CAPÍTULO 15

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Can.

En el instante en que la veo durmiendo plácidamente a mi lado, es cuando me doy cuenta de que no puedo seguir resistiendo, ni tampoco negármelo más a mí mismo ni a los demás. Estoy enamorado de Faith.
     <<La quiero >>, pienso, lleno de emoción.
     La miro dormir, con su cara rozando mi hombro, sus gafas medio torcidas por la presión que ejerce su cara sobre mi brazo, su flequillo rizado casi rozándole los ojos, los labios (que me estoy muriendo por besar ahora mismo) entreabiertos y las pestañas rozándole los pómulos. Y pienso que es lo que quiero ver cada día de mi vida cuando me acueste y me levante: a Faith a mi lado.
     Reflexiono sobre todas las veces que le he negado a mi hermano y a mis amigos mis sentimientos por ella, y me doy cuenta de que sólo era una excusa para no ver lo que en realidad sentía, que es que la amo más que a mi propia vida. Los latidos desbocados de mi corazón, el hormigueo por todo el cuerpo, las mariposas en el estómago, el deseo que me corre por las venas cada vez que estoy cerca de ella, las ganas de estar su lado a todas horas… todo eso no era porque simplemente me sintiera atraído, sino porque me estaba enamorando. Hasta he cambiado desde que la conocí. Sonrío más, no estoy de tan mal humor siempre y pienso unas cursilerías y unas guarradas que no son propias de mi persona. Incluso creo que todas mis negaciones eran excusas para que doliera menos cuando me fuera de nuevo. Pero, ¿cómo voy a irme, si el simple hecho de estar unas horas sin verla se me hace eterno?
     <<No puedo irme sintiendo lo que siento por ella. Quiero quedarme con Faith para siempre>>, pienso, mientras la observo dormir.
     ¿Y ahora qué hago? ¿Le digo lo que siento? ¿Espero a ver si ella siente lo mismo? ¿Me lo callo?
Ahora mismo no lo sé, solo quiero abrazarla.
     Faith se remueve, buscando  una postura más cómoda y se pasa la mano por el brazo, frunciendo el ceño. ¿Tendrá frío? Le paso los dedos con suavidad por el brazo y me percato de que tiene la piel fría. Lo mejor será que le traiga una manta.
     Me levanto de la hamaca con sumo cuidado, intentando que no se despierte, y voy al salón de la casa en busca de una mata o algo con lo que cubrirla para que no se enfríe con el rocío de la noche. Encuentro una manta de color azul oscuro en uno de los cajones del mueble del salón. Faith se encuentra en la misma postura fetal cuando vuelvo al jardín y tapo su cuerpo con la manta. Luego me tumbo a su lado y la miro dormir. Puede que Poseidón me castigue, pero ella sí que es más hermosa que cualquier ninfa del océano. Le retiro el flequillo de la cara y le paso el brazo por la cintura, deseando que no abra los ojos. Ahora lo único que quiero es pasar la noche a su lado, observándola. Lo último que recuerdo es quedarme dormido, admirando su preciosa cara.
     Cuando me despierto deben ser las ocho de la mañana o así por la claridad que hay en el cielo. Debo haber dormido un par de horas. Me restriego los ojos con la mano y veo a Faith a mi lado. Creo que ni siquiera se ha movido. Está tan guapa y parece tan inocente cuando duerme que necesito usar todas mis fuerzas para no besarla. Lo mejor será que me levante y la deje dormir. Retiro el brazo de su cintura con cuidado y me levanto de la forma más sigilosa que puedo. Acomodo la manta alrededor de su cuerpo para que no coja frío, y entro en el interior de la casa. Necesito hablar de esto con mi hermano y con los chicos.
     Subo las escaleras hasta el piso superior en busca de ellos y, por suerte, me encuentro a mi hermano Engin saliendo del baño con cara somnolienta.
     -¿No te has acostado, Can? – me pregunta, bostezando.
   -¿Puedes llamar a los chicos y bajáis a la cocina? Necesito hablar con vosotros – digo.
     La expresión de su cara cambia a preocupada.
     -¿Estás bien, hermano?
     Asiento.
     -Sólo necesito contaros algo. Voy a preparar té.
     Engin me contesta que avisará a los chicos y que bajarán enseguida. Yo cojo todo lo necesario para preparar el té de los muebles de la cocina y me siento en uno de los taburetes que hay alrededor de la barra, esperando a los chicos. Espero que Ömer no se tome muy mal que le diga que estoy enamorado de Faith. Sé que es como una hermana para él y no quiere que sufra; pero yo no voy a hacerla sufrir, sólo quiero estar con ella y hacerla feliz.
     Mientras les espero, pienso en Faith, en su sonrisa, con ese precioso hoyuelo que me vuelve loco, su pelo rizado por encima de los hombros, sus ojos marrones, sus preciosas gafas y la forma que tiene de colocárselas cuando se le resbalan, el sonido de su voz, su risa, la manera que tiene de hablar sin ningún filtro, su olor a vainilla, el amor que siente por la cocina, lo mucho que adora a su perro, lo bien que se le da la música, su mal genio… todo en ella me vuelve completamente loco. Y me gusta sentirme así.
     -¿Qué te pasa, amigo mío? – Murat aparece, sacándome de mi empanamiento amoroso, y se sienta a mi lado -. Engin nos ha dicho que tienes algo que decirnos.
     Ömer, Ahmet y mi hermano se colocan alrededor de la barra, junto a mí y lo primero que hago es mirar a Ömer, y le digo:
     -Antes de que te cabrees y me eches la bronca, quiero que sepas que no he podido evitarlo – no quiero que me parta la cara.
     -Si ya sé lo que vas a decir, Can – contesta mi amigo con expresión seria.
     -¿Ah, sí? – pregunto.
     Los miro a todos y les veo asentir entre ellos.
     -Pero dilo tú, para que lo asimiles antes, que falta te hace – sugiere Ahmet.
     Me miro las manos y jugueteo con mis anillos antes de suspirar y decir:
     -Estoy enamorado de Faith – digo -. La quiero, la quiero mucho. Y no voy a hacerle daño, ni voy a irme, Ömer. No podría aunque quisiera.
     -Lo sé – contesta él -. Si se te notaba a la legua que te gustaba.
     Murat se levanta y coge la tetera y unos vasos para servirnos el té. Nos da un vaso a cada uno y se sienta de nuevo.
     -Sólo por curiosidad, ¿cómo te has dado cuenta de que estás enamorado hasta las trancas? A ver, que nosotros lo teníamos más que claro, pero por saberlo – se interesa mi hermano.
     Le doy un sorbo al té y empiezo a hablar:
     -Empecé a rayarme cuando ayer estuvimos a punto de besarnos dos veces y…
     -Espera, espera, ¿¡dos veces?! – exclama Ömer -. ¿Cuándo pensabas contárnoslo?
     -¿No los visteis en el lago? Estaban abrazaditos y a punto de comerse el uno al otro. Pero como estabais entretenidos en vuestras chicas, pues no os disteis cuenta – interviene Ahmet.
     Suspiro y me paso la mano por la barba, esperando que dejen de hablar.
     -¿Me dejáis seguir o qué? – medio gruño.
     Los cuatro se callan y me piden que continúe contándoles cómo he descubierto que estoy enamorado de Faith.
     -Anoche cuando todos os fuisteis a dormir, yo me quedé dibujando un rato y apareció ella. Se sentó conmigo, hablamos un poco y luego nos tumbamos en la hamaca. Seguimos hablando un rato más y al final se quedó dormida. Y no sé, pero verla durmiendo a mi lado me ha hecho ver que eso es lo que quiero cada día de mi vida: tenerla a mi lado. Es… como si todo brillara más cuando ella está, como si todo cobrara sentido cuando Faith aparece – les cuento, sintiendo cómo el corazón me late más fuerte por el simple hecho de hablar con ella.
     Los chicos beben de sus tés y yo me termino el mío para después reclinarme sobre el taburete y cruzarme de brazos.
     -¿Y qué vas a hacer? ¿Se lo dirás? – me pregunta Ömer.
     Asiento.
     -Necesito que lo sepa. No puedo fingir que no siento nada por ella, y mucho menos ahora que sé que la quiero – digo.
     -Creo que primero deberías tantear el terreno y ver si ella siente lo mismo – sugiere Murat -. Ya sabes, lánzale indirectas, ponte más cariñoso de lo normal, intenta sonsacarle algo… y en el momento que veas que ella siente lo mismo, ataca sin compasión.
     -Murat tiene razón – coincide Ömer -. Conozco a Faith mejor que ninguno de vosotros y sé que si se lo sueltas de sopetón, se asustará y saldrá corriendo. Cuando se trata de sentimientos le cuesta mucho abrirse a los demás. Y preguntarles a las chicas será una pérdida de tiempo, porque no dirán nada. Pero vamos, que le gustas, fijo.
     -Eso espero – murmuro -. Oye, voy a darme una ducha, a ver si me despejo un poco. Ahora vuelvo.
     Mi hermano Engin me dice que ellos prepararán el desayuno para desayunar cuando el resto se levante y yo subo a darme una ducha rápida. Cuando termino me visto con unos vaqueros ajustados de color azul, una camiseta celeste y unas botas marrones, aparte de mis inseparables complementos.
     Luego me siento en la cama, saco el bloc de dibujo y busco el que estaba haciendo anoche antes de que Faith apareciera y tuviera que cerrarlo a toda prisa. La estaba dibujando a ella, en bikini y sentada en la hierba del lago jugueteando con las hojas, tan hermosa como siempre.
     <<No sé cómo has podido tardar tanto en darte cuenta de cuánto la quieres. Mira que te lo he dicho veces>>, me dice mi subconsciente.
     Ya, yo tampoco sé cómo he podido tardar tanto.
     Guardo el bloc en mi bolsa y bajo a la cocina, encontrándome a Damla sentada en el regazo de Ömer, dándose arrumacos y desayunando juntos, a mi hermano abrazando a Gamze mientras le da un sorbo a su café, a Mesut y Cihan a su puta bola comiendo como cerdos, y Murat y Ahmet preparando tortitas. Y a Faith charlando con Azra cómodamente, mientras bebe de su té y come de las tortitas que han preparado mis amigos.
     <<Dios, qué bonita es>>, pienso, mientras la veo sonreír por algo que le está diciendo Azra.
     Lleva una camiseta blanca, unos vaqueros oscuros y unos deportes blancos, no muy aptos para estar en el bosque, pero que le quedan preciosos. Seguiría siendo hermosa incluso si se pusiera una bolsa de papel en la cabeza. Azra le dice algo y se levanta de la mesa para dirigirse a su hermano. Pues esta es la mía.
     Me paso por la encimera para servirme otro vaso de té y me siento en la silla que se encuentra justo al lado de Faith.
     -Buenos días – saludo.
     Faith da un pequeño respingo y me mira al mismo tiempo que sus ojos brillan. Y a mí me vibra todo.
     -Buenos días, Can – contesta.
     -¿Has dormido bien? – le pregunto, bebiendo de mi segundo vaso de té en el día de hoy.
     Asiente, llevándose un trozo de tortita a la boca.
     -¿Y tú, has dormido bien?
     -Muy, muy bien – contesto con voz melosa -. Seguías durmiendo cuando me he despertado y no quería molestarte, así que pensé que lo mejor era dejarte descansar. Te quedaste dormida bastante tarde.
     -¿He… hemos… dormido juntos? – le tiembla la voz por el nerviosismo.
     -¿Te molestaría que así fuera? – le pregunto, deseando que me diga que no.
     -Esto… no, no me molesta – se rasca la nuca a la misma vez que un adorable sonrojo le cubre las mejillas.
     -Genial – sonrío.
     Faith me devuelve la sonrisa y yo me inclino hacia delante, apoyando la barbilla en mi mano, que se sostiene sobre el codo que tengo apoyado en la mesa. La miro fijamente, deleitándome en su belleza y ella tampoco aparta los ojos de mí.
     -¿Qué os apetece hacer, chicos? – pregunta Murat, sacándonos de nuestra burbuja.
     -Yo voy a ir al bosque a buscar setas. Por esta zona están las mejores y podría hacer algo con ellas para el almuerzo – dice Faith.
     -Puedo acompañarte, si quieres. Sólo por precaución. Puede haber serpientes y miles de bichos – me ofrezco, mintiendo. No es por precaución, quiero que pasemos tiempo a solas y es una buena ocasión para ello.
     -Claro – sonríe ella.
     Los chicos nos dicen que estarán en la piscina mientras nosotros vamos al bosque, y Faith sube a coger su mochila, mientras yo la espero en la puerta de la casa. Espero descubrir algo sobre sus sentimientos durante esta salida.

Y SIN ESPERARLO TE ENCONTRÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora