VIII | Pequeño secreto

28 2 0
                                    

—De acuerdo— murmuró Maeve— Súbete arriba de mi.

—Uy— hablo Victor.

—Callate, es para desenredarnos, no te emociones Ryddle.

—Como si quisiera algo contigo— contesto el joven acotando la orden y comenzando a safar la bufanda— Abre las piernas.

Maeve lo miro y este a ella.

—Se enredo en tus piernas, ¿Como querías que lo dijera?

Maeve lo miro con la cara de pocos amigos y lo hizo, sintió como la bufanda  se desataba de ella.

—Vaya Romanoff, te gustó hacerlo con facilidad.

—Y a ti decirlo— le contesto y cuando sintió que estaba desatada se levantó del piso y acomodo su falda.

Victor se enderezó y al salir del armario tropezó derribando a la chica en el piso.

—Maldición Ryddle ¿Que te sucede?

—Me he tropezado, no te emociones tanto.

Maeve se levantó y se dio media vuelta dirigiéndose hacia el cuarto de las chicas, detuvo su andar al no saber a donde dirigirse, debió preguntar eso ante que ellas se fueran. Victor se recargo en el una puerta sin dejarla de ver.

—¿Perdida?

La joven miro a su alrededor, ojalá le atinara a la puerta que era.

—¿Podrías decirme cual es mi habitación?— pregunto mirándolo.

El chico le sonrio cueizado de brazos.

—¿Por qué haría eso por ti?

Maeve soltó un suspiro y negó con la cabeza, ¿Por qué le tenía que pasar eso a ella?

—Pero, podría decirte cual es la mía, por si gustas visitarme— le habló y soltó una risa.

Maeve lo observo de reojo, era una persona muy molesta. Victor se coloco en una puerta y la abrió, luego señalo.

—Te toca aquí, junto con Victoria y Aerys, no la olvides— se alejo por el pasillo y se detuvo en otra puerta— Y está es la mía, por si gustas venir— le guiño un ojo y la dejó sola en el pasillo.

—Idiota— murmuró Maeve.

La joven cerró la puerta detrás de ella y se sentó en la cama disponible, se dejó caer de espaldas sabiendo que aquello en el armario tendría que ser un pequeño secreto, si alguien se enteraba la tacharian más de lo que lo habían hecho.

En otra habitación, Victor observaba el techo con una sonrisa, la llegada de Maeve haría su año muy interesante.

***

Severus Snape no era el profesor más expresivo que Maeve conoció su primer día de clases, al contrario, era muy callado y sarcástico y eso le cayó bien de él, no era una persona falsa.

—¿Romanoff verdad?— pregunto el profesor acercándose a ella, la chica asintio— Debes saber que haz quedado en una casa de mucha exigencia en donde tu compostura y astucia es la clave para pertenecer aqui.

Golden sonrio desde el otro extremo de la mesa escuchando las palabras del profesor.

—Lo entiendo perfectamente profesor.

—No lo veo señorita Romanoff ya que no esta haciendo la pocion.

—Ya no hago la pocion porque ya la he terminado profesor.

Severus la observo y se acerco al celdero, evaluó la sustancia y luego le sonrio un poco.

—10 puntos para Slytherin por parte de la señorita Romanoff.

La sonrisa de Golden se borro al escuchar eso. Aerys le sonrio a Meave.

—Aprendes rápido— la felicito la rubia— Serás un gran elemento para nuestra casa.

Maeve le agradecio la palabras y miro de reojo a Victor quien la observaba desde otra mesa, apartó la mira enfocando su atención a la platica que comenzó Teddy sobre los hombres lobos.


La gloire à mes genouxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora