CAPÍTULO 75

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Can.

Cuando Faith me pregunta si estoy bien, no me queda otra que mentirle y decir que sí, que sólo estoy un poco cansado con el trabajo y con los preparativos con los que estoy ayudando a mi hermano Engin respecto a su boda. ¿Qué voy a decirle si no?
     <<Pues no, cariño, no estoy bien. No puedo entender cómo no quieres que nos casemos aún y estés con la boda de Gamze como si te fueras a casar tú en vez de ella, y eso me pone de mala leche. ¡No puedo decirle eso!>>, me digo.
     Sé que es normal que esté contenta por la boda de su amiga, pero a veces creo que se pasa de emoción. El menú, las flores, el vestido de Gamze… ¡se pasa hora hablando de eso! Y yo tengo que poner buena cara cuando en realidad me sienta fatal verla así cuando semanas atrás me dijo que quería esperar para el matrimonio.
     Faith me mira a los ojos y me pregunta:
     -Si te pasara algo me lo dirías, ¿verdad?
     -Claro que sí, Faith. ¿Te he mentido yo alguna vez?
     <<Lo estás haciendo ahora, imbécil>>, me regaña mi mente. ¡Calla!
     Nos miramos a los ojos durante unos minutos sin decir nada y luego ella me abraza con fuerza. Yo la aprieto contra mí y un escalofrío me recorre el cuerpo cuando sus labios besan mi cuello con dulzura. La quiero tanto que prefiero no mencionar nada de lo que estoy sintiendo para no hacerla sentir mal.
     <<Pero tienes que hacerlo. Si no lo haces, acabarás estallando y será peor>>, me aconseja mi cerebro. No, no explotaré. No lo haré.
     -Falta un mes para tu cumpleaños – cambio de tema.
     -En realidad – se separa de mí -, falta un poco más de un mes.
     -Bueno, un día más o un día menos es lo mismo – digo -. ¿Qué te gustaría que te regalara por tu cumpleaños?
     -Con que estés conmigo me sobra – dice en un tono muy dulce y lleno de amor.
     Mi corazón late con fuerza por lo mucho que la adora y siento tanta ternura que lo único que puedo hacer es rodear sus mejillas con mis manos y darle un suave beso en sus dulces labios.
     -Yo siempre voy a estar contigo, cariño. Siempre – le prometo, sin dejar de mirarla a los ojos.
     Los ojos de Faith se iluminan por las lágrimas y se llenan de un amor tan puro que creo que me traspasa el alma aún más de lo que siempre lo hace.
     -Te quiero mucho, ¿lo sabes, no? – asiento y le dedido una sonrisa ladeada y me inclino hacia delante para darle un beso en la comisura de la boca.
     -Oye, ¿cómo es el señor Serdar? – me pregunta por el chef con el que he ido hoy a hacer las fotos.
     Va a sacar un libro con sus mejores recetas y contactó conmigo para que hiciera las fotos de sus platos. Sé que Faith es una gran admiradora, pero hoy tenía planes con Gamze y mi hermano para decidirse por el menú de la boda (que va a cocinar ella), y no ha podido venir. Sin embargo, le he hablado de ella a Serdar y me ha dicho que le encantaría conocerla algún día. Incluso me ha dado su número personal para que le llame y concertar una cita para que Faith le conozca.
     -Es muy majo, la verdad – contesto -. Te habría encantado. Me ha dado a probar todos los platos que ha preparado para las fotos.
     -Es un genio.
     -Sí lo es. Y le he hablado de ti. Le gustaría conocerte algún día – menciono.
     En cuanto me escucha decirlo, sus ojos se abren como platos y una sonrisa llena de ilusión se forma en su boca. El hoyuelo se le marca y aplaude como una niña pequeña. Qué preciosa es cuando sonríe.
     -¿De verdad quiere conocerme? – pregunta casi sin poder creérselo, en un tono sorprendido.
     Asiento.
     -De verdad. Hasta me ha dado su número personal para que le llamemos – le cuento -. Así que cuando tú quieras, le llamamos y le conoces.
     -¡Qué guay! – se abalanza sobre mí y me abraza mientras se ríe -. Eres increíble, Can Doğan.
     -Todo por ti, mi vida – le beso el hombro por encima de la sudadera verde que lleva.
     <<Hasta callarte lo que no soportas por ella>>, habla mi mente. ¿Dirás alguna vez algo constructivo?
     -¿Y tú qué tal? ¿Cómo te ha ido el día? – pregunto.
     -Muy bien. Tu hermano y Gamze por fin se han decidido sobre los platos que quieren poner en la boda y Gamze parece una princesa cada vez que se pone el vestido. Cuando la veas el día de la boda vas a alucinar – me cuenta con los ojos emocionados y un tono de voz lleno de ilusión -. Y no te cuento cómo se pondrá tu hermano cuando la vea.
     <<Preferiría verte a ti…>>, quiero decir, pero me lo callo…
     Intento ignorar el nudo que me presiona el pecho y simplemente sonrío de forma leve y le doy un beso. Y otro, y otro más. Nuestros besos se vuelven cada vez más ansiosos y húmedos y cuando Faith jadea en mi boca y me tira de los mechones sueltos, me creo desfallecer. Nos hago girar en la cama y me coloco encima de ella sin separar mis labios de los suyos. Sus muslos me rodean la cintura y su lengua devora la mía con tanta sensualidad que no puedo hacer otra cosa que succionar la punta, haciendo que suelte un gemido.
     -Te quiero – murmuro sobre sus labios con la respiración entrecortada y el corazón desbocado.
     -Y yo a ti – responde ella con los ojos nublados por el deseo y los labios enrojecidos por nuestros besos.
     Nos miramos a los ojos unos segundos y luego vuelvo a besarla.

Y SIN ESPERARLO TE ENCONTRÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora