CAPÍTULO 11

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Can.

Observo a Faith sentada en el borde de la piscina charlando con sus amigas, mientras yo me encuentro en la mesa, sirviéndome otra copa con los chicos, excepto Mesut y Cihan que van a su puñetera bola.
     Analizo su bikini rosa y negro, su pelo suelto, sus preciosas gafas y los tatuajes que adornan su cuerpo. Hoy lleva un short, por lo que he podido ver la cara de su perro tatuada en su muslo, y gracias a la parte superior del bikini he sabido que tiene otro en el esternón, una especie de flor con diseño mandala. Cuando la he visto llegar estaba tan guapa que me ha costado resistirme a no mirarla. Menos mal que llevo las gafas de sol y puedo disimular un poco.
     <<Te encantaría lamer ese escote y lo sabes>>.
     Me quito la imagen tan sugerente y erótica que me viene a la mente y aparto los ojos de su pecho. Mis ojos van a parar a la venda que cubre parte de su antebrazo y me pregunto si le dolerá mucho. Cuando se ha quemado con la barbacoa me he asustado bastante. Por suerte he recordado que mi padre tiene un par de plantas de aloe vera y he cortado un trozo que he mezclado con miel para echárselo en la quemadura. En uno de mis viajes me enseñaron que ese mejunje es incluso mejor que las pomadas que recetan los médicos. Le he curado la herida mientras la miraba una y otra vez, preocupado por si le hacía daño. Y lo único en lo que podía pensar era en su delicioso aroma a vainilla que me rodeaba por todas partes, en su torso únicamente cubierto por la parte superior del bikini y el short que se ajustaba perfectamente a sus caderas y a la curva de su culo.
     -¿Nos metemos un rato en la piscina? Hace un calor de cojones hoy – propone Ahmet.
     Sí que hace calor, sí.
     -Me parece una idea estupenda – contesta mi hermano Engin, comiéndose con los ojos a Gamze.
     -Ve con ella de una vez – le digo -. Se nota a kilómetros que te gusta.
     -Mira quién fue a hablar – se burla Murat.
     -A mí no me gusta nadie – me levanto de la silla y me acerco a la piscina, sentándome al lado de Faith -. Hola, chicas.
     -Hola – saluda Faith, dedicándome una media sonrisa encandilada por el sol.
     -¿Qué tal el brazo?
     -Me molesta un poco, pero estoy bien. Gracias de nuevo.
     Hago un gesto con la mano, quitándole importancia.
     -No hay de qué – sonrío.
     -Chicos, ¿os apuntais a pasar el fin de semana que viene en mi casa de campo? – pregunta Murat, metiéndose en la piscina -. Hay sitio de sobra para todos y hay un enorme lago cerca. Podemos irnos el viernes por la tarde y volver el domingo.
     -Yo me apunto – habla Azra.
     -Y yo – dice Cihan justo después de ella.
     -Y yo – Gamze levanta la mano.
     -Yo no puedo – dice Faith, captando la atención de todos, sobre todo la mía -. Trabajo el sábado por la mañana y mi padre no puedo llevarme porque tiene un almuerzo de empresa y tampoco puedo dejarlo sin coche.
     -Podemos esperarte y te vienes – dice Azra -. Tienes que venir. No es lo mismo sin ti.
     -La próxima vez será. No os voy a pedir que desperdiciéis casi un día por esperarme – se niega Faith.
     -Vente conmigo – digo sin pensar.
     La expresión de sorpresa que se apodera de su rostro me produce ternura a la vez que me asusta. ¿Ahora qué hago?
     -Tengo una reunión con una marca conocida que quiere que haga las fotos del próximo perfume que van a sacar. Y no pueden otro día que no sea el sábado – miento, pero miento como un profesional. Creo que hasta mi hermano se lo cree, porque le dije que la reunión (la real) es el viernes por la mañana -. Así que puedo recogerte cuando salgas de trabajar y nos vamos a la casa de Murat.
     Faith parece pensárselo durante unos segundos que se me hacen interminables, y finalmente accede a venir conmigo. Azra pega un salto y se encarama a ella, mojándole todo el pantalón.
     -¡Arza! – chilla Faith, muerta de risa -. Cualquiera diría que no puedes vivir sin mí.
     -Y no puedo – sonríe la hermana menor de mi amigo -. Lo vamos a pasar súper bien, ya verás.
     Después de concretar algunas cosas sobre el próximo fin de semana, Gamze y Cihan insisten en que Faith coja la guitarra y toque algo para divertirnos un rato. Ella accede y se va a buscar la guitarra al salón, donde la ha colocado. Sale unos segundos después con una guitarra de color claro y se vuelve a sentar a mi lado, colocándose el instrumento sobre las piernas. Le queda de maravilla. Y yo estoy deseando oírla cantar en vivo y en directo. Hasta ahora sólo he podido ver los vídeos que tiene en Instagram.
     -Bueno, ¿alguna sugerencia? – pregunta, pasándose la mano por el pelo.
     -Canta esa que estás casi siempre escuchando cuando cocinas – le sugiere Azra.
     ¿Qué canción será esa?
     -Escucho muchas canciones cuando cocino, Azra – suelta Faith, ganándose las risas de todos nosotros.
     -Ya sabes a cual me refiero, Faith.
     -Vale, pero teneis que cantar el estribillo conmigo – Faith pone una condición señalándolos a todos.
     Los chicos asienten y mi hermano me dedica una mirada pícara antes de vocalizar sin voz un ‘vas a flipar’. Vuelvo a mirar a Faith y la observo colocarse la guitarra en una buena posición antes de colocar los dedos en posición y empezar a rasgar las cuerdas:
     -Fuí a la orilla del río
Y vi que estabas muy sola
Vi que te habías dormido
Vi que crecían amapolas
En lo alto de tu pecho
Tu pecho hecho en la gloria
Yo me fui pa’ ti derecho
Y así entraste en mi memoria…
     Coloca el primer acorde y empieza a tocar. Su voz es tan dulce e increíble que debo tener una cara de bobo que no puedo con ella. Y puedo asegurar al cien por ciento que los videos que tiene en Instagram no hacen ninguna justicia a su voz. Podría pasarme las horas y los días escuchándola cantar. Los chicos disfrutan de su voz y de la canción (que parecen conocer de sobra por cómo la vocalizan) y cuando menos me lo espero empiezan a cantar el estribillo con Faith:
     -Tu perfume es el veneno
Que contamina el aire que tu pelo corta
Que me corta hasta el habla y el entendimiento
Porque es la droga que vuelve mi cabeza loca
Después me quedo dormido
Y en una cama más dura que una roca
Soñando que aún no te has ido
Soñando que aún me tocas – cantan todos.
     Menos mal que sé español, si no iba a entender lo que yo sé. Es una canción bastante alegre y pegadiza. Y, si no fuera porque intento resistirme, incluso pensaría que la letra dice todo lo que el aroma de Faith me hace sentir. Es un olor tan embriagador y dulce que te hace perder la noción del tiempo.
     Cuando termina esa canción que todos parecían conocer, Faith canta al menos diez canciones más (unas en español, otras en turco y otras en inglés) a cual más alucinante. ¡Incluso canta Losing my religion de R.E.M.!
     << ¡Es la mujer de tu vida, reconócelo de una puta vez!>>, me grita mi subconsciente.
     Me restriego la frente con las puntas de los dedos, intentando quitarme estos putos pensamientos obsesivos de la cabeza. Sin embargo, tener a Faith a mi lado cantando de esa manera tan increíble no ayuda mucho. Más bien lo empeora, porque sólo puede mirarle los labios y la sonrisa que tiene casi todo el tiempo plasmada en su boca. Tiene una belleza tan especial que resulta muy complicado dejar de mirarla.
   -¿Puedes cantar Ay tenli kadin? ¡Y luego nos vamos, lo juro! – le pide Gamze.
     Llevamos casi una hora pidiéndole canciones a Faith y cantando algunas con ella y la pobre ya parece un poco cansada. Seguro que hasta le tiene que doler más la quemadura con los meneos que le está dando al brazo.
     -Vale, pero sólo porque es mi canción turca favorita – afirma, colocándose la guitarra de nuevo.
     Faith empieza a tocar el punteo del inicio de la canción y segundos después empieza a cantar los primeros versos de esa magnífica canción de Ufuk Beyemir:
     -Senin derinlerinde bir yerde buldum
(Encontré un lugar profundo en ti)
Sımsıkı sarılacak, karışacak köklerimiz
(Para abrazar con fuerza, para mezclar mis raíces)
Görmek, beraber olmak seninle
(Sólo quiero verte, y estar contigo)
Çok güzel belki ama düşlemek bambaşka
(Puede ser bueno, pero…imaginarlo es completamente diferente).
     Escucharla cantar esta canción me eriza aún más la piel de lo que ya la tengo y verla cerrar los ojos y pronunciar las palabras como si de verdad las sintiera es tan intenso y hermoso que me hace sentir que no hay nada más en este momento que ella y yo.
     <<No puedes enamorarte de ella, no lo hagas>>, me digo con todas mis fuerzas, creyéndome que funciona.

Lanzo de nuevo el balón de baloncesto y entra en la canasta de forma limpia y precisa. Juego al baloncesto desde que era un crío y nunca he dejado de jugar. Es uno de mis deportes favoritos, con el que me crié. Recuerdo cómo Ömer, Ahmet, Murat y yo jugábamos cuando éramos pequeños antes de que me fuera a estudiar a Italia. Luego cuando volví nos saltábamos algunas clases en la universidad para ir a jugar a la cancha del campus. Fueron muy buenos momentos.
     -¿Por qué le has mentido?
     Mi hermano se encuentra apoyado en la pared del exterior de nuestra casa, con los brazos cruzados y cara de intriga. Yo me paso la mano por el pelo, recolocándome los mechones que se me han soltado del moño por los saltos que estoy dando para lanzar el balón a la canasta y lo miro confuso.
     -¿A quién? – pregunto con la respiración algo agitada.
     -A Faith.
     Cojo el balón y lo boto un par de veces antes de volver a lanzarlo a la canasta y encestar.
     -¿Por qué crees que le he mentido?
     -Porque te conozco. Si hubieras cambiado la reunión, me lo habrías dicho – se acerca y me quita el balón de las manos para pasárselo de una mano a otra y botarlo un poco -. ¿Por qué te cuesta tanto admitirlo? No es malo que una chica te guste, Can.
     -¡Y dale! ¡Que no me gusta! – exclamo, alzando los brazos con indignación -. ¡Simplemente he querido ser un buen amigo y me he ofrecido a esperarla y llevarla! Nada más. No sé por qué le das tantas vueltas, Engin. Que tú estés enamorado de Gamze no significa que todos estemos enamorados. Voy a repetírtelo una última vez y no quiero volver a hablar más de este tema: no me gusta Faith, no estoy enamorado de ella y nunca vamos a tener nada. ¿Entendido?
     Engin suelta el balón y levanta las manos en gesto de son de paz y forma una línea recta con los labios. Se acerca a mí y me pone la mano en el hombro antes de decir:
     -Que lo niegues continuamente no lo convierte en menos verdadero, hermano.
   Y eso es lo último que me dice antes de entrar en casa y dejarme con la cabeza echando humo.
     Decido que lo mejor es irme a la cama para que el cerebro no me explote. Sin embargo, cuando ya estoy en la cama, no se me ocurre hacer otra cosa que abrir el último cajón de mi mesita de noche y sacar todos los dibujos que he hecho de Faith. Desde que la conocí no he parado de dibujarla cada vez que cogía el bloc de dibujo, y no sé sé por qué lo hago. Ni siquiera lo pienso. Sólo empiezo a trazar líneas y cuando me doy cuenta es a Faith a quien dibujo. Observo cada uno de ellos, analizando todos los detalles. Su pelo, su sonrisa, sus ojos, sus labios… Suspiro.
     -¿Qué me estás haciendo, Faith?

Y SIN ESPERARLO TE ENCONTRÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora