XLV | Engañar esta en su sangre

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—No— negó Golden con una copa de alcohol en la mano mientras miraba la vestimenta de su hermana, se giro hacia la mujer que atendía la tienda— ¿Tendrá uno más negro?

Maeve la miro.

—No creo que exista uno más negro que esto— negó.

—Maeve, existe algo más negro que el negro y se llama "Oscuro", lo creo nuestro nuevo Lord.

Maeve asintió con la cabeza y por el espejo la miro.

—Creí que odiabas a la familia Ryddle pero no hablas con desdén cuando los mencionas.

—Corrección, hablo mal de Victor, yo le puse el cuerno, el luego lo hizo contigo y a parte te apostó, no mezclo a toda su familia en los asuntos— le dio un sorbo a su bebida y sonrió al ver Maeve con otro atuendo— Ese.

Maeve se seguía mirando al espejo y luego asintió con la cabeza, no se le veía tan mal. La campanilla del lugar sono y Golden apartó la mirada de su hermana y sus ojos azules se ampliaron al ver quien había llegado, sonrió para si misma.

Victoria Ryddle se aproximó a un vestido negro y Maeve la miro de reojo reconociéndola enseguida.

—¿Ya no saludas a tus amigas?— pregunto Golden alzando una ceja.

Victoria se giro y sonrió al ver a la castaña.

—Gold, no te había visto— se acerco y depósito dos besos en la mejilla de su amiga.

—Tu y tu estilo francés.

—¿Que querías? Viene en mi sangre...— apartó la mirada y le sonrio a Maeve— Se te ve bien ese vestido, me encanta.

Maeve le sonrio agradeciéndole, la sonrisa de Victoria era genuina.

—Se que las cosas entre tu familia y la mia no están nada bien y todo por culpa del idiota de mi hermano— miró a ambas hermanas— Pero, sabrán que el pasado 31 de Octubre fue nuestro cumpleaños y debido a la escuela decidimos postergar el festejo hasta diciembre, yo les mandare las invitaciones con una lechuza.

Golden asintió con la cabeza.

—Ahi estaremos.

—Victoria ¿Donde nargles estas?

Maeve se tenso al escuchar la voz de Victor y regreso su vista al espejo, segundos más tarde el apareció cerca de ellas.

—¿Donde estabas?

—Tranquilo, aliviate un poco— pidió su melliza.

Victor observo a su alrededor, Maeve y el se observaron y luego se sonrieron.

—Hola Maeve— sonrió tontamente el jóven.

—Hola Victor— le regreso el saludo con la misma sonrisa.

—Dejen sus romaneces y cursilerias fuera de esta tienda, me empalagan— interrumpió el momento Golden, Victoria río.

—Hola a ti también Golden— saludo el joven.

La joven sólo asintio con la cabeza en forma de saludo.

—Victoria, no puedes llevar eso— negó el joven mirando a su melliza, llevaba un vestido rojo— Nuestro padre quiere algo que nos identifique.

—¿Algo que te identifique? Engañar, eso esta en su sangre— hablo Golden mirando a Victor y Victoria rio, luego les sonrio— Ah, lo siento ¿No hablábamos de eso?

Victor se callo y luego miro a su hermana.

—Ire a pagar, te espero afuera— anunció y miro a las hermanas Carrow— Maeve— le sonrio y luego borro su sonrisa mirando a la otra chica — Golden.

Victoria asintió con la cabeza y cuando se alejo soltó una risa junto con Golden.

—¿Cuando lo dejaras tranquilo?

—¿Tengo que hacerlo?— le contesto con pregunta mirandola.

Maeve observo por donde se había ido el joven, Victoria se despidió de ambas y luego fruncio el ceño al ver una hechizo de color azul salir de la varita de un niño.

—¿Que es eso?— pregunto y su hermana miro hacia la ventana.

—Un patronus— le contesto tomando más prendas que pagarían— Llegando a casa te enseñaré a hacer uno, ahora vamos a pagar.

La gloire à mes genouxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora