XLIV | Reglas que acatar

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Maeve se observo en el espejo de su habitación.

Su habitación. Jamás creyó poder decir algún día, movió sus pies balanceándolos sin dejar de pensar en la mirada que Victor le había dado antes de que abandonará la mansión Ryddle, se abrazo a sí misma y se dejo caer de espaldas sobre la gran cama de color gris, observo hacia el techo el emblema de la casa, dos troncos entrelazados y una C en el centro.

Escucho la puerta cerrarse de golpe y observo a Golden adentrándose a la habitación, portaba todo de negro y miro la habitación por unos instantes, luego, coloco su vista en Maeve.

-Jamas creí que regresaría mi hermana y seria precisamente quien me quito mi novio.

-Golden, yo no quería...

-Ahorrate tus disculpas- movió con una mano la castaña y se coloco frente al espejo, abrió un labial color rojo y miro a traves del espejo a su hermana- Supongo que ahora que eres una Carrow deben aprender ciertas reglas que debes acatar- pinto sus labios y se sonrio, luego se giro hacia Maeve- Número Uno: No le servimos más a los Ryddle, por año nuestra familia fue fiel a ellos pero ya no más. Número Dos: nada de relaciones con esa familia o familia relacionadas. Número tres: siempre usamos negro, olvida tus colores coloridos y arruiname la pupila- negó con la cabeza-Esta prohibido.

Golden miro un suéter color verde pistacho que había comprado en un basar muggle, supuso que no era buena idea sacarlo de su baúl.

-Número cuatro: siempre asistimos a las reuniones de nuestro padre y Número cinco...- se acerco a Maeve- Aleja tu presencia de mi.

Maeve asintió con la cabeza.

-Golden, yo...

-Solo nos hablaremos para cualquier situación de la familia, no te tomes libertades de hablarme con confianza. Yo te hablo, tu no lo haces- la señalo, se sentó sobre la cama y miro hacia el techo- Ojalá nuestra madre estuviera aquí, ella nos ayudaría con todo esto.

La puerta se abrió y entró un elfo domestico quien dejó un periódico sobre la cama de Maeve, hizo una reverencia y abandono la habitación.

Golden tomó el periódico y sus ojos azules se ampliaron al ver la nota de primera plana.

-No es cierto...-murmuró y Maeve la observo, Golden abrió el periódico y comenzó a leer.

-¿Que sucede?

Golden enseñó la nota.


Ascenso al poder: el nieto de Lord Voldemort ha tomado el mando que le corresponde.

Según informes cercanos, esta mañana Victor Ryddle de la Cour acaba de tomar el mando de su padre convirtiéndose en el nuevo Lord.
En otras noticia se habla del abandono de la familia noble Carrow a la familia Ryddle creando su propio imperio.

¿Acaso se aproxima otra guerra?
¿Los Carrow aspiran a tener más poder que los Ryddle?

¿Quien de las dos hijas del hombre Carrow aspira a ser la esposa del primogénito de Victor Ryddle?

-Esto es una locura- dejo el periódico sobre la cama, Maeve parpadeo ante la última pregunta- Ahora nos han dejado como unas...- se callo buscando las palabras y luego soltó un suspiro- Todo esto sería más llevadero si nuestro padre no hubiera roto relación con los Ryddle.

Maeve solo la escucho.

-¿Que clase de ropa es esa?- pregunto Golden mirandola, hizo una mueca mirando su maleta- Cuantos colores extravagantes- negó con la cabeza y la miro- Mira Maeve, se que no comenzamos como debíamos, yo soy una loca psicópata que te odio desde que te vio porque obtuviste la atención de mi ex novio pero no por eso debemos vernos de esta manera, para nuestra mala suerte somos hermanas y debemos erar unidas en contra el.

-¿En contra de Victor?

Golden la miro y negó con la cabeza.

-En contra de nuestro padre- le murmuró y se levantó de la cama- El quiere un poder que no puede obtener, estar de este lado nos hace el perdedor y sabes que yo no pierdo- miró la maleta de Maeve- Ahora, ponte lo más decente que tengas y vamos a comprar ropa.

-¿Vamos a comprar ropa cuando existe un gran problema colo este?- le pregunto Meave, incrédula.

-Es lo mejor que podemos hacer, además, no puedes seguir vistiendo así, ¿Quien te viste? ¿Dolores Umbridge?

Maeve alzó una ceja al escuchar el nombre.

-¿Quien es Dolores Umbridge?

-Fue una perra loca que vivió hace muchos años. Era peor que Voldemort, el padre de nuestro nuevo Lord y tenía una frase célebre: "No debo decir mentiras"





La gloire à mes genouxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora