momento era todo lo que quería, tan empeñada en olvidarlo y lo único que necesitaba era estar cerquita de él.

Le besé la mano que tenía cogida a la mía y caí dormida junto a el. Llevaba sin dormir bien días y hoy iba a aprovechar cada maldito segundo.

Oportuno. -C.R.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora