XXXI | La gloria en sus rodillas

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El dia de vacaciones al fin habia llegado, los estudiantes comenzaron a despedirse para tomar en la estación 9 ¾ para irse con sus familiares. Maeve observo como los padres abrazaban a sus hijos y bajo sus ojos al piso sintiéndose más sola que nunca, se cruzo de brazos y observo hacia otro lado.

—Adiós Maeve— movió su mano Simon y le sonrio, la joven le regreso la sonrisa y lo vio alejarse.

—Los dejare en casa de los Weasley en donde pasarán sus vacaciones— hablo el director llegando hasta todos los estudiantes.

—Pero no haremos nada divertido— exclamó Golden ante esa idea, para la mala suerte de la chica tenía que pasar sus vacaciones con su ex novio y amigos del mismo.

El hombre los miró a todos.

—Se que encontraran alguna forma de divertirse, ahora, tómense las manos, nos transportaremos a la casa de los Weasley.

Victor miro a su lado  a Maeve y del otro lado a Golden, ambas chicas estimaron su mano, sintió la cálida mano de Maeve pero esta ni siquiera lo miro.

En un abrir y cerrar de ojos la estación de King Cross desapareció ante sus ojos y un lugar lleno de pasto y a lo lejos la casa de los Weasley.

—¡Una carrera y quien llegue al último come la primer gragea!— exclamó Damian Nott.

Los chicos asintieron y salieron corriendo hacia la casa, Maeve y Golden se observaron de reojo y caminaron a paso lento hacia la propiedad.

Victor las miro alejarse ¿Como podían ser hermanas? No tenían mucho parecido.

—¿Te quedaras ahí?— pregunto su padre detrás de él.

El joven se giro a su padre y le sonrio.

—Lo he pensado bien y creo que me gustaría pasar las vacaciones contigo— le habló, su padre alzó una ceja— No hemos tenido una relación en vacaciones de padre e hijo y creo que ya tengo la edad para comenzar ayudarte en los negocios familiares y ser tu mano derecha ante los problemas del mundo mágico, me gustaría aprender más de ti.

El hombre coloco una mano sobre el hombro de su hijo y le sonrio.

—Eso es una idea que me hace muy feliz hijo— el adolescente sonrio aún mas— Pero no estas en la edad para entrar a los negocios, sigues siendo un niños y tu deber es estudiar y divertirte.

La sonrisa de Victor se borro de su rostro.

—Algún día tomaras mi lugar y lo harás con responsabilidad, pero ahora lo único que quiero para tus hermanos y para ti es que sigan viviendo la adolescencia que yo no pude tener. Ríe, llora, enamorate, equivocate, eres un adolescente y está etapa no regresara jamas— el hombre beso la frente de su hijo y le sonrio— Eres mi orgullo hijo y siempre lo seras pero por ahora tu ocupación ser adolescente, si no vives tu momento, algún día lo lamentaras y eso ya no regresara.

—Mi Lord— hablo el hombre lobo de nombre Greyback colocándose dentro del hombre y haciendo una reverencia— La junta comenzará en una hora.

—Así es mi lord, no querrá llegar tarde— opino su otro hombre de confianza llamado Scabior.

Victor miro a sus hombres y asintió con la cabeza.

—Gracias, pero un lord como yo jamas llega tarde, los demás llegan antes de tiempo— regreso su vista a su hijo— Debo irme y por favor, no le saques más canas al pobre de Arthur.

El menor le sonrio y antes de que su padre desapareciera hablo.

—¿Padre?— el hombre se giro a ver a su hijo— ¿Alguna vez creíste que tener la gloria en tus rodillas era lo que más querías?

El hombre pensó las palabras de su hijo y luego hablo.

—Era lo que más quería en el mundo a tu edad, quería el poder y manejar al mundo mágico a mi antojo— contesto su padre recordando su adolescencia — Luego pensé en las personas que me rodeaban y que lastimaria si tomara aquella decisión y me pregunte ¿Realmente vale tener la gloria cuando voy a perder lo que más anhelaba por años?— le sonrio— Jamas cambiaría mi decisión, ni a mis amigos, ni a tu madre y mucho menos a ustedes, aprendí que aunque nací siendo villano yo podía cambiar mi destino, quise ser el salvador en vez del destructor. Recuerda que las decisiones que tomes te arrastraran por siempre e influira siempre en tu futuro.

El padre le sonrio a su hijo y luego hizo una seña a sus hombres, unos segundos más tarde desapareció, el joven miro la oscuridad de la noche por donde su padre había desaparecido y decidió al fin llegar a la casa de los Weasley, un golpe en el patio hizo que se asomara y miro a Arthur Weasley detrás de un objeto muggle.

—Buenas noches Arthur— saludo al hombre lleno de canas blancas entre el poco cabello rojo que le quedaba

Arthur se golpeo en la cabeza ante el sonido de la voz y Victor hizo una mueca.

—Lo lamento, no quería espantarlo y que se golpeara por mi culpa.

El hombre la sonrio.

—No ha sido tu culpa— lo miro y tomó un pequeño trapo para limpiar sus manos— Te creía dentro de la casa, ya todos están cenando ¿No tienes hambre?

—Estaba hablando con mi padre— le contesto y se sentó a su lado mirando el objeto muggle— ¿Sabe lo que es?

Arthur miro el juguete de colores  y negó con la cabeza.

—No tengo idea—negó el hombre y lo miro— ¿Alguna idea?

Victor negó tomando el pequeño cubo de colores.

—¿Sirve?

—Bueno, yo espero que si, aunque aun no le encuentro una utilidad, creo que es un juguete— lo miro— Deberías quedartelo, tal vez puedas arreglarlo.

—No—le tendio el juguete de colores al hombre—Se ve difícil.

—Las cosas difíciles son las satisfactorias al lograr  resolverlas— le dijo el pelirrojo y le sonrio, el hombre se levantó del piso— Vamos adentro, Molly debe estar asustada al no saber nada de ti.


La gloire à mes genouxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora